Capítulo 11

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"Lo siento," así la saluda Lisa cuando abre la puerta. "No llegué muy tarde, ¿o sí?"

Jennie sonríe. "Considerando que sólo somos nosotras dos, llegas justo a tiempo." Traga saliva. Inhala para mantener sus latidos en estado neutral. Sólo ellas dos.

Una chispa se refleja en los amplios ojos, la cual no es más ni menos que una alegre, antes de que Lisa se remueva de pie, algo incómoda sosteniendo una bolsa café de papel contra su pecho. "Entonces..."

"¡Oh! Sí, entra," Jennie se hace a un lado, señalando que entre. No está segura si los nervios que corren por su cuerpo son los suyos propios o son un reflejo de los de Lisa. Podría ser una combinación de ambos. No ha visto a Lisa después su cita nocturna hace una semana cuando le propuso pasar el día festivo juntas, y no puede mentir acerca de estar nerviosa, una anticipación casi vertiginosa da vueltas en su estómago al dejar entrar a Lisa. Esta semana entera se la pasó preparándose sólo para una noche.

Las mejillas de Lisa están enrojecidas por el frío, y su abrigo está desabotonado, colgando ladeado en su figura. Está inusualmente agotada mientras mira a Jennie, sin saber muy bien qué hacer con sus manos, y Dios ayúdala, Jennie desea que quisiera ignorar la delicada punzada en su pecho por la vista frente a ella.

Pero no lo hace. Todo lo que quiere hacer es reír y alborotar su ondulado cabello aún más y hacerla que la persiga por todo el apartamento hasta que-- "¿Condujiste directo hasta acá desde la gala?"

"Sí," Lisa le responde de inmediato, claramente deseando dejar atrás la incomodidad en la que piensa que se encuentran. "Robé una pequeña cosa, también," una silenciosa sonrisa traviesa se coloca en sus labios al levantar la bolsa para que así, Jennie pueda distinguir el contorno de una botella.

Rueda los ojos y se mueve para ayudar a Lisa con su abrigo. "Difícilmente cuenta como robado cuando tú eres la que pagó por todo."

"La compañía pagó por todo," Lisa la corrige. Probablemente quiso sonar más firme, pero Jennie sin problemas nota el cambio de su respiración cuando se acerca a ella. Presiona su cuerpo contra la espalda de la más alta, por un efímero segundo. Sólo para sentirla.

Ha pasado una semana, después de todo, y nunca ha negado lo bien que Lisa puede hacerla sentir.

Lisa hace un delicado movimiento al deslizar su abrigo para quitárselo, y lo siguiente que Jennie sabe es que están cara a cara, mucho más cerca de lo que ha anticipado. No quiere dar un paso atrás.

"Hola," Lisa murmura, ladeando la cabeza hacia la derecha. Muy cerca. Jennie la mira humedecer sus labios, la repentina y profunda urgencia de ser quién lo haga por ella es aterradora.

"Hola," le responde en un susurro. "Hi - hice la cena."

Lisa suelta un sondito de 'um' sin compromiso, aún estudiándola. Luce más confiada ahora que justo hace unos segundos. Como si estuviera absorbiendo a Jennie, dejándola débil de las rodillas.

"Hay pollo," continúa diciendo, tragando saliva bajo la inquebrantable mirada fija de Lisa. "Y pastel de carne." Lisa se inclina mientras ella habla. Despacio. Jennie no tiene ganas de retroceder: en lugar de eso, mira cómo sus manos se dirigen hacia los hombros de Lisa, sintiendo la suave y bonita tela antes de aventurarse al cabello de Lisa, igual de suave e igual de bonito. "Espero que te guste," respira débilmente.

"Estoy segura que sí me gustará." Lisa está tan cerca que puede sentir su aliento golpeando sus labios cuando responde. En este, hay un ligero toque de tabaco, y Jennie frunce el ceño, pero antes de que pueda comentar algo, la boca de Lisa reclama la suya, y todo lo que suelta es un pequeño gemido, directo a los labios de Lisa. Un gemido que Lisa traga ávidamente, aprovechando la oportunidad para pasar su lengua por su labio inferior antes de juntarlos con los de Jennie.

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora