Capítulo 20

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Jennie despierta con la garganta seca y un palpitante dolor de cabeza. Un dolor que hace eco en cada golpe presuroso de su puerta. No. Eso no es cierto. Cada golpe en su puerta hace eco en su cabeza, trayendo consigo una nueva ola de dolor sordo y náusea.

Su brazo se levanta, buscando a ciegas a Jisoo al otro lado de la cama. Ahí es cuando cae en cuenta que, de hecho, no está acostada en su cama. Está en el sofá, y su repentino movimiento la envía rodando al piso.

Y el golpeteo sigue aquí, haciéndose más y más persistente.

"Ugh." Suelta un quejido. "Chu. ¡Jisoo!"

Nada. O sigue profundamente dormida, o es ella la que toca su puerta. Tal vez salió a comprar comida y olvidó la llave. Por alguna razón, eso parecía tan verosímil que Jennie ni siquiera hizo el intento de verse presentable - o al menos, asemejarse levemente a un ser humano. Se pone de pie lentamente y avanza con dificultad hasta la puerta, masajeando sus sienes. Su dolor de cabeza es tan masivo que ni tiene la energía para gritarle a Jisoo para que deje de tocar.

"Espero que hayas traído algo grasoso, porque--" No es Jisoo. No es Jisoo y las palabras quedan alojadas en su garganta cuando se paraliza después de abrir la puerta aventándola, su mandíbula casi cae al piso.

Lisa la observa, su mirada es afilada y muestra enojo. Verla aquí hace que Jennie despierte, total y completamente, y con eso, llega el entendimiento. Afuera sigue oscuro.

"Qué..." Se aclara la garganta, aún estando bastante impactada por ver a Lisa fuera de su puerta. "¿Qué hora es?"

"Es casi la una de la mañana." Lisa le informa en un bajo y enfurecido tono. Oh. Entonces sólo han pasado un par de horas desde que fue con ella y conoció a Jamie. Y luego regresó e intentó ahogar todas las cosas que están pasando con todo el alcohol que pudo encontrar. El cual no fue mucho. Sólo media botella de vino. Jennie no está realmente segura si eso fue algo bueno.

Bueno. Es la una de la mañana. Eso aún no explica por qué Lisa está aquí. Y, ya que Jennie sigue un poco ebria y también tiene resaca, no se molesta en pensar antes de hablar. "Bien. ¿Qué haces aquí?"

El suspiro que Lisa suelta como respuesta es largo y exasperado. Mientras toma una pausa, Jennie tiene la oportunidad de estudiar su- ligeramente desarreglada - apariencia. Lleva jeans oscuros y una simple camiseta blanca bajo un saco negro. No hace juego, ni tampoco combina realmente, Jennie pestañea con una enmudecida sorpresa. Nunca había visto a Lisa usar algo que desentonara. Todo en su ropa son piezas de rompecabezas juntándose para formar una clara imagen. Incluso al usar los pantalones de pijama de Jennie y su camiseta interior, Lisa igual lograba lucir como una modelo, lista para sesión fotográfica con temática doméstica. Sin embargo, ahora mismo; ahora mismo luce -- bien, pero claramente no prestó atención a lo que se estaba poniendo.

Por Dios, ni siquiera sabía que Lisa usaba tenis.

Jennie cae en cuenta que ha pasado demasiado tiempo observándola sin hacer nada cuando Lisa se aclara la garganta con ligera indignación. "¿Qué hago aquí?" Su mirada taladra la piel de Jennie cuando su voz se desequilibra. Se escucha incrédula. Y cansada.

Pero Jennie también está cansada. Y sigue con resaca. "Bueno, sin ofender, pero tú más o menos ya me dejaste muy claro cómo están las cosas. Hace casi una hora. Que estés aquí es bastante contradictorio." ¿Mencionó que sigue ebria?

"Dos." Lisa dice con frialdad.

"¿Qué?"

"Fue hace dos horas."

Jennie suspira. "¿Eso importa?" Al fin sabe completamente donde se encuentra, y lo detesta. Y, quizás, por primera vez desde que se enamoró de ella - o por primera vez desde que la conoció - en serio no quiere ver a Lisa. Porque cuando la mira, no sólo la ve a ella. Mira las manos de Jamie rodeando su cintura, los dedos de Jamie arañando levemente sus abdominales y los labios de Jamie presionados contra su mejilla, cuello y ansiosa boca, y su corazón duele peor que su cabeza.

toma mi mano | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora