Capítulo 16

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El lado derecho de la cama está helado cuando despierta.

Es como si nunca hubiese estado ahí, Jennie piensa, deslizando su mano por la fría y arrugada sábana. Sólo otro sueño.

Pero hay un placentero ardor donde Lisa hundió sus dientes en su cuello anoche, y está deliciosamente dolorida de la entrepierna. Su cuerpo entero está tarareando con relajación. Lo completamente opuesto a cómo se está sintiendo en su interior.

Ella se ha ido. Otra vez. Por tercera noche consecutiva.

Hasta ahora, esto ha estado pasando por una semana y Jennie no tiene el poder para detenerlo. No, ella sabe - sin duda sabe que todo lo que tiene que hacer es rechazarla y Lisa ya no se aparecerá en su puerta. Claro que sabe eso.

Es sólo que no quiere que deje de aparecerse, sin importar lo vacía que se siente cada vez que Lisa se va.

Su bata se desliza con suavidad sobre su desnudo cuerpo mientras ella recuerda la primera noche con esta nueva Lisa. Fue -- diferente, musita. Definitivamente diferente, pero no esperó exactamente que fuera de otra manera. Ha sido lo suficiente ingenua, todavía, al pensar que Lisa no dejó que la tocase porque exactamente no tuvieron tiempo. Janet llamó justo después de que Jennie se dejó caer en la cama, jadeando el nombre de Lisa en su segundo orgasmo.

"Jennie, ¿qué pasó?" Su madré le dijo en un tono exigente, con la voz dura y fuerte. "Se suponía que regresarías hace una hora."

"No tengo doce años, mamá," le respondío con brusquedad, buscando un sostén y casi soltando su celular cuando Lisa se lo lanzó. No es que ese fuera un tiro violento. Es sólo que -- los abdominales de Lisa estaban en exhibición cuando hizo eso, y fue fácil distraerse levemente.

(Los labios de Lisa se elevaron por su reacción, muy apenas, y ella casi se pierde la respuesta de su madre.)

"Ciertamente estás actuando como si los tuvieras." Janet espera un segundo antes de continuar. "¿Siquiera planeas en venir a casa hoy?"

Por supuesto que ese sí, era su plan. Antes de que Lisa irrumpiera en su apartamento, trayendo consigo una ráfaga de viento invernal a mediados de mayo, Jennie sintió los copos de nieve derretirse en su piel, bajo las impacientes manos de Lisa.

Pero -- su papá estaba en casa. Esperándola. En un pequeño apartamento, pero un gran hogar, con aromas celestiales viniendo desde la cocina y las ventanas abiertas dejando entrar la calidez de la noche primaveral.

(No se sorprende al darse cuenta que prefierió que el frío se quedara.)

"Yo..." Fue gracioso. Cómo siguió volteando a ver a Lisa, buscando consuelo, como si esos cinco meses no existieran para nada.

La respuesta de Lisa fue colocarse de vuelta su camisa, y ella tragó saliva, asintiendo para sí misma. "Sí," respira contra el teléfono. "Claro que sí. Estaré ahí en veinte minutos."

"Muy bien," su mamá dijo tajante. "Entonces, te estaremos esperando." Y colgó, dejando a Jennie sola con Lisa, quien se viste silenciosamente.

(Hace escasos segundos, la tenía de regreso.)

"E," dice, sentándose despacio en su cama y mirando a Lisa abrochando velozmente su camisa. Era tan extraño - sentirse cohibida cerca de Lisa. Todo estaba muy mal. "Es mi mamá. Tengo que-"

"No necesitas darme explicaciones." Lisa sólo le da un vistazo breve cuando lo dice, y a Jennie no le tomó mucho descifrar el significado real de esa frase. No necesito escucharlo. Esto, justo aquí, lo que pasó entre nosotras - esto no es algo que requiere una explicación, o ninguna plática en lo absoluto.

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora