Epílogo

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Jennie atrapa la resbaladiza gota de sudor con sus labios, sonriendo contra la húmeda piel. Tensa y caliente, justo como la sensación alrededor de sus dedos. Los saca, lentamente, continuando a depositar una decena de pequeños besos rápidos por su cuello y hombros. Luego se detiene, con sus dedos apenas dentro.

El cuerpo bajo ella se retuerce, arqueándose por ella, buscando ser llenado. "Jennie." El quejido es tanto desesperado como frustrado. "Jennie – por favor."

Susurra un 'uhmm' en su mojado cabello, antes de inhalar su aroma. "Ya que me lo estás pidiendo de buena manera," murmura y observa asombrada, cómo delgados dedos se aferran con fuerza a las sábanas cuando entra de lleno, duro y rápido, hundiendo hasta los nudillos.

El ligero jadeo de Lisa es más dulce que cualquier grito obsceno que haya escuchado en su vida. "Dios," dice con dificultad, prácticamente escarbando el colchón con los dedos mientras su espalda se arquea, toda ella estremeciéndose bajo Jennie. "Tú – me estás llevando al límite, dios, Jennie..."

"¿Esto te gusta?" susurra, tranquilizándola. Sus dedos son gruesos; lo sabe, justo como sabe que a Lisa le gusta la sensación de estar llena. Pero por si acaso, vuelve a preguntar.

"Sí," Lisa responde, acalorada y por lo bajo, antes moverse hacia atrás, despacio. "Yo – sí. Por favor."

Ama cuán incoherente se pone la usual arreglada y serena Lisa cuando la tiene así. El cuerpo de Jennie presionándola contra la cama, la cara primero, mientras la folla hasta que ve las estrellas. Ama imaginar a Lisa, la bien vestida, elegante, imponente e intimidante Lisa dirigiendo una reunión y dándole órdenes a hombres mientras piensa en ellas. En todo lo que hicieron en la mañana, antes de que se fuera a su oficina en la planta superior. En su cuerpo entregado al deseo de Jennie, abierto por voluntad propia y expuesto ante sus ojos, manos y lengua; en su cuerpo cargando el tacto y la marca de Jennie.

Acaricia atrás de su oreja con su nariz, aún sin moverse, y deja un minúsculo beso persistente bajo esta. Lisa responde relajándose y gimiendo suavemente, su mano encuentra la que Jennie tiene desocupada cerca de su cabeza y entrelaza sus dedos.

"Te amo," Jennie susurra, y el pulgar de Lisa recorre sus nudillos, fue un poco raro debido a su posición, pero también tierno.

"También te amo."

Cuando sus labios se encuentran, Jennie traga su tembloroso suspiro, retomando su ritmo bruscamente. Más y más, hasta que Lisa está gimiendo dentro de su boca casi sin parar, y sus paredes palpitan tan rítmicamente alrededor de Jennie, que se pregunta si se está corriendo una y otra vez, sin un final a la vista. Dobla sus dedos, ligeramente, sabiendo lo mucho que a Lisa le gusta que le toque la pared posterior de esta manera, con algo de vigor – fue un descubrimiento que a ambas las hizo muy felices una fatídica noche hace varios años.

Como respuesta, Lisa tiembla y abre aún más sus piernas. Jennie desearía poder tocarle también el clítoris, pero Lisa tiene su mano en un agarre mortal, y de todos modos no quiere soltar su mano. Además, esto se acabaría demasiado rápido si la tocara ahí. Un par de frotes, y Lisa caería rendida. Y no quiere que eso pase ahora mismo.

Ella atesora cada vez que la tiene así – para cuidarla de la manera en la que Lisa cuida a Jennie. Todavía recuerda cuando no podía hacer eso. Cuando Lisa no le permitía que la tocara de la forma en que ansiaba. Ahora, se asegura de que cada vez que lo hace, sea inolvidable.

"Jennie," sale el ferviente susurro de Lisa, y Jennie se inclina para juntar sus frentes mientras se mueve encima de ella, ayudando a su mano con potentes embestidas de sus caderas.

"Estoy aquí," balbucea. "Estoy aquí, amor." Lisa deja un mojado y voraz beso en sus labios, ella sonríe. De repente, quiere reír. La dulzura de su sonrisa probablemente no cuadra con la paliza que Lisa está recibiendo, ¿verdad?

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora