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Funerales, era una palabra que se llevaba tanto.
Era las últimas palabras con las que familiarizaban al ser que se marchaba.
Dejabas de escuchar los logros, para quedarse con las fraces en turno.
Era tan joven... no merecía morir... ahora está en un lugar mejor... era momento de que descansara.
Ya no había sonrisas o momentos de diversión.
¿Como se podía vivir cuando alguien que formaba parte de ti ya no está?
Arthur se observo en el espejo, el traje negro se le hacía tan pesado, pesado como una armadura y su malla.
Se quedó ahí, sin saber que estaba pasando a su alrededor.

¿Que pasó?

Todo era tan claro y a la vez tan nítido.

-Arthur- fue capaz de escuchar una voz, pero no distinguió de quien se trataba, si era hombre o mujer. Se giró solo un poco negándose a ver cualquier rostro.
Also su mano en señal de despedida y no se giró de nuevo asta que escuchó como de nuevo la puerta se cerraba.
Estaba sumergido en una gran tina.

Observo de nuevo su traje formal, lúgubre y estilizado.
Había utilizado miles de esos, día tras día y ahora se daba cuenta que le faltaba color.
~~~
-¿por que parece que vas a ir a un funeral?- Arthur se giró con molestia, le entregó la corbata negra también para que Merlin se la abrochará.

-es una reunión de estado, tengo que lucir profesional- Merlin abrocho la corbata y lo beso, sus manos se deslizaron por el cabello rubio.
Arthur imposible a resistir tanta tentación apresó la cintura de Merlin.
El traje azul marino que normalmente utilizaba en el hospital estaba ligero.

-no lo hagas Merlin- le dijo, aunque sus manos estaban contradiciendo sus propias palabras.

-una camisa roja, si una camisa roja estaría perfecta- le quito la corbata con un movimiento y desabrocho la camisa con la misma agilidad.
Después de todo era el cirujano número uno.

Esa tarde Arthur no llego a su reunión y Merlin no se presentó al hospital.

-recuerda, la siguiente reunión con camisa roja- era un susurro muy cerca del oído.

-creo que no habrá forma que lo pueda olvidar- con un movimiento dejó de nuevo a Merlin bajo el.
De cualquier forma ya no había nadie que los esperara.

~~~
Miro la cama a sus espaldas, las cortinas estaban atadas a los doseles, sábanas limpias estaban puestas, el aroma a jabón de ropa apestaba la habitación con una molestia inaudita.
Se habían llevado el olor de Merlin en un parpadeo.
Se quito la corbata negra y tomó el brillante pañuelo que Gaius le había regalado a Merlin en su cumpleaños, se había convertido en el favorito de su esposo.

No tenía el aspecto de un rey, sus ojos estaban inflamados, el rojo enlazándose con el azul de su pupila.
Se alejo del espejo, era momento de salir.
Estaba tan distraído que no presto atención a la silla delante de él, se callo.
Arthur maldijo y se levantó, su voz se cortó cuando noto que era la silla de ruedas.
No se la habían llevado todavía.
Y el futuro rey se quedó otra hora más sentada detrás de la puerta llorando.
——
Camino por los pasillos, tomando el camino más largo que pudo, aun negándose a reconocer su realidad.
Encontró a varias personas en su camino pero se negó a saludar o a tomar sus condolencias.
Siguió, recorrió los salones, habitaciones, incluso los jardines.
Recorrió con sus manos el estante de roble.
La biblioteca era inmensa y siempre lucia lúgubre y sombría, ahora Arthur la veía con otros ojos.
Tomó el libro delante de él, la caligrafía ilegible y apresurada remarcaba cada hoja.
Dejó un beso en la portada y lo guardo de nuevo.
Aunque ya no estaba ahí su imaginación lo dejó indagar recordándole la presencia de lo que bien podría haber sido un ángel.
——
Los guardias abrieron las puertas para el.
El lugar era amplio había flores blancas y muchas personas.
En la habitación se hizo de un silencio, no sabía si era él o de verdad todos esperaban  su siguiente movimiento.
Sus ojos divagaron por la habitación hasta encontrarse con la caja funebre, dejó salir un suspiro tembloroso y avanzó hacia ella.

Miedo al destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora