#12: Rumores y ropa

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Katsuki ya había llegado de su pequeño "viaje" a la florería, un poco cansado mentalmente.

De camino a su habitación, se encontró con Midoriya, aunque, no pararon a hablar ni nada por el estilo, al menos no justo cuando cruzaron caminos. El pecoso se sorprendió al ver el, aunque muy blanco, aun así muy llamativo ramo de rosas.

Izuku paró de caminar, y comenzó cuestionarse para quién podría ser ese evidente regalo. Y era así de evidente el hecho de que era un regalo ya que Bakugo no era muy fanático de las flores como para comprar un ramo lleno de rosas como decoración para su recámara.

Como era de costumbre, el peliverde comenzó a analizar todo esto entre murmullos abundantes y continuos. Y también como siempre, esto le fastidiaba a nuestro temperamental rubio.

Bakugo le llamó al peliverde, antes de seguir caminando siquiera unos centímetros más, que terminara con esos "murmullos de mierda" como los llamaba éste.

-¡Ah!.. L-Lo siento Kacchan.. Es solo que..-

-¿Qué cosa, nerd?- Interrumpió abruptamente el rubio al contrario, ya con una clara molestia en su rostro y su actitud.

Midoriya pensó un poco antes de aclararle el motivo de sus murmullos al contrario, que lo miraba expectante y molesto. Pero después de unos segundos de pensarlo, llegó a la conclusión de que, aunque preguntase porque llevaba un ramo de rosas blancas con él, éste no le respondería nada más que un "No te importa, metete en tus propios asuntos". Y de hecho, tendría razón al decir esto, pero lamentablemente Izuku era un chico muy curioso (e inconscientemente algo chismoso), así que tendría que sufrir por la intriga que le generaba ese asunto.

-No es nada.. Olvídalo- Dijo bajando un poco la cabeza.

-Tch, entonces no molestes, Deku idiota- Dijo el rubio para así seguir su camino, alejándose del pecoso.

"Alguien a quien Kacchan le regalaría rosas blancas... ¿quién podría ser?.. " Pensó Izuku sin poder reprimir su curiosidad por el tema.

Katsuki seguía caminando tranquilo hacia su habitación, sin saber que el peliverde no sería la única persona que se le cruzaría antes de llegar a su destino.

-¡¡Bakugo!!- Gritó Sero acercándose al rubio por detrás.

-Hola, cintas- Contestó sin voltear a ver a su amigo.

-Veo que te fue bien en tu búsqueda, ¿eh?- Mencionó Hanta ya yendo a la par del ritmo con el que el rubio caminaba, al ver el ramo de rosas blancas, que llamaría la atención de cualquiera que lo viese.

-Qué romántico es todo esto... No es algo muy común en ti sinceramente- Siguió hablando Sero, recordando los días en los que aún vivía en New Town, cuando cada escasa ocasión, en la que el tema del romance, amor de pareja y esas cosas salían a la superficie en las charlas, Katsuki no mostraba ningún tipo de interés, ni siquiera asco o desagrado como algunos varones de su edad en ese entonces (chicos como de 9-11 años). No, éste más bien mostraba completa indiferencia sobre estos temas.

Bakugo al oír las palabras del contrario, no pudo evitar que sus mejillas se coloreasen de un leve tono rojo al recordar el maldito significado que la señorita de la florería le había dicho que tenían estas flores. Pero él, desde ese momento en la tienda, intentaba convencer a su cerebro de que sus intenciones al darle éste regalo al príncipe seguían siendo las mismas de antes de enterarse de que incluso las rosas tenían sus propios profundos y diversos significados.

-Nada de esta mierda es romántico, ¿de acuerdo?, desde un principio dije que le regalaría éstas rosas porque es de las muy pocas jodidas flores que él no tiene en su jardín, así que ya puedes parar con todas esas estupideces que dices de una maldita vez- Dijo negando rotundamente lo que el pelinegro insinuaba.

Las flores de nuestro amor || kiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora