#27; Como si nada yo sintiera

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Bakugo no entendía un carajo. En serio, nada de esa situación le hacía sentido en absoluto.

Habían pasado unos 14 días desde la última vez en la que él y Eijiro se habían visto. Y esa no era la parte más extraña del asunto.

A la mañana siguiente al día en el que se despidió del pelinegro, unas horas más tarde de que despertó, se dio cuenta de que este último aparentemente le había bloqueado de las redes sociales en las cuales se tenían agregados. Y también había bloqueado su número de teléfono.

Además de eso, más o menos al tercer día de esa inexplicada situación, cuando trató de hallar él mismo al príncipe (cuando por fin tuvo el tiempo suficiente para hacerlo sin interrupciones) yendo a buscarlo en ciertos puntos en específico, presenció que las cerraduras tanto del jardín como de la habitación de Kirishima habían sido cambiadas, haciendo que las llaves que él tenía fuesen completamente inútiles.

Todo aquello había sucedido simplemente de la nada, de la noche a la mañana, literalmente. Y seguía saber qué demonios había sucedido exactamente para desencadenar esto. Su cabeza estaba inundada de preguntas, hasta el punto en el que era un fastidio el no tener respuestas para ninguna.

En algún momento, se dispuso a pensar en retrospectiva, en busca de algún tropiezo que alguno de los dos haya cometido recientemente. Y varias sospechas se alzaron en su cabeza, taladrando como una molestia que iba y venía cuando se le daba la maldita gana, poniéndole de nervios.

Algo en él sospechaba que tenía algo que ver con esa charla que Eijiro fue a tener con sus padres, esa misma charla por la cual tuvieron que interrumpir su… momento a solas. Ya que, ¿Por qué si todo parecía estar tan bien, luego el mundo se puso de cabeza?

Y por otro lado, una parte de él le hacía ver la posibilidad de que Kirishima se había… "dado cuenta" desde hace un tiempo, de la realidad en la que vivían, y de quién era el rubio y quién era él, refiriéndose a las clases sociales que, según muchxs, les diferenciaban; y que apenas hasta ese momento había decidido irse de su lado. Si era completamente honesto, las palabras de la hermana de su madre nunca dejaron en paz su cabeza enteramente, provocando, que muy en el fondo, ese miedo de que el pelinegro lo dejase por esa razón perdurase.

Algunas veces su negatividad era tanta, que llegaba a pensar que él había cometido un error y arruinado las cosas sin siquiera darse cuenta de ello. Y si ese era el caso, ¿Qué mierda había hecho?… Usualmente, si pasaba algo fuera de lo común, por menos obvio que fuese, Katsuki podía llegar a notarlo tarde o temprano. Pero no había sido así en esta ocasión. Algo se le escapó.

Con cada día que transcurría, era más agotador permanecer enredado y atrapado entre los maliciosos hilos de esa incertidumbre. Por lo que, pese a que detestase pedir ayuda, en esos momentos consideraba que no tenía otra opción si quería avanzar, así que decidió llamar a Ashido y poner manos a la obra.

Lo que esté escrito entre corchetes "[ ]" no son diálogos de los personajes, es narración.
(Derecha = Katsuki
Izquierda = Mina)
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¿Hola?

Hey, ojos de
mapache.

¡Ah! ¡Bakugo! Hace
un tiempo que no
escucho nada sobre ti.
[Tan solo habían sido
unos cuantos días,
pero a ella de
todos modos le
pareció bastante.]

Las flores de nuestro amor || kiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora