-Sí. Por favor, pasen- Decía Eijiro, tratando de disimular sus estridentes nervios, a la vez que intentaba sacar de sus pensamientos aquello anteriormente dicho por la pelirosa.
"Quiero decir si estas interesado en él de ese modo"
Aquello retumbaba en su cabeza sin piedad alguna. Intentaba no darle vueltas a ese asunto, ya que no quería arruinar las cosas ni ahuyentar al de cabellera rubia con alguna palabra o acción que se le llegase a escapar.
-Buen día, chicos- Saludó, mostrando su resplandeciente sonrisa, en un esfuerzo de ocultar su persistente nerviosismo. -Gracias por guiarlo hasta aquí, eh..- Volteó a ver al de dientes similares a los suyos, para toparse convenientemente con el gafete que portaba su nombre completo. -¡Tetsutetsu...!- Dijo por fin. -... ¿Será que puedas... esperar fuera hasta que terminemos de hablar, por favor? Creo que sería mejor que ambos regresaran juntos a su área, no sería muy bueno si Bakugo se perdiera yendo de regreso- Decía, de forma completamente bienintencionada.
Aunque al cenizo no le gustó para nada aquello último dicho, interpretándolo como si le estuviese llamando torpe o algo por el estilo (lo cual claramente no era el objetivo del príncipe), mas no reclamó nada al respecto, simplemente desató sus maldiciones y palabrotas para sus adentros.
-No se preocupe, no hay problema- Dijo el de cabellos grises, dispuesto a acatar aquella "orden" (que evidentemente había sido un favor). -Nos vemos, Bakugo. Adiós, su Alteza- Se despidió, haciendo una reverencia ante el príncipe para luego retirarse, dejando al par por fin a solas.
-Ven, acompáñame- Le dijo a Katsuki gentilmente, mostrándole una sonrisa cuando este finalmente había volteado a verle a la cara, al menos solo por unos pocos segundos. Caminaron sin prisa alguna hacia el barandal de cuarzo, para quedar justo frente a este mismo, uno al lado de otro.
-¿Para qué requiere mi presencia?- Bakugo fue quien rompió el silencio, mientras evadía la mirada ajena.
-Solamente quería que.. charláramos un rato- Respondió, con una genuina sonrisa, en la cual mostraba ligeramente sus dientes.
Katsuki no pudo evitar voltear a ver al pelinegro por sus palabras, las cuales le habían parecido ciertamente extrañas. Y al ver el sonriente rostro ajeno, por su ser traspasó la extraña sensación de querer apreciar aquel semblante por más tiempo de lo que duraba una fugaz mirada; y así lo hizo, en parte inconscientemente. Observó por varios segundos ese apacible rostro, teniendo el suyo inexpresivo como casi siempre. Y el de cabellos azabaches no tardó mucho en notar esto, por ello, se colocó un poco más nervioso, ocurriéndosele casi de inmediato la idea de tratar de traer de vuelta a la realidad al rubio.
-¿Bakugo?.. ¿Pasa algo?
Al escuchar la voz ajena, el susodicho escapó de aquella especie de trance, parpadeando un par de veces para luego desviar la mirada, realmente confundido. Y después de unos pocos segundos, se dispuso a hacer un comentario, ignorando la pregunta del otro.
-No entiendo, ¿Por qué querría hablar conmigo?- Preguntaba, sin sentirse capaz de llamar "Su Alteza" al otro. Tan solo el tener que hablar de manera tan formal ya le irritaba, mas lo ocultaba muy bien. -¿Qué necesitaría un príncipe de un empleado cualquiera como yo?- Cuestionó, con algo de desdén en su voz. Desdén que sentía por cualquier persona que fuese parte de la realeza, mayormente por opinar que estos individuos se hallaban en la cima sin haber movido un solo dedo para ganarse aquel lugar. Lo cual en realidad era cierto, la mayoría de las veces, al menos.
-Ah.. Entiendo a qué te refieres...- Respondió el pelinegro, dibujando una pequeña sonrisa frustrada en su semblante, por recodar que aquella situación de "Eres el príncipe heredero al trono, eres superior a millones de personas por esa posición social" lo perseguiría durante años hasta que se convirtiese en rey, y de ahí ya sería por el resto de su vida.
ESTÁS LEYENDO
Las flores de nuestro amor || kiribakushima
Fanfic⏤͟͟͞͞ 🌺┆ Las flores pueden poseer muchos significados diferentes y representar cientos de cosas distintas. Y una de estas, era el amor que se había suscitado inadvertidamente entre estos dos jóvenes. Kirishima Eijiro es un príncipe, cuya existenci...