Capítulo 42

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Lisa sigue sin mirarla y ella no mira a otro lugar que no sea Lisa. No luce devastada; ni triste. Está... pensativa, de nuevo. Justo como lo estuvo más temprano, en su excursión. Pensativa e intranquila, mientras claramente contempla algo que aún no le dice a Jennie.

Ahora está comenzando a arrepentirse por la decisión de preguntarle de su amor pasado. Pudo haber esperado. Quizá, igual habría sido incómodo, sí, pero pudo haber esperado hasta que regresaran y hablaran de esto con la Dra. Lee presente.

(No se alegra – al darse cuenta de que de algún modo se han vuelto dependientes a su terapeuta. Pero hay cosas donde es necesaria. ¿Y esta? Esta en definitiva es una de esas cosas.)

"No esperé que lo dedujeras tan pronto," Lisa confiesa en voz baja después de un rato. Han estado sentadas en silencio por casi un minuto. Jennie contó el tiempo. La revelación posiblemente debería impactarla, mas lo único que provoca es otra ola de tristeza. Se siente – no correcta, sino concluyente. Tiene sentido, mucho sentido.

Se maldice a sí misma por no pronunciarse antes de que Lisa le diera la razón. Pudo haberla detenido. Pudo haberle dicho... pero ahora es demasiado tarde. Debió haberlo dicho, pudo haberle dicho, le hubiese dicho. Los tres pilares de su vida resurgen una vez más. Acechándola, como para recordarle que hay cosas que jamás cambiarán.

¿Jennie está destinada a causarle siempre dolor a Lisa?

Jennie inhala, fuerte, cerrando sus ojos y frotándolos para tratar de enfocarlos. Para frenar todos los pensamientos pululándose en su cabeza, como avispas listas para atacar y picar hasta que no pueda moverse. Sabe qué está ocurriendo, por lógica – la Dra. Lee le advirtió que podría haber días malos cuando sentiría que la culpa la consume, y cualquier cosa puede ser su detonante. Inclusive algo tan pequeño como quemar una rebanada de pan. Jennie recuerda reírse por esto último.

Ahora, no está segura de si volverá a reír en algún momento.

No sabe que está temblando hasta que siente cómo un par de brazos la rodean, manos acunan sus mejillas y viajan hasta sus hombros y luego vuelven a su rostro. Lisa es frenética con sus movimientos. "Jennie," ella escucha. La voz suena preocupada, y muy lejana, ella aprieta los dientes.

Respira. Concéntrate. Regresa a ella. Debes estar ahí para ella. Después puedes odiarte a ti misma.

Con un poco de dificultad, logra abrir los ojos y controlar su respiración, encontrándose con el preocupado avellana. "Estoy bien, yo – lo siento," dice, con un roto suspiro. Lisa no la suelta, pero sus manos encuentran su cintura y las deja ahí. "Estoy bien. No sé que me pasó."

Mentira. Otra mentira. Todavía le sigues mintiendo. Su labio duele cuando lo muerde con fuerza.

Lisa niega lentamente con la cabeza. "Por esto me rehusaba a contarte todo," comienza a hablar. "Sé lo que estás pensando. Pero cuando nos conocimos, Jennie – yo ya estaba lista para seguir con mi vida. Creo que ahora ya la superé, incluso antes de que te conociera." Busca sus ojos, animándola a que comprenda. "Si no estuviera lista, no hubiera dejado que esto llegara tan lejos." Pasa saliva densamente y el agarre de sus manos se tensa en su cintura. "No me hubiera permitido enamorarme de ti. Nunca lo permití con otra persona."

Jennie se dice que la escuche. Confía en ella, la Dra. Lee solía decirle. 'Confía en ella cuando te habla de sus sentimientos, sea cual sea la naturaleza de ellos.' Fue una lección importante, su terapeuta nunca falló en mencionar eso. Se preocupaba por que la culpa de Jennie no la dejara creer en el amor de Lisa cuando era crucial.

La mujer era una maldita clarividente.

Pero eso no es lo que hace que su estómago se revuelva con terror. Creen en Lisa. Sabe que no le diría algo sólo para apaciguarla sin sentirlo realmente. Lisa estaba lista para seguir adelante y volver a vivir su vida cuando la conoció.

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora