Capítulo 16

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Mark Dane.

Las paredes de ladrillo rojo gastado, los balcones oxidados a cada lado, la pequeña calle de asfalto que conoce toda la sangre y los secretos de esta ciudad, forman la vista de los callejones. Esos donde viví momentos importantes y decisivos de mi vida. Esos que odio con todo mi oscuro ser.

Intento no pensar mucho en eso mientras me deslizo por la red de calles hasta el nuevo edificio que establecí como seguridad, al menos por esta semana.

Saludo con un escueto asentimiento a los dos hombres que puse a vigilar la zona, están donde les dije, escondidos entre las sombras de los balcones superiores.

—Hijo —exclama el hombre que me abre la puerta, está vestido con un impecable traje negro, personificando al diablo mismo. Su mano cae pesada sobre mis hombros—, no viniste a celebrar mi libertad temprana.

—Tuve cosas que hacer, Gabriel —paso directo de él y me tiro en uno de los sillones que hay.

La fachada descuidada del exterior del edificio contrasta con el estilo tan moderno y arreglado del interior. Me encargué de que tuviera todas las comodidades para alguien como Gabriel Castle, recién rescatado de la cárcel por la niña de Control de Daños.

— ¿Cosas como qué? Tendrás que ponerme al tanto de todo, porque hasta ahora solo tengo rumores —su mirada es dura, esos ojos verdes que son más parecidos a los de un gato montés mirando a su presa—. Podrías empezar por darme el nombre de la que me sacó del camión blindado, no tomo bien las amenazas.

Ignoro las ganas de sonreír. Claro que la niña no podía hacer un solo trabajo sin sacar a relucir su carácter.

—Ella es mía, mató a uno de mis mensajeros la semana pasada. Pero por ahora está en la misión de conseguir información del pequeño Freeman.

— ¿Para qué? Si se puede saber —ironiza.

Se sienta a mi lado y se sirve una copa de vino, del pequeño bar que está a nuestro lado.

—Descubrí cuáles son los motivos de Blackblade para atacar a Libott, quiere nuestra ayuda para derrotarlo —tomo la copa que me tiende, visualizando el anillo con el grabado de nuestra mafia, un círculo rojo y una pluma plateada en medio—, lo cual nos beneficia a nosotros.

—Naturalmente —dice luego de darle un trago, se acomoda uno de los mechones de su pelo castaño que caen sobre su frente.

—Pero ¿Qué pasa cuando lo venza? ¿Quién nos asegura que no va a intentar arruinar nuestros planes? —Me inclino en el sillón para apoyar mis antebrazos en las rodillas, antes de darle un trago al vino.

La televisión más allá de nosotros suena de fondo, las personas que puse a vigilar la casa parecen estar en el piso de arriba. Me recuerdo que tengo que entregarles el plan de seguridad nuevo, tal vez hacer nuevas amenazas sobre lo que pasaría si abrieran la boca sobre cuál es nuestra ubicación.

La mejor forma de asegurar un buen trabajo, es amenazando. La mejor forma de tener la lealtad de los hombres, es a través del miedo y la sangre. Enseñanzas del señor que tengo a mi lado.

—Tienes un punto ahí, podríamos matarlo luego de que se deshaga de mi buen amigo Víctor —deja de medirme con la mirada y presta atención hacia la ventana, donde los ladrillos del otro edificio es lo único que se ve.

—Estaba más que nada pensando en la ventaja que podríamos sacar de él una vez que todo haya terminado.

—¿Y qué tiene que ver Freeman? Él trabaja con Libott, según órdenes de su padre. Solo un peón más —su voz áspera y dura se cuela en mi sistema, nunca le tuve miedo al igual que el resto de las personas, tal vez porque nunca hizo nada contra de mí, pero sigue siendo la persona que conoce todo lo que amo y que si se le ocurre podría destruirlo. Es la combinación de respeto y rencor por saber que me tiene en sus manos lo que me mantiene a su lado.

En La Sangre  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora