capitulo 19

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Camino hasta el lavabo y apoyo mis manos sobre el mesón del lava manos, respiro profundo y lo miro a través del espejo.

—Él duró meses planeando esa noche, duramos meses soñando con ese momento y... tuve miedo ¿Está bien? Sentí miedo de arruinarlo y terminé arruinándolo de todas formas y yo... yo no quiero arruinarlo contigo, Alexei, no quiero decepcionarte de la misma manera en que lo hice con él, me puse tan ansiosa que preparé psicológicamente mi cuerpo para el dolor y al final de la noche solo me pude concentrar en eso, en el dolor, no me concentré en lo importante del momento, no me concentré en la belleza de la luna o que estaba dando un gran paso en nuestra relación y siento que lo arruinaré contigo también.

Alexei me mira fijamente con el ceño fruncido, empieza a caminar hacia mí y justo cuando me voy a dar la vuelta él me lo impide, su ingle choca con mi trasero y me aprisiona rodeándome con sus brazos y chocando su pecho contra mi espalda.

—No arruinaste nada, Elizabeth, no fue tu culpa, lo que sea que haya pasado esa noche no fue tu culpa, además, yo no espero que seas una diosa del sexo, espero convertirte en una diosa del sexo solo para mi disfrute, es diferente.

—Alexei... —mi cara se coloca roja como un tomate.

—Dime algo Elizabeth ¿Él te estimulo correctamente?

—¿Qué?

Alexei sonríe contra mi cuello.

—¿Quieres saber porque te dolió tanto?

—Y—yo...

—Porque cuando vas a tener sexo con una mujer se debe preparar bien —una de sus manos agarra el dobladillo de mi vestido y lo empieza a levantar dándole una suave caricia a mi piel—, se tiene que tocar de la manera correcta hasta provocarla tanto que sus muslos queden empapados —uno de sus dedos agarra el borde de mi tanga y lo desliza hacia abajo dejándome sin aliento—, se debe provocar que se coloque tan roja y caliente de la excitación hasta el punto de hacerla temblar, colocarla tan ansiosa y tan deseosa de ser penetrada que llegue al punto de dejar de pensar.

su dedo se adentra por debajo de mi vestido y toca una zona demasiado sensible en mi sexo, mi trasero inmediatamente se impulsa hacia atrás chocando con su erección y mi boca se entre abre buscando oxigeno.

—que ignore por completo en donde están, o si alguien los verá o escuchará, o si dolerá, el truco está en colocar tan ansiosa a la mujer —se detiene un momento para meter su dedo en mi cavidad, hasta ahora caigo en cuenta de lo mojada y resbaladiza que estoy—, que prácticamente te suplique por más, por ser tomada y penetrada hasta los más profundo y hacerla gritar de placer—su dedo se balancea hacia afuera y hacia adentro y yo me decido abrir las piernas para recibir más, anhelo más, necesito más, odio admitirlo pero el idiota es un experto.

Cuando su dedo empieza a empujar con más fuerza todo rastro de pudor y autocontrol desaparece de mi cuerpo y de mi mente, abro mis piernas lo más que los tacones me permiten y me doy el gusto de gemir cuando uno de los dedos de su otra mano toquetea mi clítoris, suelto el mesón y meto mi mano bajo de mi falda para impulsarlo a que toque más, él coloca mis dedos sobre mi resbaladiza piel y me guía en los movimientos antes de salir de debajo de mi falda y liberar uno de mis senos de las copas del vestido, sus dedos aprietan mi pezón y ese movimiento está a punto de hacerme gritar de placer "si esto provoca con sus manos imagínate que hará con lo otro..."

—Dos minutos —Alexei me despertó de mi transe.

Suelta mi seno y me agarra del mentón para encontrar nuestras miradas a través del espejo.

—Mírame Elizabeth —me exigió.

Abro los ojos y nos admiro, el espejo está algo empañado, pero efectivamente, estoy sonrojada hasta los hombros, sudada y mi boca está entreabierta, para mi satisfacción Alexei también se ve igual.

