-Nos vemos mañana, Suki.
Aquellas fueron las palabras de despedida del príncipe, previas a un gentil y dulce beso en los labios del rubio. Como habían acostumbrado a hacer prácticamente siempre que era momento de separarse, desde varias semanas atrás.
Y aunque se haya usado la palabra "acostumbrado", desgraciadamente para Bakugo, él aún no podía evitar que cada ocasión en la que se daban un beso, sus mejillas se tornasen de un medianamente fuerte color rojo.
"Torturas" por las que tenía que pasar por querer de esa forma al pelinegro. Y aunque no lo dijese en voz alta todavía, estaba por completo determinado a pasar por estas. Y hasta ese momento, lo había hecho mejor de lo que esperó.
Habían transcurrido ya unos varios meses desde aquel primer vergonzoso e inexperto beso. Ambos tenían 14 años en esos momentos.
No pregunten por el contexto de aquellos meses no narrados, que si no el cenizo se irritaría por tanta maldita cursilería. Basta con decir que hubieron varias ocasiones en las que alguno de los dos pidió al otro (cada uno a su manera) momentos breves de cariños y mimos. Y que conforme más veces se besaban, ya no lo hacían tan torpemente, todo era cuestión de práctica al final aparentemente. Y etcétera, etcétera. Todo adorable, varios momentos vergonzosos, entre otras cosas.
Todas esas experiencias nuevas y meses al lado de Eijiro, hicieron que Katsuki se diese cuenta de algo muy crucial: Deseaba que su tiempo con el príncipe a su lado, si no podía ser eterno, que al menos fuese muy, muy extenso.
Kirishima le provocaba una sensación de comodidad, confianza y calma que antes nunca hubiese pensado que podía ser posible para alguien como él. Claro que en ciertas ocasiones el príncipe llegaba a parecerle "molesto" o algo "irritante", pero solo porque eso era algo muy común en Bakugo con cualquier persona en general.
Básicamente, como fue desde un principio, incluso desde antes, cuando todavía eran solamente mejores amigos, a Katsuki le agradaba tener cerca la presencia de Eijiro.
Ver aquella linda sonrisa de dientes afilados le ponía de buen humor, le mejoraba el día. Incluso llegaba a contagiársela, en algunas de estas ocasiones, logró esconder este último hecho, y en otras simplemente no fue capaz.
Es por todo aquello que, después de haberlo pensado por un tiempo en su habitación, sentenció decidido en sus adentros: "Yo seré el que haga esa jodida pregunta".
Sí, esa pregunta.
No, gente, no le va a pedir matrimonio. No se apresuren, aún son tan solo un par de adolescentes. Pero, lo que sí que hará, será pedirle que sean oficialmente pareja.
Y no se echaría para atrás ni de broma. Porque una vez que Bakugo toma una decisión, nadie puede hacerle cambiar de parecer. Nadie, excepto Kirishima, de vez en cuando.
• • •
Ahora se hallaban Kirishima, Bakugo y Sero caminando por los pasillos mientras conversaban tranquilamente.
O más bien, conversaban mayormente el par de pelinegros, a Katsuki como siempre no le interesaba mucho ser parte la charla, al menos no al 100 por ciento. Habían acabado los tres juntos debido a que, durante los turnos de trabajo de Hanta y el cenizo, habían coincidido en el sitio de sus encargos. Y un tiempo después, el príncipe salió de la nada como una salvación para Bakugo, quien ya se había cansado de hablar con el otro chico. Pudo sacar algo de provecho del resultado de juntar a dos extrovertidos que jamás cerraban el pico.
-... Oye, de casualidad tú lees el manga de [inserte nombre]- Preguntó Eijiro apenas se le vino a la cabeza aquella obra de la cual era tan fan.
-¡Sí! ¿Estás al día?- Preguntó devuelta el otro pelinegro, emocionado.
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Las flores de nuestro amor || kiribakushima
Fanfiction⏤͟͟͞͞ 🌺┆ Las flores pueden poseer muchos significados diferentes y representar cientos de cosas distintas. Y una de estas, era el amor que se había suscitado inadvertidamente entre estos dos jóvenes. Kirishima Eijiro es un príncipe, cuya existenci...