Natalia.
Entre a la casa de Valen dejando la llave en la mesa del teléfono, subí rápido hacia su habitación para empezar a guardar mis cosas en mi mochila, una vez que termine me senté a esperarlo.
los minutos se sentían como horas eternas y las palabras en mi mente daban mil vueltas para encontrar que y como decirle sin hacerle daño, le mande mensaje a Pablo diciéndole que me esperara fuera de la casa en unos minutos, unos pasos me sacaron de mis pensamientos y mire con nervios hacia la puerta.
-¿Natu?-me miro confundido, miró la mochila con mis cosas.-¿Natalia, que pasa?-baje mi vista y suspire.
-Me voy.-susurre, vi como su cara cambio completamente.
-No te puedes ir.-susurro, cerró la puerta detrás suyo.-Aún no completas para los boletos de avión.-me levanté de la cama y me acerque a el.
-Me faltan unas dos semanas, es lo mejor para los dos.
-¿Lo mejor?-me miro sin entender, asentí.-Aun me faltan dos meses para irme, no te puedes ir ya.
-Valentin, separarnos en ese entonces va a hacer aún más difícil.-mordí mi labio, tome su mano.
-¿Separarnos?-Abrí la boca para hablar pero me interrumpió.-¿Acaso las veces que me dijiste que amabas era mentira? Natalia, te di todo de mi, yo te amo como no tienes idea.-se llevó las manos a la cara.-Lo de la semana pasada cuando te hice la cena sorpresa, me entregue a ti.-su cara se llenó de lágrimas.
-Todas las veces que te dije te amo fueron de verdad, y lo sigue siendo.-trague saliva, limpie sus lagrimas con la manga de mi buzo.-Yo tambien te amo, me vuelves loca, y estoy agradecida con la vida por ponerte en mi camino porque si no fuera por ti probablemente estuviera viviendo en las calles y estando drogada hasta el culo.-mis lagrimas aparecieron.-Te amo porque me hiciste ser mejor persona pero tu tienes un gran futuro y no pienso quedarme a estorbarte.
-Natalia, por favor.-susurro.
-Valentin, no me lo hagas mas dificil.-lleve mis manos hacia mi cara.-Por favor.
Se acercó a mí, juntó su frente con la mía y me miró a los ojos.
-No quiero terminar lo nuestro.-susurró cerca de mis labios para luego besarme, nos separamos, mi celular vibró avisando que era Pablo esperándome.
-Ya me tengo que ir.-tomé mis mochilas y pase a su lado, su agarré me detuvo cuando estaba por bajar.-Valentín suéltame.
-Nunca, no te vayas...-lo miré a los ojos, miré a su madre detrás de él viendo toda la escena con una pizca de alegria porque me iba.
-Tú madre tiene razón.-volteo a verla.-Eres mucho para mí...
-Valentin, hijo...-lo tomó del brazo.
-NO TE METAS...-me soltó de su agarré y aproveché para bajar corriendo las escaleras.-NATALIA, POR FAVOR.-sus gritos se escuchaban por toda la casa, su madre estaba tratando de detenerlo.
Abrí la puerta para encontrarme a Pablo sin entender, lo miré y asentí, aceleré mi paso al escuchar su voz más cerca y como su madre le gritaba que no valía la pena.
-Sube y arranca.-subio al auto y lo prendió, lancé mis cosas en la cajuela.
-NATALIA...ESPERA.-se encontraba en la puerta de la casa, cerré la cajuela y subí lo más rápido que pude.
-VAMOS PABLO, ¿QUE ESPERAS?-piso el acelerador y arrancó, mire por el espejo retrovisor para verle en medio de la calle con la mirada hacia el coche, se cubrió la cara con ambas manos y su imágen desapareció al momento en el que el coche doblo la esquina.
-Cuando lleguemos a casa te puedes dar un baño para que te calmes.-me miró de reojo.-Mi familia está feliz por tenerte aunque sea por poco tiempo.
-Llevame a casa de mi padre.-solte de repente.
-Pero, Natalia...
-Valentín sabe donde vives, estoy segura de que me va a ir a buscar...-suspire para intentar desparecer el nudo en la garganta.-Solo voy a intentar, Valen no tiene saber dónde estoy.
asintió, suspiró para luego cambiar la ruta hacia la casa mi padre, el camino fue silencioso y eterno a mi parecer. Se estacionó frente de la casa, la miré por unos minutos.
-¿Estas segura? Aún podemos dar la vuelta e ir a casa.-no respondí, abrí la puerta y baje del coche, caminé aún improvisando que decir.
Mire hacia atrás para ver a Pablo qué estaba recargado en el auto mirando con preocupación, regresé mi vista hacía la puerta y toque el timbre.
Unos minutos después apareció el frente mía, su presencia aún me intimidaba.
-¿Natalia?-su cara era una confusión absoluta.
-La misma.
-¿Que haces aquí?
-Necesito un lugar donde quedarme.
-¿Qué? ¿Tu noviecito ya te dejó? Ó ¿ya no tienes dinero para drogarte?, No te puedes quedar aquí, Camila tiene 4 años y puede agarrar tus porquerías.
-Si te refieres a las drogas, llevo meses limpia y sólo tomó medicamento para mí ansiedad.-suspire.-No me quedaré mucho tiempo, solo unas dos semanas y me voy a México.
Se quedó mirándome fijamente por unos minutos, suspiró y asintió.
-Esta bien, te quedarás en habitación de “visitas”.-hizo comillas con los dedos.
-No hay problema, Gracias.-voltee a ver a Pablo y asentí.-Ire por mis cosas, ahora vengo.
Fuí hacia Pablo, me sonrió y me dio mis cosas.
-¿Estás segura? Aún nos podemos ir Natu.
-Estare bien, Pablo.-suspiro para luego abrázame.
-Cualquier cosa llámame o alguno de los chicos, estaremos al tanto.-asentí, me separé de él para darme media vuelta y caminar hacia la puerta la cuál estaba abierta. Dude unos segundos antes de poner un pie dentro.
-No te va a pasar nada, no seas ridícula Natalia.-su voz me hizo sobresaltar, entre por completo y cerré la puerta detrás mío.
Me hizo una seña para que lo siguiera hacia la parte de arriba, paré en seco al mirar la que solía ser mi habitación convertida en una para una niña pequeña.
-Vamos, no tengo todo el día.-abrio la puerta de la habitación y se hizo a un lado.-Solo no hagas mucho ruido, Camila está durmiendo.
Entre a esta mirando a mi alrededor, el ruido de la puerta al cerrarse me hizo sobresaltar, solté un gran suspiro y me senté en el colchón que se encontraba en el piso. Toda la habitación estaba llena de cajas, mi celular empezó a sonar.
Ví su nombre en la pantalla “Oliva”, dejé que la llamada se perdiera y al minuto me llegaron mil mensajes.
“Natalia, te amo”, sentí cómo el corazón se me hacía pequeño y un nudo en la garganta se hizo presente para luego soltar en llanto.
