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-¿tu cómo estás?- su voz era muy suave, apenas un hilo.
Arthur presiono su frente entre la mano de Merlin, su Merlin.
-siempre me preguntas como estoy yo, pero te vas antes de responder a mi pregunta- Arthur suspiro, dejó un beso en el dorso de la mano y dirigió su mirada al rostro del ser que el más amaba.
La enfermedad demostrando su dominio en el.
Los ojos que siempre emanaban un luz, apagados como el color de sus mejillas.
Merlin le sonrió, una sonrisa cálida y tranquilizadora.

-estoy bien- le respondió, aún que Merlin estuviera postrado en esa cama, siendo privado de su libertad por su propia seguridad sabía que era mentira, sentía que hacía mucho tiempo Arthur no le comentaba su vida ¿donde había quedado todas la bromas y peleas tontas?

-no tienes por que mentirme- Arthur se levantó de la silla en la que estaba, dejando atrás la calidez y observo los ventanales, estos tenían las cortinas recogidas  dejando a la vista el jardín de las rosas.
-¿que es lo que te agobia?- Merlin sabía cuál era la respuesta a esa pregunta.
Merlin sabía todas las respuestas de las preguntas relacionadas con el rubio.
Arthur estuvo apunto de responder un sincero tu, el hecho de que en un pestañeo te pueda perder, pero se contuvo.
Sabía del complejo de culpabilidad que Merlin tenía, no quería que ahora creyera que todo esto era su culpa.

-hay muchas cosas en mente- le respondió y se giró, Merlin le sonrió de nuevo y tanteo el lado vacío de la cama.

-ven aquí y cuéntamelo- El rubio le sonrió y se sentó del otro lado de la cama, de nuevo tomó su mano y lo observo.

-mi padre quiere que tome el trono, dice que ya no está bien y yo... yo tengo miedo, hay un montón de problemas con un acuerdo de estado y ni hablar de cómo está nuestro socio más cercano- comentó con un resoplido al final.

-creo que la corona le queda muy bien a tu rostro- fue lo que Merlin pudo responder y ahí estaba el vago rastro de una sonrisa.
-¿enserio es lo único que dirás?- Merlin respiro y tomo fuerza para alzarse de la cama, el tratamiento lo estaba matando más rápido que la misma enfermedad, vio en los ojos de Arthur un destello de miedo cuando este hizo el movimiento.
Desde hacía días que el no podía sostenerse por si mismo.

-que puedo decir soy devil ante tu aspecto- su mano acarició el suave y un poco más largo de lo común. Cabello, hilos dorados. El decía eso.
Quería darle un beso, enserio que lo anhelaba pero tal vez Arthur no estaba listo para besar a un enfermo con aspecto de difunto.
No fue necesario pedírselo, Arthur lo beso, suave y lento, sus manos sosteniendo su rostro.
Era lo que necesitaba, le sonrió cuando se separó.

-no quiero subir al trono, no cuando a un estás enfermo- Merlin tomo entre sus manos las de Arthur.

-no necesitas de mi para hacer eso-

-oh Merlin... yo necesito de ti para todo- respiró un poco, quería controlar el llanto.
Arthur no era de ese tipo de hombres, el no se quebraba tan rápido... pero la enfermedad de Merlin.
Estaba ahí siendo un espectador de primera fila, viendo cómo destrozaba a la persona más importante en su vida.
Viendo como destruía las vigas que lo dos tenían en pie, viendo como dejaba nada más que tristeza y cansancio de un hombre que era tan listo y fuerte ¿cuantas veces no lo había salvado?

Merlin lo atrajo y Arthur se permitió acurrucarse entre sus brazos, la suave seda de la pijama se sentía bien.
Merlin lo arrullo, le contó historias quería que se alejara de esa realidad, el siempre conseguía que se alejara.

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Espero les guste y disfruten.
Con todo el cariño de mi para ustedes 🥰
Los leo por cualquier cosa...
Comenzamos bravas 🤣

Miedo al destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora