•𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐋𝐮𝐧𝐚• [PAUSADA] [𝐉𝐢𝐌𝐢𝐧] [Temporada#02 MPM]

☬58장

Narradora

Horas atrás. 10:56pm

Tocan la puerta alertando todos sus sentidos, haciendo que se sentara con dificultad por el peso de las cadenas.

— ¡No quiero a nadie aquí!

— Mi señora, mi Lord-

— ¡Tu Lord se puede ir a la mismísima mierda! ¡¿Me oyes?! –grazna– No quiero a nadie aquí he dicho.

— Señora, tiene que tomar su medicina. El señor Lerman insiste en que se recupere.

— ¡Que no quiero a nadie, mierda! –ruge entre lágrimas sacudiendo de la rabia las pesadas cadenas– No los quiero desgraciados. ¡Déjenme en paz!

Nada más que sus sollozos hacían eco en toda la habitación después de estallar. No ha parado desde que llegó. Se retuerce y solloza del dolor cada vez que la consciencia le aviva sus peores pecados, sometiéndola a una dura penitencia sin fin.

Cae sobre sus rodillas abrazándose consigo misma rogando porque el dolor pare, en un vago intento de darse protección.

«No quiero a nadie... solo déjenme en paz»

Parece que quiensea que estuviese detrás del portón se acaba de rendir; lo agradece. El silencio comienza a acunarla para que pueda curar la herida con sus propias lágrimas.

Ver a quienes solo disfrutan de su sufrir, era lo que menos quería. Perdería la cabeza, si lidiara con alguno de ellos ahora.

Estaba a un hilo de perder la cordura.
Sus dedos se arañan el cuero cabelludo perdida en su soledad.

Reprime un sollozo, mordiendo su labio inferior, para así poder desfogar en un extenso suspiro al menos un poco de su cansancio emocional.

«Paz... solo quiero paz» pedía.

— Señora, por favor.

—  A la mierda –masculla, obligándose a reprimir su consuelo.

— Déjeme dejarle solo esto, será rápido.

—  ¡Que no! ¡¿Estás sorda o hablo ruso?!

Abientan los portones capturando su atención, levantando su cabeza en dirección a esta.

— ¿Por qué no has comido aún? –demanda y lo ve fijamente enfrentando el intenso rojo terciopelo de sus rubíes– Te estoy preguntado.

— Simplemente no tengo hambre –espeta mordaz.

El vampiro ladea por segundo la quijada.

— Como quieras. No te rogaré para que lo hagas. Te pudrirás sola, entonces –mira a la mucama– Mei, retírate. Y ya que la señora no comerá ni un poco, dásela a los cerdos que llevan una semana sin comer.

La pequeña mujer de al parecer una avanzada edad, mira con preocupación a la morena y luego a su amo, quien la espanta con solo su mirar.

— Sí, mi Lord –desaparece dejándolos solos.