#11: Búsqueda

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Katsuki se hallaba observando atentamente todas y cada una de las fotos que había tomado de las flores del príncipe minutos atrás. Afortunadamente, Kirishima no se hallaba en el lugar cuando el rubio fue de vuelta allí para llevar a cabo su cometido; Bakugo se encargó de asegurarse de ello antes de hacer cualquier otra cosa.

Y ahí estaba, en su habitación, durante su segundo descanso; con su mirada malhumorada de siempre, aunque en realidad se encontraba en un momento de concentración y análisis minuciosos.

Transcurrieron unos cuantos minutos más hasta que finalmente se decidió por cuáles flores le daría a Kirishima.

"Rosas blancas. Un ramo de rosas blancas" Fue el pensamiento que protagonizó en su cabeza por breves segundos.

De acuerdo, debería conseguir aquello en el lapso de dos días. Y tendría que hacerlo lo más pronto posible, ya que, cuando uno menos se lo espera, el tiempo se va en un parpadeo.

"Debe ser un ramo de calidad. No le daré cualquier basura a ese idiota" Recalcó para sí mismo el cenizo. Es decir, si él era el mejor, significaba también que debía dar el mejor regalo. Al menos esa era su lógica, basada en su orgullo y su alto ego.

Así entonces, se dispuso a entrar a internet y comenzar a buscar la mejor floristería que estuviese lo suficientemente cerca y que fuese asequible para él.

Tenía planeado ir él mismo a la tienda que escogiese. ¿Que por qué no simplemente elegía el sitio y realizaba una sencilla compra en línea, para que así las flores llegasen directo hasta él en el castillo? La respuesta era muy simple: Bakugo no se arriesgaría en ningún aspecto a que aquel regalo no alcanzase sus altos estándares. Esto en referencia a cualquier posibilidad de que el pedido, durante su trayectoria hasta el castillo, llegase a dañarse o maltratarse de alguna u otra manera; Katsuki sabía perfectamente el hecho de que las flores podían llegar a ser muy frágiles. O ya ni siquiera eso, también es bien sabido en general que las imágenes en internet y la publicidad podían ser engañosas en muchas ocasiones.

El rubio quería tener ese ramo frente a él, en sus manos, para ver así si le daba su aprobación o lo mandaba a la mierda.

Su orgullo no le permitiría entregar un regalo que fuese menos que perfecto.

Pasaron otros varios minutos hasta que, después de haber examinado varias opciones, se encontró con una floristería que le generó la suficiente confianza para que indagase aún más en esta.

"Midnight flowers" Leyó mentalmente, mientras entraba a lo que parecía ser el sitio web de aquel comercio. Una de las primeras cosas con las que se topó al entrar, fue el nombre de la fundadora y propietaria actual de la floristería: Kayama Nemuri.

Se dedicó a revisar más detalladamente la página, apoyándose parcialmente en algunos de los numerosos comentarios y reseñas de clientes anteriores; los cuales eran, prácticamente todos, muy positivos. Hasta que después de unos minutos más, decidió finalmente escoger ese comercio.

Katsuki se planteó el ir justo al día siguiente por las flores. Y, a pesar de que la cercanía del lugar también pareció al inicio un aspecto importante de la opción que elegiría al final, el percatarse de que la dirección de la tienda se encontraba en las afueras de la ciudad no causó en ningún momento que el rubio se echase para atrás con su decisión.

¿Qué eran unos cuantos kilómetros en taxi hasta aquel lugar si de esa forma podría obtener un regalo a su nivel?

De este modo, programó una alarma en su teléfono que sonaría dentro de un rato, para así poder descansar por lo menos durante un pequeño lapso antes de que su siguiente y último turno iniciara, sin tener que preocuparse de que su noción del tiempo le fallase.

Las flores de nuestro amor || kiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora