☬ 56장

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Estaban solo los dos. Sin embargo, no entendía lo que le decía. Cada palabra entró a sus oídos como si no fueran más que inexplicables artimañas.


– ¿Qué dices? Tn no sería capaz de eso. Tú la conoces, no es así.

– Sí, lo es –aseguró, intentando retener que los rastrillos de la pena se lo tragaran a estragos.

– Es capaz de eso y más –la miró convicto– Quisiera poder estar de acuerdo contigo, pero ya me he equivocado todos estos años, que solo me sirvieron para convertirme en el más grande ludibrio de nuestra especie. O peor, aún, el de todas.

– ¿Cómo me dices eso, JiMin? Creí que ya todo estaba yendo bien entre ustedes, y que todo había quedado atrás –intentó explicarse– Tn vino aquí, a buscarte, estaba junto a nosotros.

– ¡Listo! Llegué familia, tarde pero aquí estoy. Mejor es tarde que nunca, ¿No es así? –respiró la densa tensión, dejando de menear las llaves de su auto– ¿Qué pasó? ¿Llegué en mal momento? ¿Por qué esas caras de funeral? ¿Quién se murió ahora?

JiMin renegó bufando por su tardía presencia, poniéndose de pie, peinando su cabello hacia atrás de mala gana, sin molestarse en mirarlo.

Su lobo a penas, podía tolerar la gigantesca conmoción que le estrujaba el alma entre cadenas bañadas ácido que le ardían en llamas desde hace horas, como para tener que aguantar algún pequeño desliz más, por parte del menor de los Park.

– Pero, pero... ¿Qué fue el mal que yo dije?

– No de lo que dices, sino de lo que hiciste. Llegas tarde.

La energía de su hermano mayor era tan espesa, que lograba atarantar hasta a los lobos de sus dos fraternos menores.

– ¿Tuve yo la culpa de algo?

El mayor rezongó impacientándose. Su genio escaparía pronto de sus manos.

– JiMin, ven aquí, siéntate –pide Wendy trayéndolo de nuevo al centro de su camisa– Tenemos que hablar. Los tres. No es momento para uno de tus arranques, menos en estas circunstancias ¿Sí? Te pido que te calmes. Haz un esfuerzo.

JiMin igual se alejó de ellos, un metro más allá.

– Ahora, explícanos con cada uno de los detalles lo que me acabas de decir. JungKook, tú también hazlo. Siéntate allí y presta atención.

– Bien, bien. Parece más importante de lo que pensé –se sentó en uno de los sillones comenzando a preocuparse– Estoy muy perdido. Todos afuera están de un lado a otro y nadie me quiere decir lo que ocurre. Mucho menos, tu señora esposa, JiMin.

Lo mira antipático de su cónyugue.

– Le pregunté a una Beta qué era lo que pasaba, y la señora "Soy la líder y deben obedecerme", no la dejó decirme ni una sola palabra. No sé si es porque ya se olvidó de mí. No sé, pero ni la hora me da –enfatizó con desdén– Verdad, ¿Dónde está Tn para que la ponga en su lugar? ¿Ya se fue? Hace rato debió estar ella a cargo. Esa de afuera es una amargada.

– JungKook, cierra la boca –ordenó su hermana, no le ayudaba en ser condescendiente– Luego te quejas, ¿Okey?. Si es que hay tiempo. JiMin, sé claro ahora sí, por favor. Ya estamos aquí.

Este suspiró controlando su repentino fastidio e irritación. Tomó aire, a ver si así podía dejar de sentir como su vena de la esquina frontal le dejaba de palpitar.

– Habrá una guerra –no había forma bonita de decirlo.

Los dejó en blanco. Hizo acopio de paciencia, para no perder los estribos.

•𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐋𝐮𝐧𝐚• [PAUSADA] [𝐉𝐢𝐌𝐢𝐧] [Temporada#02 MPM] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora