capitulo 7

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Ya completamente desnudos y con la luna iluminándonos nos observamos un momento, mis manos tiemblan como locas y están frías por el miedo.

—Seré suave, lo prometo.

Yo solo asiento con la cabeza y lo atraigo a mí para besarlo nuevamente, ya el condón está posicionado al igual que su miembro, su cuerpo está tenso y yo trato de mantenerme lo más relajada posible, cuando se empuja hacia adentro una oleada de pensamientos pasan y atraviesan mi cabeza, duele como el demonio, por supuesto que duele, quiero gritar del maldito dolor, me aprieto al cuerpo de Royce tratando de buscar consuelo y un respiro y él lo entiende ya que se detiene.

—Por favor dime cuando estés lista —me pidió casi sin aliento.

—Regálame... regálame un momento por favor —Le pedí en medio de jadeos.

¡¿Dónde diablos está mi cielo?! Esto se siente como el maldito infierno, mi cuerpo no consigue relajarse, es incluso un poco incómodo y cuando Royce retrocede y vuelve a entrar es el doble de doloroso, pero ya no hay marcha atrás, no me mostraré como cobarde, él se había esforzado mucho para esto y debo contenerme "si te duele mucho le pides que se detenga, si no lo hace grita y trata de apartarlo" la sugerencia de Alondra aparece en mi cabeza como un relámpago.

—Detente...

Nada, no se detiene, solo sigue, su cabeza está escondida a un lado de mi cuello y su cuerpo apenas si me roza pero yo siento que me desmayaré del dolor.

—Por favor detente...

—Eli por favor no...

—Duele... detente...

Y para mi sorpresa y decepción no se detiene, solo se mueve mas rápido y eso me genera más dolor haciéndome gritar.

—¡Detente maldita sea! —grité empujándolo con fuerza.

Nunca había utilizado mi fuerza con Royce, él nunca había sentido si quiera un golpe mío, pero está doliendo demasiado, ni siquiera había notado las lágrimas en mis mejillas, Royce solo me mira con los ojos abiertos y con la respiración pesada.

—Cuando te pido que te detengas ¡Es para que te detengas! ¡Te estoy diciendo que duele!

Pero él no dice nada, solo me mira con los ojos abiertos y me sigue con la mirada mientras yo me visto.

—Eli tu... tú no me puedes dejar así —fue lo único que pudo decir.

—Me duele, Royce, no es un dolor tolerable como una inyección o una perforación ¡Es como si me cortaras con un maldito cuchillo! Así que si, tendremos que dejarlo aquí.

—Maldición...

Cuando los shorts suben del todo y mi camisa está correctamente posicionada lo miro, está enojado y lo entiendo pero no daré mi brazo a torcer, aun ahora que mi cuerpo se encuentra relajado sigue doliendo y ardiendo.

Cuando llegamos al campamento son casi las tres de la mañana, todo está oscuro, tenemos que tantear el suelo para no pisar a nadie y no tumbar ninguna tienda, cuando llegamos a la nuestra por alguna razón ninguno quiso decir nada, ni siquiera un buenas noches, me quito la ropa, los pantalones aun manchados de sangre y me coloco algo que me cubre más, Royce por su parte solo se coloca algo más cubierto y se va.

Me arrojo junto a Alondra y la abrazo, tengo muchas ganas de llorar, de llorar por la rabia y la decepción, así no es como me imaginaba la noche.

—¡Te lo advertí pervertido drogadicto! —comenzó a gritar de la nada colocándose de pie.

—¡Cálmate! Soy yo...

—¿Elizabeth? ¿Pero qué demonios haces aquí si...? Oh.

—Si...

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