Eran ahora las 10 de la mañana, hora en la cual comenzaba el primer descanso de Katsuki. El hambre llevaba molestándole desde hacía ya un rato, así que lo primero que hizo apenas dieron las 10, fue ir directo a la cocina (la cual compartían todxs lxs empleadxs que se hallaban alojadxs en esa zona), y prepararse su almuerzo rápida y habilidosamente. Para después, finalmente dirigirse al comedor y saciar su hambre sin compañía alguna. Solamente él y sus pensamientos.
"En serio, estoy empezando a cansarme de esta mierda" Declaró para sus adentros, refiriéndose a las varias ocasiones en las cuales había actuado o reaccionado de maneras muy inusuales en él.
Primero no rechaza ni aleja al príncipe cuando este deliberadamente invadió su espacio personal en más de una ocasión, sin mencionar su ritmo cardiaco acelerándose y el haber sentido un ligero calor en sus mejillas. Segundo, no haber podido rechazar la propuesta de aquel par (algo que en cualquier otra ocasión le hubiese sido más que sencillo), y eso únicamente por… ¿La sonrisa de Eijiro?.. Mierda, que cada vez que recordaba aquello último, comprendía incluso menos lo que le estaba sucediendo.
Su solitario almuerzo pasó, de un momento a otro, a un almuerzo con compañía, debido a una voz que llamó su apellido, la cual reconoció casi al instante.
-¡Hey, Bakugo! Tiempo sin vernos, viejo- Le saludaba un joven de cabellera negra y ojos ónix. Se trataba de Sero Hanta, un chico proveniente del mismo pueblo en donde Katsuki había nacido y crecido. Habían llegado a conocerse gracias a que fueron vecinos y además compañeros de clase; y Hanta había sido, además de otro chico llamado Izuku, el único que se acercó al rubio en más de una ocasión, a pesar de la actitud arisca de este. Solamente que Sero había tenido más suerte que el peliverde, y parecía que Katsuki le toleraba más a él que al pecoso. Este joven de cabellera negra había llegado al castillo unos pocos meses antes que el cenizo.
-¿Tenías que toparte conmigo justo ahora?- Decía desdichado.
-¡Oye!- Habló, queriendo sonar más ofendido de lo que en realidad estaba -Han pasado meses desde que no nos vemos, ¿Y me saludas así?- Una mueca de incredulidad (quizás algo exagerada) se mostraba ahora en su semblante. -Vamos, ¿No me extrañaste ni un poco durante este tiempo?
-¿Por qué mierda te extrañaría, cara plana? Estuve mucho mejor cuando ya nadie estuvo ahí para molestarme- Refutó, recordando que, cuando Hanta se marchó del pueblo, no tuvo a nadie más para hablar en el lugar, además de sus padres claro está; nadie más que se atreviera a acercársele para tratar de convivir con él. Suena algo solitario, sí; pero al rubio no le interesó o afectó en ese entonces.
-Si… Traté de hablar contigo por mensaje, pero rara vez respondías- Recordó, sentándose en una silla vacía al lado de Bakugo. -En fin… ¿Cómo has estado, bro?
-No hablaré contigo, estoy algo ocupado tratando de almorzar en paz- Le rechazó, para luego llevarse una cucharada de comida a la boca.
-Entonces esperaré a que termines. Tenemos horarios muy similares al parecer, y a mí me queda un largo rato de descanso aún- Concluyó relajado, diciendo en serio aquello de esperarle.
El cenizo viró los ojos ante aquello, y continuó con su almuerzo; eventual e inevitablemente volviendo a encerrarse a sí mismo en el tema del príncipe y todo aquel asunto.
Después unos cuantos minutos, Sero, quien se hallaba mirando algo en su teléfono previamente, pudo notar que Katsuki lucia algo distinto a comparación de cómo se le veía la mayoría del tiempo. O al menos, a como el pelinegro recordaba que el otro lucía casi siempre; inexpresivo, serio, o malhumorado. Parecía como si algo le estuviera molestando o perturbando.
-Bakugo, ¿Sucede algo?- No tardó en preguntar.
-Qué te importa si me pasa algo o no- Le respondió, tratando de evadir el tema.
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Las flores de nuestro amor || kiribakushima
Fanfiction⏤͟͟͞͞ 🌺┆ Las flores pueden poseer muchos significados diferentes y representar cientos de cosas distintas. Y una de estas, era el amor que se había suscitado inadvertidamente entre estos dos jóvenes. Kirishima Eijiro es un príncipe, cuya existenci...