Capítulo 25

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Jamás había estado tan confundida. Desearía estar exagerando.

Dijiste que querías quedarte. Por ahora. ¿Qué significa? No pude preguntártelo ayer, porque te veías muy tensa, y no quise apartarte. ¿Significa que al menos estás considerando el estar conmigo? ¿Y qué significaría para nosotras dos?

No confías en mí. No puedes confiar en mí. Siendo honesta, me asustaría un poco si comenzaras a hacerlo de la nada. No lo merezco. Aún no. Pero - ¿estás dispuesta a dejarme que gane tu confianza? Y - ¿por qué?

Esto se está convirtiendo rápidamente en un cuestionario más que en un diario. O en una colección de cartas. Posiblemente ese nombre le queda mejor.

Mi cabeza de verdad duele por pensar tanto. Los mismos pensamientos, una y otra vez.

Fuiste tan... tú, anoche. No podía creerlo. Pensé que despertaría en cualquier momento, por ello me aferré tanto como pude. Temía mirarte de alguna mala manera, temía respirar demasiado fuerte, porque estaba asustada de que tales acciones desaparecieran todo con un mal movimiento.

No puedo descartar la sensación de que esto es una perfecta ilusión, y de que pronto se hará añicos. Ya sabes, como un espejo. ¿Tú también lo sientes? ¿Es por eso que estás tan desesperada por continuar así?

¿Alguna vez sabré las respuestas para todas estas preguntas?

*

Lisa se va con un tentativo beso, y Jennie se queda parada en su pasillo por un buen rato después de aquello, con sus dedos presionados en sus labios y con la mirada fija en la puerta cerrada. Luego, suspira, da la vuelta y regresa a su habitación para alistarse para su jornada.

("Estoy libre en la noche." Lisa de repente le dice en su incómodo desayuno. "Si no tienes planes, podríamos vernos otra vez."

Jennie asintió y parpadeó observando su plato, sin confiarse para hablar.)

Al principio, no iba a aceptar la (apenas) oferta de Lisa. Por un segundo de repentina claridad, pensó para sí que un poco de distancia probablemente les haría un bien. Pero es Lisa. Y cuando se trata de Lisa -- últimamente, ha perdido la capacidad de pensar claramente.

Es por eso que se encuentra frente al edificio de Lisa. Otra vez. Esperando no toparse con su dulce, si acaso levemente intimidante, vecino y su ruidoso perrito. Sabiendo que preferiría antes a ese vecino que a Jamie.

(Hay una horrible sensación en su pecho por la que se odia a sí misma. De que esto sea un cruel montaje organizado por Lisa, y de que está a punto de volver a tener la desagradable sorpresa de encontrarse a Jamie con ella, en una situación mucho más comprometedora y con mucho menos ropa. Pero esta es Lisa, Jennie se dice. Lisa nunca haría algo como eso.)

Sin embargo, no puede evitar la sensación. Se asienta como una piedra en su estómago mientras sube despacio por las escaleras, pasa la recepción y entra al ascensor. Tilín, se escucha, y un segundo después, está de pie en el largo pasillo, tratando de controlar su respiración.

Detente. Cálmate. Es Lisa.

Exacto.

Da un respiro profundo, reajusta la botella de vino en sus manos y camina hasta la familiar puerta. No está cerrada con llave. El corazón de Jennie da un salto y cae.

Lisa y los labios de alguien más presionados en su cuello mientras las manos de alguien más--

Ella traga y frunce el ceño - ya sea para sí misma o por la posibilidad de que Lisa sea capaz de hacer algo así, no está segura. Cree que es la primera opción, y abre la puerta con la determinación que no siente.

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora