Capítulo 22

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Uno debe ser un zorro con el fin de reconocer las trampas

y un león para ahuyentar a los lobos.

-Maquiavelo

Alexandra.

Y yo pensé que Thomas era un corderito.

Pero al parecer se salió del rebaño para ponerse la piel del lobo. No lo hubiera creido si no fuera por el estúpido de Mark, que me salvó la vida, pero nadie está contando.

Las noticias repasaron una y otra vez el caso del desmantelamiento de los burdeles de Víctor Libott. Las historias de las chicas rompían corazones, que por suerte no tengo.

Pero mi parte favorita de todo esto, es que tengo un video de Blackblade entregando una especie de pendrive al Sargento de la policía, unos días antes de que todo sucediera. Ahora solo tengo que probar que Thomas es el justiciero. Ya puedo imaginar el revuelo que tendrá la noticia, Libott se va a encargar de torturar al empresario hasta que no sea más que pedazos de hueso y carne.

¿Qué es lo que motiva a Thomas?

¿Qué más estará entregando a la policía sobre Libott?

Ahora tiene sentido que haya sido Thomas quien contrató a aquel botones para que vigilara la habitación que normalmente usa la organización. Libott habrá encargado varios trabajos a Gordon.

Pero, ¿Por qué vigilar a uno de los asesinos? ¿Por qué no simplemente entregar las sospechas a la policía y derribar la organización?

Bueno, siendo realistas dudo que la policía haga algo para derribar semejante imperio.

Mentiría si dijera que no tengo ganas de entregar el video y exponerlo al mundo, al menos para que corra el rumor, y ver cómo el mundo arde, su mundo. Una mujer con el ego herido es algo peligroso.

Revisando su oficina encontré la invitación a la fiesta de la familia Fox. No voy a negar que mi ego se desinfló un poco cuando no recibí ningún pedido por parte de Thomas, estaba segura de que me iba a proponer ser su acompañante. Como una idiota, ya estaba pensando qué ponerme.

Pero comer ensalada en mi pequeño cuarto es mejor que una estúpida fiesta, mucho mejor.

Y mucho más aburrido.

Mi teléfono suena poniéndome alerta. Frunzo el ceño cuando veo que es Javier.

— ¿Sí?

— ¿Puedo pasar? —Su voz se encuentra relajada, así que deduzco que no es nada urgente.

— ¿Es necesario? Estoy con la clase de humor con la que podría matar a alguien con solo mirarlo.

— ¿Ese no es tu humor de todos los días?

—Sí, pero hoy está más sediento de sangre que de costumbre.

—Entonces, yo tengo la solución para eso. Déjame pasar.

Corto y me acerco a la puerta a tiempo para oír los golpes en ella. El hombre se encuentra tras ella, su actitud me hace levantar una ceja, se ve... Animado.

—Espero que sea bueno.

—Agarra tu traje, es momento de que salgas a divertirte conmigo.

— ¿Qué clase de diversión? —Entrecierro mis ojos.

Como siempre, su cuerpo se enfunda en un traje negro. La elegancia es parte de su piel.

—De la única que sirve para los de nuestra clase —se encoge de hombros—. ¿Hace cuánto que no matas a alguien solo porque sí, sin que la organización te lo haya ordenado?

En La Sangre  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora