Alexandra
Hay distintas personalidades a la hora del sexo, están los callados, los ruidosos y los exagerados... Como esta mujer.
—¡Ah, sí! Sí, sí. —Mi oreja arde y tengo que forzarme para evitar algún comentario sobre esa escena tan desagradable—. Dios, sí.
Termino de avanzar los pasos necesarios para estar junto a la cama. El hombre mantiene los ojos cerrados. Creo que en su mente está silenciando a la gritona que tiene encima, cabalgando su miembro como si quisiera exprimirle la vida. Así que ninguno nota mi presencia cuando tiro de los pelos de la rubia tetona y separo los cuerpos.
Ella solo atina a chillar antes de que el filo de la navaja entre en su cuello y lo recorra de oreja a oreja. La cascada de sangre empieza a manchar las sábanas y parte de su cuerpo. El hombre se levanta y corre hacia el otro lado de la cama.
Su cuerpo desnudo me provoca repulsión, es viejo y tiene caídas las partes que importan; no me sorprende que tenga que pagar para que alguien lo toque.
—¿Qué significa esto? —pregunta recobrando un poco de hombría, aunque su cara esté blanca y sus ojos exageradamente abiertos.
—Un mensaje. El gobernador está un poco decepcionado con su actitud —Sonrío. Sé que solo puede ver mi boca, porque la capucha me tapa casi toda la cara—. Sugiere que la mejore.
Tiro al suelo el cuerpo de la prostituta y me voy. A él le va a tocar explicar esa situación sangrienta. Saco un pañuelo de mi bolsillo y me limpio la mano que sostenía la navaja; la sangre logró empaparla. No me molesta; de hecho, me encanta tener la sangre de mis víctimas en el cuerpo; pero no puedo permitirme despertar sospechas.
La perfección es más que una necesidad para mí. Es algo a lo que aspiro.
La gente cree que matar es fácil, pero es un arte que lleva práctica. Cualquiera puede quitar la vida de alguien, pero casi nadie puede afrontar las consecuencias, y mucho menos evitar dejar huellas.
🗡🗡
Muevo el pie de forma inconsciente. Mi mente intenta repasar los datos de la nueva ciudad. Tuve que quemar los documentos antes de abordar el jet, y olvidar algún detalle útil no es una opción.
El sol está asomándose entre las nubes, por lo que bajo la cortina de mi ventanilla. Llamo a la auxiliar de vuelo para ordenar el desayuno. Merezco este descanso antes de llegar a la casa que me asignaron.
En mi próximo destino hay dos mafiosos que buscan el control de la ciudad. La guerra dura ya varios años. Hay, también, un intento de héroe que podría darme problemas más adelante, y varios empresarios importantes y corruptos asociados con políticos. Nada que ponga mi trabajo en riesgo, nada que me haga adivinar la razón por la que me instalaron en ese lugar.
Lo único que espero es que Gordon esté ahí. Pronto voy a disfrutar de bañarme en su sangre y me voy a asegurar de escuchar sus gritos todas las noches antes de entregarme al sueño.
Me recuesto en el asiento del jet, lista para dormir un poco, y como tantas veces, pienso en que es curioso lo rápido que pasaron mis ocho años de entrenamiento.
La guerra, las artes antiguas, los movimientos que sé de memoria, tan arraigados a mi instinto de supervivencia, dejan una marca. Es lo único que sé, lo único que me queda.
No recuerdo mi vida antes de entrenar. Es como si mi mente los tuviera bloqueados. No me importa demasiado. En uno de mis primeros años en la academia, engañé a un idiota para que me diera acceso a los archivos personales. Busqué el mío y confirmé que no era nadie, que nunca iba a lograr nada. Malik me salvó.
ESTÁS LEYENDO
En La Sangre ✔️
AksiLe robaron su pasado, su nombre. La abusaron, entrenaron y convirtieron en su marioneta desde los trece años, cuando la metieron a una brutal academia de asesinos. Ahora que se graduó, el mundo no está preparado para el peso de su furia, que ardan...