capitulo 33

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Ya en la cama ni Alexei ni yo podemos dormir, él por su parte está tenso ya que su madre le había enviado un mensaje informándole que vendrá aquí a hablar con nosotros y yo tengo las palabras de la abuela resonando una y otra vez en mi cabeza.

—Oye —Alexei llamó mi atención obligándome a mirarlo—. ¿Está todo bien?

—¿Por qué supones que no?

—No estas encima de mí.

—No supongas que todas las noches voy a estar encima de ti —le murmuré de mala gana.

—No, espero que todas las noches lo estés, es diferente.

—Lo siento, la conversación con mi abuela me dejó pensando un poco.

—¿En qué?

—En que tanto estés dispuesto a esperar.

—¿Esperar? ¿Yo?

Me muerdo el labio, eso era lo que me temía.

—No estás dispuesto a esperar...

—Elizabeth, quiero que pienses por un momento nuestra situación, estoy aquí después de casi ocho años lejos, sobre esta cama y con ganas de cogerte ¿Por qué no te esperaría?

—Porque habrán otras mejores...

—Eso no lo sé y tampoco estoy interesado en saberlo, la que me gusta eres tú.

—¿Me amas?

Y por primera vez desde que nos conocemos, Alexei se quedó sin palabras, pero yo no me retracté de mi pregunta.

—Eso es... es una frase muy grande.

—¿Entonces cómo puedo creer que me esperarás si no me amas?

—¿Tú me amas a mí?

—Sí, te amo...

Otra vez guardó silencio.

—Está bien...

Abro un poco la boca dispuesta a protestar, dispuesta a reclamar y a pelear por eso, pero no digo nada, solo me doy la vuelta dándole la espalda y acurruco mi rostro contra la almohada para disimular las rebeldes lágrimas que se me escaparon.

—Elizabeth...

Pero no respondo, comprendo su miedo al compromiso, comprendo su necesidad de llevar las cosas despacio ya que en este mundo todo lo que hacemos es a la carrera, pero yo también necesito escuchar esas palabras para sentirme cómoda con mi decisión de esperarlo, ahora ya no estoy tan segura de que quiera pasar mi tiempo lejos pensando en él.

Pero de repente su mano se coloca sobre mi hombro, le da un suave apretón y se acercó para abrazarme.

—Basta Elizabeth, me harás sentir mal.

—Vete al diablo —le espeté contra la almohada.

—Pastelito ¿Por qué es tan importante? Sabes que estoy loco por ti, le recibí unas balas a tu padre y estoy dispuesto a hablar con él por nosotros ¿En serio esas palabras son importantes?

—Olvídalo...

—No, no me pidas eso, ven, mírame.

Yo negué con la cabeza.

—Elizabeth, si no te das la vuelta y me miras te desnudaré y te manosearé toda.

—No te atrevas —me giré de golpe—. A menos que quiera que papá cruce esa puerta con una 9MM en las manos.

Pero Alexei no dijo nada, simplemente se dedicó a limpiar mis lágrimas.

—Eres especial, Elizabeth, eres la chica más especial en mi vida, eres la chica más hermosa que he conocido en todo este tiempo, y que no te diga "te amo" no significa que mi corazón va a dejar de ser tuyo, pero siempre he pensado que esas palabras se las debo decir a mi esposa frente al altar, es el único lugar en donde me interesa decirlo.

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