Alexandra
Hago lo que puedo para ocultar bajo el maquillaje el moretón de mi pómulo, y camino con mis lentes de sol dentro del pasillo de la empresa. Trato de poner mi pose más decaída, ya que acaba de fallecer mi padre. De una enfermedad horrible, pobre.
Recibo miradas compasivas y lamentos por parte de mis compañeros, quienes casi no recuerdo sus nombres, pero lo que más me sorprendió fueron las palabras de Aaron. Y agradecí haber pensado en esa excusa ya que apenas podía verme a los ojos, por lo que mis moretones escaparon de su escrutinio.
A mitad de la tarde, una mujer vestida con ropa de marca y una imagen muy cuidada para ser natural, intenta avanzar hacia la oficina sin anunciarse.
—Disculpa, no puede pasar sin anunciarse —me levanto y comienzo a rodear el pasillo, pienso que levanté demasiado la voz ya que el piso completo se silencia.
La mujer se detiene y sus ojos me escanean, su pelo planchado color caoba sigue su movimiento. Una pequeña sonrisa eleva su labio superior. No me gusta la forma en la que me está viendo.
—¿Y quién me lo va a impedir? —Me divierto viendo cómo cuadra sus hombros y saca pecho, lo que tiene de linda, le falta en el cerebro—. ¿Tú?
Sonrío, sin amedrentarme.
—¿Nombre, por favor? Tengo que anunciarla con el Señor Mitchell.
Ella aprieta la mandíbula.
—Disculpe, Señorita Fox, puede pasar —Bianca aparece cerca nuestro y con su actitud dócil de siempre, le sonríe a la mujer.
Ella no se gasta en murmurar nada antes de fulminarme con la mirada y entrar a la oficina.
Miro inquisitivamente a la otra secretaria mientras vuelvo a sentarme en mi escritorio. Bianca niega con la cabeza y con la mano me hace una seña de que me va a explicar luego. Suspiro y sigo con el trabajo, que no es mucho gracias a ella, pero Thomas acaba de mandar el contrato y los contactos que firmó con la compañía alemana, y tengo que procesarlos en la base de datos.
Aaron sale con la chica y se me acerca.
—Ella es Samantha, espero que no te haya dicho nada desagradable, a veces puede ser...
Medio idiota.
—No hay problema —lo interrumpo con una sonrisa conciliadora.
—Bien, porque iremos a la distribuidora de neumáticos, para cerrar unos informes que no quedaron como deberían, ¿Te molesta si nos acompaña?
Me molesta ir.
—No habría problema, mientras firme un contrato de confidencialidad...
—Estamos en un edificio, ¿Por qué usas lentes de sol? —La mujer aleja al empresario de mi escritorio y se cruza de brazos.
—Basta —espeta Aaron—. Te esperamos en el estacionamiento.
Empuja a la mujer y se alejan hacia el elevador. Ambos lucen como una pareja formidable, él con su estilo pulcro, su traje azul a medida que hace resaltar su piel pálida y pelo azabache, y ella con su despampanante vestido ajustado color rojo, su piel dorada y esa cascada marrón que flota detrás de ella.
—Samantha Fox —apunta Bianca—, te recomiendo que te alejes de esa perra, porque muerde.
Me espera un día largo.
Blackblade⚔
El corazón galopa en mi pecho mientras el cuerpo del guardia cae muerto a mis pies. La sangre mancha todo mi traje y yo no podría estar más asqueado, las espadas hacen el trabajo sucio, literalmente. Abro las puertas del galpón y evito hacer una mueca al ver la cantidad de cajas que hay.
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En La Sangre ✔️
AksiyonLe robaron su pasado, su nombre. La abusaron, entrenaron y convirtieron en su marioneta desde los trece años, cuando la metieron a una brutal academia de asesinos. Ahora que se graduó, el mundo no está preparado para el peso de su furia, que ardan...