No recuerda cómo llega a casa. No tiene imágenes borrosas, fragmentos, o recuerdos fugaces - la puerta de Lisa, las escaleras, la calle, el taxi. No. Simplemente no recuerda, porque eso no es importante.
Todo lo que recuerda es a Lisa y a sus ojos avellana llenos de lágrimas.
¿Perdió el control en el camino a casa? ¿O fue cuando entró a su apartamento y vio el árbol ahí puesto; el papel para envolver regado en el suelo; la presencia de Lisa que seguía ahí muy presente en su sala?
Rió cuando hizo el panqueque favorito de Lisa, justo esta mañana. Lisa también rió. Lisa sonrió y dejó un beso con admiración en sus labios cuando terminó.
Lisa no quiere verla nunca más, y sus sábanas aún huelen como ellas; y la cabeza de Jennie duele casi tanto como su corazón cuando sube a su cama, con zapatos y todo, haciéndose bolita junto a la almohada de Lisa. La almohada de Lisa. Había estado pasando tanto tiempo aquí que Jennie llegó a pensar en varias cosas como propiedad de Lisa. Su cepillo de dientes está en el baño, y su toalla. Numerosos pares de calcetines peluditos y todas las camisetas interiores que olvidó usar en la mañana. Los viejos pantalones deportivos de Jennie, perfectamente doblados sobre su silla. A esta almohada y el lado derecho de esta cama, nunca los notó ser tan innecesariamente grandes.
Y ella. Ella es de Lisa, pero Lisa ya no la quiere. Justo como a todas estas cosas, ella está vacía. Es insignificante. Nula de algún propósito mientras siga cargando la marca de Lisa, su aroma y su toque, aferrados a su piel.
No pasa semanas refugiada en su habitación, oliendo las sábanas y llorando con todo su corazón - pero Dios, sí que quiere hacerlo, duele como nunca antes. Tal vez, cuando escuchó sobre el accidente de su papá también le dolió horrible. Pero ese dolor fue diferente. No es algo que pueda comparar, y en primer lugar no quiere hacerlo.
Si cierra sus ojos y pretende - es casi como si Lisa siguiese ahí.
Sueña con esa noche, cuando llora hasta quedar dormida. En su sueño, alguien toca su puerta, y la abre velozmente porque ya sabe que es Lisa.
"Jennie," Lisa dice en sus sueños, y es igual de suave, como siempre lo es con ella. Lo fue con ella. "Te encontré."
"Pero yo te perdí," responde en voz baja, y Lisa la sostiene en sus brazos de nuevo, también hay nieve cayendo al exterior de la ventana, mientras la manta las mantiene abrigadas en su cama.
"Yo misma me encontré por ti," Lisa le dice entre besos. Recolecta sus lágrimas con sus sonrientes labios. Jennie está protegida, calientita y es querida.
"No me dejes. No te alejes de mí. Por favor, Lisa, jamás te alejes de mí."
No quiere despertar. Tiene que hacerlo, pero no quiere. Ese día no, tampoco al día siguiente; ni a la semana después de esa. Su mamá dice que todo eso se le pasará. Jennie sabe que su madre está esperando a que supere a Lisa, pero ella no sabe cómo decirle que no quiere superarla. No le cuenta acerca del plan. No se atreve a pensar en ello, pero tampoco puede evitar hacer justo eso.
Jisoo está, comprensiblemente, muy enojada. "Voy a darle una paliza," le promete a Jennie cuando la ve al día siguiente que Lisa rompió con ella. "No me importa qué tan rica o atemorizante sea."
Sin duda se pone menos vengativa cuando Jennie le cuenta todo. "¿Qué mierda estabas pensando?" Sacude la cabeza, estupefacta. "No - ¿qué mierda estaba pensando Kai? ¿Cómo siquiera...? Ni sé qué decir," suspira, pasando una mano por su cabello.
Jennie en serio trata de contener sus lágrimas esta vez. Pero igual las derrama, y Jisoo suspira de nuevo antes de acercarse a ella y abrazarla fuertemente. "Oye," susurra, meciéndola de lado a lado. "Todo va a estar bien. De alguna manera. No sé. Es sólo que siento algo entre ustedes dos. Todo va a estar bien. Sólo dale tiempo al tiempo, ¿sí?"
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toma mi mano | jenlisa
FanfictionEl padre de Jennie ha sido puesto en soporte vital, y convertirse en la novia de Lisa Manoban es su última oportunidad para poder pagar las facturas del hospital. Se suponía que sería por el dinero. Insensible, inmoral, impersonal. Enamorarse de ell...