capitulo 38

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Alexei está completamente desnudo sobre mi cama, con sus ojos cerrados y su cabeza apoyada en una almohada sobre el espaldar de la cama, yo por mi parte me dedico a curarlo, habíamos llegado hacia una hora y el tonto insistió en que yo lo curara antes de dormir un poco.

—Ruégale a Dios para que la abuela no aparezca y entre por esa puerta sin tocar como usualmente hace —le dije antes de hacerle la última curación.

—Estoy seguro de que tu abuela no ha visto nada diferente a lo que yo tengo, pero no te preocupes princesa, yo le dije cuando llegamos que necesitábamos un tiempo a solas para consolarte por el horrible susto que viviste.

—Ella no se creería eso —puse los ojos en planco.

—No, pero fingió muy bien que no entendía a lo que me estaba refiriendo.

—No lo vamos a hacer, ni lo sueñes.

—¿Por qué no? Solo te tienes que acomodar sobre mí y cabalgarme, ya lo hemos hecho así.

—Alexei, papá te tiene entre ceja y ceja, mamá me hizo pasar la vergüenza de esta vida y la que me sigue por comprar una postday y estoy agotada, así que ni lo sueñes.

Alexei hace un puchero.

—¿Y mañana?

—No.

—¿Pasado?

—Tampoco.

—Oye, estoy empezando a considerar esto como un castigo.

—No sé de donde sacas algo así —dije de forma inocente.

—Malvada —murmuró fingiendo tristeza.

—Actúas peor que un niño —puse los ojos en blanco—. Ahora colócate ropa, vamos a dormir.

—¿Dormir con ropa? Princesa, pensé que ya habíamos superado esa etapa.

—Cuando estábamos solos sí, pero toda mi familia está aquí así que ponte los pantalones.

Solo pudimos descansar unas horas, estamos agotados pero demasiado alertas como para que nuestros cuerpos se calmen, en la mañana mientras todos nos encontramos en la mesa de la cocina tratando de comer puedo notarnos agotados, cansados y un poco tensos, sobre todo cuando un auto no identificado ingresa a la propiedad, salimos corriendo hasta la entrada para encarar a las personas, el padre de Alexei y una mujer que no reconozco aparecen frente a nosotros.

—¿Mamá? —preguntó Alexei confundido.

—¡Mi hijo! —gritó la mujer corriendo hacia él para abrazarlo—. ¡Mira como estás todo golpeado! ¿Cómo pudiste permitir que te hicieran todo esto?

—Lo siento mamá, no pude hacer mucho con cadenas amarrando mi cuerpo —le musitó él de mala manera.

—Si hubieras puesto más esfuerzo no te hubieran encadenado, hijo.

—Elizabeth —el padre de Alexei me llama, se le escucha furioso—. ¿Qué te dije sobre mantenerte alejada de Alexei?

—¿Tú eres Elizabeth? —la mujer me miró.

—Sí.

La mujer intercambia miradas con el padre de Alexei, quien simplemente se dedica a negar con la cabeza.

—Ven Elizabeth —me llama mi madre estirando su mano—. Tenemos cosas que hacer.

—Voy con ustedes —habló Alexei rápidamente.

—No, tú aclárale a tus padres lo que está sucediendo —le espetó mamá mirando de mala manera a la mujer.

—¿Aclarar que, Emily? Que mi hijo puso el negocio familiar y su propia vida en riesgo por tu hija —escupió el padre de Alexei—. Y que aun así tu esposo no es capaz de ser agradecido con él.

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