—¿Quieres más, cierto?

Yo asentí con la cabeza.

—Responde sí o no.

Su dedo vuelve a ingresar y a presionar con fuerza.

—¡Sí! ¡Dios sí!

—Bien —sus labios chocan contra la piel de mi cuello—. Tienes dos minutos para salir de este baño luciendo como si no estuvieras caliente hasta los tobillos, decirle a ese idiota que se te vas conmigo e ir al auto, es tu decisión Elizabeth, o te quedas con ese patético o vendrás conmigo.

—Que... ¿Qué me espera si voy contigo?

—Te haré gritar mi maldito nombre con tanta fuerza que solo espero que ese patético de Royce te escuche desde su casa, por mí que todo el maldito pueblo te escuche gritar cuando te haga completamente mía.

Se aleja de golpe, corta todo contacto físico entre los dos y me deja completamente sola en el baño, jadeante, deseosa, hambrienta y necesitada.

No necesité dos minutos para tomar una decisión, solo treinta segundos, acomodo mi desastroso cabello, mi vestido y mi ropa interior, salgo del baño y sin mediar palabra arrojo la bomba.

—Por si no lo sabía, dejé a su hijo porque me engañó con una desconocida en el festival y les advierto que si alguno de los dos se atreve a meterse con mi familia yo misma me encargaré de ustedes —les dije dejándolos completamente anonadados.

Abandono el restaurante y camino hasta el auto en donde ya Alexei me espera, subo al auto y lo veo conducir a toda velocidad hasta el hotel.

Mi ropa interior sale volando, mi vestido termina sobre el televisor, los pantalones de Alexei están arrugados sobre el suelo y los botones de su camisa desprendidos sobre la alfombra, arrojo lo que queda de su camisa al piso y sigo devorando su boca mientras soy arrojada a la pulcra cama, pero esa organización queda desecha en menos de cinco minutos, sobretodo cuando mis manos se aferran a las sábanas en el instante en que Alexei decide meter su cabeza entre mis piernas y hacerme gritar y jadear con su lengua y su boca succionando toda mi zona intima, después de un momento se acomoda sobre mí y cuando su miembro encaja perfectamente en mi interior puedo ver mi perfecto cielo estrellado.

Cada movimiento de Alexei es preciso y perfecto, ni muy rápido para lastimarte ni muy despacio para aburrirme, comprende que aunque no es mi primera vez pero aún no estoy precisamente abierta, en un momento nuestros ojos se encuentran y lo puedo ver, el deseo brilla en sus ojos azules como un león viendo a sus presa, después de un rato sus movimientos se vuelven más rápidos, duros y salvajes, mi cabeza cae hacia atrás y mis ojos quedan en blanco mientras estallo de placer.

—¡Maldita sea! ¡Oh Dios Alexei! —grité llena de deseo aferrando mis uñas a su espalda y apretando mis muslos para pegarlo más a mi cuerpo.

Varios sentimientos me inundan en ese momento, éxtasis, satisfacción, orgullo y solo un poco de culpa, pero muy mínimo, ese orgasmo se sintió como una liberación de mi misma, no solo en lo sexual, sino como una liberación del mundo falso en el que vivía y que solo con Alexei puedo ser yo misma, lo siento temblar y gruñir contra mi oído, acto seguido un líquido caliente llena el condón que tiene Alexei puesto.

Nunca pensé que un hombre pudiera verse tan endemoniadamente caliente después de correrse pero si es posible, Alexei está jadeante, su respiración se siente pesada y está deliciosamente sudado, demonios, eso me hace colocarme caliente nuevamente.

—Si mi padre se entera te matará —le dije con una sonrisa pícara.

—Me encantaría que esa frase fuera en sentido figurado y no literal —me da un beso rápido en los labios—. Pero aún si me asesinara no cambiará el hecho de que te follé.

—Que romántico—sonreí tratando de cerrar los ojos.

—¿Qué? ¿Crees que ya terminamos?

¿Qué? ¿Acaso tenia ánimos de seguir? Será una larga noche entonces.

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