capitulo 1

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Estoy mirando con sumo terror la aguja acercarse poco a poco a la oreja no perforada de Star, quien está más blanca que un papel, la noble y puritana cristiana está a punto de contradecir de sus padres perforándose las orejas y yo como buena amiga que soy sostengo su mano para tratar de tranquilizarla, por su parte Keyla la mira con una sonrisa, la maldita llevaba meses pidiéndole a nuestra amiga la oportunidad de perforar sus orejas como práctica ya que se encuentra estudiando cosmetología y, según ella, debe aprender a abrirlas bien con una persona.

—Repíteme nuevamente —le pidió Alondra—. ¿Por qué rayos estás practicando con carne  ajena?

— ¡No es lo mismo hacerlo con carne que con plástico! —le contestó Keyla alejándose de Star permitiéndole respirar nuevamente.

—¿Y por qué tiene que ser conmigo? —preguntó la chica con miedo.

— ¡No tengo con quien más! Elizabeth ya las tiene perforadas, Alondra también, lo siento cariño pero te tocó sacrificarte.

—No es un sacrificio si no hay velas rojas y negras —bromeó Alondra.

—¡Ni se les ocurra hacer eso!

—Es una broma, tontita, obvio no haremos contigo algo así, tal vez con Elizabeth.

—¿Por qué harían eso conmigo? —pregunté tratando de disimular la risa.

—He escuchado por ahí que los gemelos son especiales —me miró con los ojos entrecerrados—. ¿No tendrás por ahí algún don especial?

—Tocar el piano nada más —contestó Alondra detrás de mí.

—¡Eso no es precisamente un don! Yo hablo de controlar las cosas con la mente o leer a las personas o ¡Yo que sé! Convertir el agua en vino.

—¡Deja de decir tonterías y acabemos con esto de una vez! —le exigió Alondra con algo de impaciencia.

Cuando la aguja gruesa y caliente traspasa la oreja de Star todo se vuelve un desastre en nuestro pequeño apartamento compartido, si, un apartamento de dos habitaciones compartido por cuatro chicas, el fuerte grito de Star nos asusta y después la cantidad de sangre que sale de ese pedazo de carne junto con el rostro de nuestra amiga colocándose pálido nos espanta por completo, salimos corriendo hacia todos lados buscando como contener la sangre y tratando de evitar que la pobre chica se desmaye.

—¿En serio dolió tanto? —le pregunté a Star con una reconfortante sonrisa.

—Como si el diablo me hubiera arrojado su trinche —respondió arrugando un poco la cara cuando el alcohol etílico pasa por su nariz.

—¿Entonces no me dejarás hacerlo con la otra oreja? —preguntó Keyla un poco decepcionada mientras desinfecta la aguja.

—¿Acaso quieres que se desmaye en serio? —preguntó Alondra tratando de darle algo de aire a Star con un pañuelo.

—¡Oh maldición! ¡Olvide el maldito hielo! —exclamó Keyla revisando su instructivo.

—¡¿Qué?! —gritamos todas al tiempo.

—¡Por eso le dolió tanto! ¡No te preocupes nena! Ya traeré hielo y te juro por Dios que esta vez no te dolerá nada —le aseguró a Star antes de colocarse de pie y salir corriendo a la nevera.

—Esa maldita está loca si cree que dejaré que te traspase la otra oreja —murmuró Alondra—. En fin ¿Qué quieren hacer ahora? Y no digan ver películas, estoy harta de no encontrar nada en netflix.

—Oye Eli ¿Al fin que dijo tu madre acerca de... eso?

Yo enseguida inhale profundo.

—El problema no es mi madre.

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