#20; Pureza

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-¿Una cita?- Preguntaba Bakugo, algo confundido.

-¡S-Sí!.. ya sabes, algo especial.. solo tú y yo..- Habló Kirishima con sus mejillas rojas y los nervios a flor de piel.

El cenizo le observó en silencio por unos segundos, y luego dijo -¿Dónde y cuándo sería?

-¡Ah..!, este domingo a las 7, en el jardín- Sonrió nervioso.

-Bien... Ahí estaré- Oh, bueno... Eso fue mucho más fácil de lo que Eijiro pensó que sería -Igual no tengo nada mejor que hacer- No trates de lucir desinteresado ahora, Katsuki; si es que tu quieres esa cita tanto como el príncipe.

-¡Genial!- Exclamó sin tomarle mucha importancia al último comentario -¡Es maravilloso, de hecho!. No tanto como tú.. pero sí, es estupendo- Soltó una risa cargada de nervios y a la vez alivio.

-Eijiro.. Lárgate de una vez, idiota- Ese cumplido de parte del contrario le tomó por completo por sorpresa. Katsuki ahora mismo se encontraba con su rostro tan rojo como un tomate. Se colocó medianamente cabizbajo al decir esto, tratando de ocultar así su cara de la mirada ajena.

Aunque no le sirvió de mucho, ya que el príncipe de todas formas logró verlo, y con ello entendió el porqué de sus palabras. -Ah... ¡Sí.. ya me voy!- Obedeció, aún más avergonzado de lo que había estado segundos atrás -¡Nos vemos luego, Katsuki!- Se despidió sonriendo, aunque el contrario no le haya volteado a ver en ningún momento.

Ahora Bakugo tenía un pequeño problema... Y es que, no tenía ni la menor idea de lo que se supone que la gente hacía en una cita.

Bueno, en esta ocasión, a Katsuki ni siquiera se le pasó por la cabeza el pedirle ayuda a Ashido o a Sero. O a nadie, básicamente.

No pensaba ""humillarse"" de esa forma, preguntando algo acerca de lo que normalmente las personas de su edad ya sabrían. Pero, como se puede ver, él jamás se molestó en saber acerca de estos temas, no le interesaban. No hasta ese momento, al menos. Una parte de lo muy escaso que tenía de ejemplo sobre el romance y esas cosas, eran sus padres cuando aún vivía con ellos en New Town. Y tampoco es como que le agradara mucho ver a los dos adultos darse muestras de cariño y afecto, por ende se alejaba siempre que esto sucedía, así que ni siquiera de eso pudo haber obtenido mucho conocimiento.

Y después de consultar lo único que le serviría en esos momentos, el queridísimo Google, al buscar, primero que nada, qué se suponía que las personas hacían en las citas, y después de esta pregunta, fueran apareciendo más y más en la cabeza del cenizo (y en las sugerencias de Google también); el chico al fin había comprendido las cosas y llenado de información su cabeza. Solo que tal vez no haya sido del todo una buena idea, ya que ahora tenía los nervios a flor de piel de sobremanera. En realidad, el que acabase en ese estado era, de cierta forma, inevitable.

Sí, una cosa es saber sobre el tema.

Otra cosa es aplicar esos conocimientos, tener experiencia. Y el cenizo no tenía ni un solo ápice de experiencia en estas cosas.

Ojalá el universo se compadezca de esta pobre alma inexperta y enamorada. Y que así Bakugo no haga nada que pudiese arruinar ese encuentro.

Aunque, pensándolo mejor, Eijiro tampoco tenía ninguna experiencia propia que le ayudase. Solo contaba con las explicaciones y los consejos de Mina.

Así que, que el universo se compadezca de estas dos almas inexpertas y enamoradas, en su primera cita juntos.

Y en la primera cita de sus vidas, mejor dicho.

Las flores de nuestro amor || kiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora