-¿se te ara una costumbre el llevar pañuelos atados a tu cuello?- Merlin frunció el ceño y dejó que su vista paciera por las letras del libro que estaba leyendo.
-¿algún problema con eso?- cerró el grueso libro con rapidez y sus ojos por un momento parecían ser de oro puro, Arthur sabía que era por el contrate de la Luz, justamente un rayo de luz solar estaba dándole en el rostro.
-ya eras raro antes, ahora prácticamente lo gritas- Ambos eran sinceros mutuamente.
-el chico que me gusta, cree que luzco adorable y atractivo- asta el momento en que Merlin tuvo su primer Crush, Arthur no conocía nada, el único qué tal vez tenía información era Lancelot, Merlin y el castaño se la pasaban cuchicheando mutuamente.
-¿a si?- le preguntó con el tono más desinteresado, cambio de página el libro de historia y lo observo, sus ojos siendo ahora de un color gris revolcado en azul, brillaban y no pasó desapercibido el suspiro soñador que salió de sus labios.
Utilizó sus manos para sostener su cabeza, parecía soñador.-está mañana elogió que combinará con mis ojos- vió el evidente sonrojo en sus pálidas y afiladas mejillas.
-creo que el pañuelo es de la suerte- escuchó la risita tonta que cualquier enamorado tendría -por que fue el primero que lo noto- Arthur frunció sus cejas, el fue el primero que lo noto, estaba casi seguro, el había pasado aquel martes por Merlin para que ambos llegaran juntos a la universidad, eso ya era rutina.
Cuando lo vio salir con el pañuelo rojo atado en su cuello.
-a si que no me molesta ser raro si a la persona que le gusto le gusta... ahora regresa a tu lectura sobre la guerra de los pasteles- Arthur no comentó nada, solo obedeció.
Después de todo Merlin se había convertido en su tutor particular sin sueldo.
—-Merlin no había llegado a almorzar con ellos, Arthur aún sentía hambre, no pudo robarle a nadie un poco de almuerzo.
Ahora Leon seguía perdido con una integral doble, Elyan seguía leyendo la misma página desde hacía media hora, Percival platicaba con Gwaine sobre la interpretación de un poema de la legendaria Sor Juana Inés de la Cruz y el ni siquiera había abierto su mochila.
El único que estaba tratando de trabajar era Lancelot, estaba muy concentrado en las masas moleculares.-¿intentaron llamar a Merlín?- Leon dijo, se rascaba su perfecta cabellera.
-lo hice, pero me manda a buzón- le respondió Percival.
-¿que es más importante que nosotros para el?- Gwaine mordió su manzana y se dejó caer derrotado en la mesa.
-no pudo creer que ninguno de ustedes pueda trabajar sin el- Gwen le dio un beso en la mejilla a Lancelot y acarició el hombro de su hermano.
-el pone orden y sus explicaciones son sencillas- se quejó Leon.
-el no vendrá así que pongan un poco de su parte- les respondió aunque no parecía molesta.
-¿donde está?- Gwen se quedó quieta, observo a Arthur que se mantenía estoico.
-tuvo su primera cita- la castaña sonrió -parece que tendrán que acoplarse a estudiar por ustedes mismos- escuchó la risa y las quejas de sus amigos.
Arthur estaba muy molesto para responder ¿como podía Merlin cambiarlo de la noche a la mañana?—-
Gwaine discutía con Leon sobre el partido de la noche anterior, era lunes y estaban por almorzar.
Merlin solo se había atrevido a mandarle un mísero mensaje en todo el fin de semana.-la defensiva es una basura ¿no lo crees Arthur?- Sabina que Leon solo quería distanciarlo de su mal humor.
Giró su cabeza un poco y le dio una mirada llena de rabia que dejó callada a ambos.
De nuevo giró su cabeza, sus ojos mirando al frente, un alegre y radiante Merlin venía risueño con Lancelot, el último cargando dos bandejas.
Merlin dejó un paquete en la mesa, un regalo muy bien envuelto, sonrió a todos y sentó.
Lancelot le pasó su comida y este en seguida comenzó a devorarla.
El pañuelo de un color azul marino hacia contraste con la camisa de vestir blanca y los pantalones de mezclilla.
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Miedo al destino
FanfictionLos hospitales. ¿Eran lugares terribles o buenos? Eran lugares donde se perdía o se ganaba. Lleno de historias sobre pérdidas y vida. Arthur ya había perdió a su madre ahora solo rogaba a dios que no se llevara a su Merlin. La portada no es mía, l...