capitulo 31

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—¡No lo haré y no me pidas que lo haga! —le grité a Alexei.

—Solo cinco cucharadas —me pidió él haciendo un pequeño puchero.

—Alexei, tu pierna está prácticamente recuperada, tus manos estan funcionales y eso lo comprobé anoche ¿Por qué diablos te debo dar la comida en la boca?

—Porque estoy enfermo.

—¿Y qué?

—Merezco ser mimado.

El teléfono de Alexei empieza a sonar cortando por fin la incómoda discusión que teníamos.

—¿Qué? —pestañeó varias veces y después me miró—. Mamá, tiempo sin saber de ti.

Yo me enderecé en seguida.

—¿Papá te dijo eso? ¿Por qué habrá dicho tal cosa? —alejó su teléfono de la oreja—, basta mamá, no tienes que alzar la voz —puso los ojos en blanco—. Te llamo después.

Ni siquiera la deja responder, simplemente cuelga el teléfono.

—¿Sucedió algo interesante? —pregunté sentándome a su lado.

—Mami quiere conocerte.

—¿A mí?

—Al parecer mi padre decidió dejar su ley del hielo de tres años para decirle que estoy con una Harris.

—No me digas, está enojada.

Alexei negó con la cabeza.

—Muy a diferencia de mi padre que solo cree que las esposas existen para procrear y ya, mi madre cree en fortalecer a la familia, en unirse con los fuertes para ganar más reputación, y ella ve a los Harris como una familia con mucha reputación, solo quiere conocerte y probablemente nos engañe para que nos casemos.

—¿Por qué?

—Porque está loca, dice que me voy a quedar soltero toda la vida.

—Pero ¿Casarse? Eso es extremo.

—Ella es extrema.

El timbre resuena por toda la casa y yo a toda velocidad me asomo a la ventana, la abuela y el abuelo estan frente a la casa descendiendo de su auto.

—Bueno Alexei, llegó la abuela.

Alexei soltó un suspiro pesado.

—Que Dios me bendiga.

Alexei era según mi abuela, el hombre más atractivo después de James Dean y el abuelo, le fascinaba admirarlo y sobretodo le fascinaba su trasero, aunque en parte no la culpaba, cuando la puerta de la habitación se abre de golpe y mi abuela aparece una enorme sonrisa se le pinta en el rostro.

—Alexei Hatcher, que placer verte en casa de mi hijo... vivo.

—Señora Aura, un placer verla —le dijo Alexei con caballerosidad.

—Muchacho, te has puesto más apuesto —la abuela se acercó para darme un beso en la mejilla—. ¿Y ya se van a casar o falta algo más?

—Abuela no empieces por favor —le pedí.

—¿Y por qué no? Tendré que hacerle agujeros a sus condones —murmuró la mujer con una sonrisa observando a Alexei.

—Si papá te escucha hablando así te va a regañar.

—¿Regañarme? ¡Que se atreva! ¿Y por qué no te levantas a saludarme hijo?

Alexei con toda la vergüenza del mundo se quita la sábana de encima mostrándole las curaciones.

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