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(Pasado)

Pronto se posicionaron el primer lugar, un equipo que destacaba entre los mejores.
Tras cada victoria Arthur noto algo que le agriaba la alegría.
Todos tenían alguien que los felicitara, alguien que los abrazaba y les daba golpes en los hombros o espaldas por  una culminación tan extraordinaria.

-amigo si seguimos así recuperaremos la copa- William Shantara le dijo una vez que todos habían terminado de celebrar.
Arthur agitó su puño en señal de que también estaba feliz por su victoria.

De nuevo sintiendo que no había nadie para el.
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Cuando inicio clases presenciales, compartiendo aula con más de veinticuatro personas diferentes, se sintió más tranquilo.
Pensó que sería más fácil encajar, aunque eso no pasó del todo.
Su nuevos compañeros parecían ser moldeables a su carácter.
No era divertido que todos tuvieran las mismas opiniones.
Asta que llego, un chico delgaducho, piel pálida, orejas grandes, cabello negro, ojos claros y sonrisa peculiar.
Parecía que no conocía quien era, juzgándolo y hablándole como si no tuviera nada en especial.
Al principio Arthur se molesto, nunca había sentido que alguien le hablara a si, con esa confianza.

No se cruzaban todo el tiempo y aún así las pocas veces que lo hacían el rubio pensaba que ya era algo que le gustaba que pasara.
Alguien que no bajaba la cabeza o se ponía nervioso al contestar, alguien que le solía decir con toda la confianza del mundo cuando era un completo idiota o cuando estaba siendo muy débil.

-¿esa cabeza rubia de lechuga está bien?- Arthur estaba sentado en una orilla de la cafetería, solo y oculto tras su capucha.
Estaba estresado y se sentía muy solo, siempre lo hacía.
Merlin dejó caer su mochila y se sentó frente a él, le ofreció una radiante sonrisa y le tendió un muffin.

-¿que es lo que necesitas?- le respondió Arthur dejando el muffin frente al rubio, este dejó caer su cabeza entre sus brazos.

-yo no necesito nada de ti- Merlin mordió su propio muffin y masticó, sus mejillas ahora llenas y viéndose curioso -pero tú si necesitas comer- pasó el bocado y volvió a morderlo -tus múltiples admiradores corrieron la noticia que hoy será el último partido del campeonato- termino del comerse el dulce y se limpio la boca.

-¿es lastima?- Merlin comenzó a reír de una forma ruidosa y tranquilizante.

-¿lastima? ¿Hacia ti?- volvió a reír y Arthur levantó su cabeza y tomó con precaución el muffin. -disculpa pero tú aqui eres El Niño rico que viene en un auto deportivo a la escuela, o acaballo- frunció las cejas y su dedo índice acaricio su barbilla -si una vez llegaste en caballo, y no en cualquier caballo. Si no que en un Andaluz... asta yo me impresione- Arthur sonrió por el recuerdo, era más que nada una apuesta que sin querer el de pelinegro le había dicho.

-fue tu culpa, dijiste que solo tenía autos bonitos-

-ahora recuerdo fue esa vez que trajiste tu BMW blanco y era solo un comentario sarcástico- Arthur se echo a reír.

-no era un BMW, era un Audi- mordió el muffin de la parte azucarada.

-ve mi rostro y dime si vez que tengo interés en saber diferenciar autos- después dejo un leve golpe en su hombro manchando la mejilla de Arthur -no se come primero la parte de arriba, es de abajo hacia arriba, así estas dejando la mejor parte al final-

-no sabes diferenciar autos pero si reconoces con un solo vistazo a un Andaluz, e comido pastelitos toda mi vida y esta es la manera correcta- le siguió limpiándose con una servilleta.

-me gustan los animales y es obvio que te falta barrio... lo bueno es que yo te enseñaré a ser un humilde y sencillo ciudadano-

-se llama espoir, es una de mis yeguas favoritas- era algo que nunca había dicho en voz alta, su padre solía decirle que eran datos innecesarios.

-¿así que es exportada de Francia o solo su nombre es de haya?- Arthur asintió, aún un poco sorprendido, aunque su acento al hablar francés no era bueno, era muy obvio la procedencia de la yegua.

-es de Francia y su nombre significa esperanza, creo que su nombre es perfecto llego justo cuando era necesario-

Ese día Merlin lo acompañó, platicaron la mayor parte del tiempo sobre sus gustos, burlándose de ellos mismos.
Luego se quedó ahí observando el partido y festejando cuando algo bueno pasaba.
Arthur escuchó los aplausos y como Merlin siempre parecía verlo solamente a él, no a su equipo.
Como gritaba su nombre junto a la multitud y como se alegraba cada vez que lograba ganar puntos para el equipo.

Cuando el partido terminó el mismo pelinegro corrió asta el y lo abrazo, rebosaba de alegría.

-solo quiero que no se te suba a la cabeza pero estuviste genial cabeza de lechuga... aunque... deberías de dejar los pastelillos de lado- se acercó a él como si fuera a decirle un secreto -esos pantalones te hacen ver más gordo- Arthur empujó de manera juguetona a Merlin.
Aunque el echo de que lo llamaran obeso le molestaba un poco.

-estoy perfectamente bien, eres tú quien está muy delgado y pálido, pareces un enfermo-

-un enfermo muy atractivo- Arthur puso los ojos en blanco antes de caminar junto al que supo que sería su nuevo y verdadero amigo.
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Por que la vida también tiene momentos felices. ⭐️
Nos leemos pronto ❤️

Miedo al destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora