capitulo 11

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Cuando los abuelos llegan fue algo emocionante para mí, hace mucho tiempo no los veía y debo admitir que se ven más felices que nunca, aunque ya no son tan sexuales como antes la abuela sigue usando sus vestidos entallados.

—¿Cómo está mi princesa? —me saludó el abuelo con una sonrisa.

—Bien abuelo ¿Y tú? ¿Cómo ha estado todo?

—Bien mi pequeña, relajado por fin ¿Y el tormento de tu padre?

—No pudo venir.

Después de colocarme mi vestido para la cena le pase la información a Alexei, el cual, no sé cómo diablos consiguió mi número de teléfono.

Elizabeth H: ¡ya lo sabe! ¡Repito! ¡Ya lo sabe!

Alondra P: ¿Qué dijo? ¿Enloqueció? ¿Gritó mucho? ¿Lo va a asesinar?

Kelya D:¡Oh! ¡Yo quería estar ahí!

Alondra P: ¡Viste estúpida! ¡Hubiéramos aceptado la invitación!

Star J: Yo no pude ir, pero yo me alegro de no haber ido.

Alondra P: Silencio aburrida, a mí si me hubiera gustado ir y ver esa locura.

Elizabeth H: Ustedes no están preparadas para eso.

Keyla D: ¡Eso crees tú! ¡A mí si me encanta el chisme y siempre estaré preparada para uno!

Elizabeth H: Además si hubieran estado alguna de ustedes mi padre se habría comportado.

Star J: ¿Tan mal fue?

Elizabeth H: No tienen idea.

Mientras cenamos increíblemente el ambiente está tranquilo y agradable, los abuelos conversan acerca de sus últimas vacaciones en una playa nudista, Irina y James cuentan el increíble don que tiene Jake para el futbol y yo les hablo del maldito que tengo como profesor de piano, el hombre es bueno en tocar el piano, casi un prodigio, pero sus métodos de enseñanza son terribles.

—¡Abuela! ¡Recuerda que me debes dinero! —le dijo Ellie a la abuela.

—Cierto mi pequeña.

—No le darás un centavo, mamá —le advirtió mi padre.

—¡Me lo debe! ¡Por hacerme pasar vergüenza frente a un chico lindo y por recibir un regaño de mi padre por su culpa!

—Si mi cielo, tienes razón.

La abuela saca un fajo de 300 dólares del bolso y cuando está a punto de entregárselo a Ellie mi madre se lo arrebata.

—Yo te lo guardo —le dijo rápidamente—. Iremos al centro comercial el lunes.

—¡mamá pero...!

—El lunes dije —la mira con una sonrisa.

—¿Ethan? —preguntó el abuelo.

—Está pasando por esa etapa en donde cree que las reuniones familiares son tontas y absurdas —respondió mi madre de mala gana.

—¡Eso es una tontería! —el abuelo se coloca de pie—. Ya sé cómo solucionaremos esto ¡Ethan! ¡Si sales de esa habitación en los próximos 30 segundos te daré 200 dólares!

—¡¿Y por qué 200 y no 300?! —gritó Ethan desde su habitación.

—¡20 segundos!

Escuchamos pasos sonando contra las escaleras e inmediatamente Ethan aparece sin zapatos y la camisa mal puesta.

—dame... mis... 200 —le exigió al abuelo.

—Siéntate y come, cuando te lo termines todo te lo daré.

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