#22; Pétalos de sol

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-¿Cómo van las cosas con Kirishima, Bakubro?- Preguntaba Sero al cenizo después de un rato de silencio. Se encontraban ambos almorzando en la sala común, era sábado, por ende era día de descanso para aquel par.

Y habían transcurrido ya unas dos semanas desde aquel día en el que Eijiro y Katsuki estuvieron juntos detrás de la cascada.

-¿De qué hablas, cara plana?- Contestó el aludido sin mirarle.

-¡Tú sabes de qué hablo..! Son pareja desde hace casi un mes, ¿No?- Habló tan casualmente que había posibilidades de que una que otra persona de por ahí le haya escuchado.

Katsuki casi se atraganta con su comida al escuchar aquello, tomando desprevenido al otro, quien no supo muy bien qué hacer ante ello. Luego de unos segundos, el cenizo pudo calmarse un poco, y después finalmente hablar de nuevo -¡No somos..- Mas no terminó esa frase, ya que notó a tiempo cómo varias personas volteaban a verle por el alto tono de voz que usaba.

Se pasó una de sus manos por la cara tratando de tranquilizarse, y así proseguir, ahora a un tono mucho más bajo -No somos.. pareja, solo somos...- Ahora que se ponía a pensar en ello, ¿Qué se supone que eran?... No tenía muy en claro cómo describirlo -Ugh...

Hanta entonces le observó callado por unos segundos, creyendo entender de cierto modo lo que querían decir las palabras sin terminar del rubio y la duda que estas y sus ojos rubíes transmitían.

-Está bien si no puedes ponerle nombre a lo que sea que tengan ahora- Dijo al fin, después de aquel silencio -No es como si fuese necesario hacerlo, de todas formas- Trataba de brindar una especie de consuelo verbal al otro.

-Como sea- Levantó la mirada -Yo qué sé.. Las cosas están bien, supongo- Retomó su almuerzo -Pero el idiota es un completo empalagoso de mierda- Este último comentario le llamó la atención al pelinegro.

-¿Demasiado contacto físico como muestras de cariño, acaso?- Sospechó que se trataba de eso.

"Sí, y solo porque yo aquella jodida vez en la cascada le di un empujón para que lo fuera" Pensó únicamente -No voy a contarte absolutamente todo lo que haga con él, estúpido- De nuevo, respondiendo lo contrario a lo que pensaba.

-Okey, okey- No hizo más reclamos, sabía que si el cenizo decía que no, no había manera alguna de convencerlo.. al menos no si no eras Eijiro. -Pero... ¿Te gusta?.. Que él sea así de cariñoso, digo- Aun así, se atrevió a soltar otra pregunta difícil de responder.

-Por eso es que detesto hablar contigo- Dijo al último Bakugo, ahora exasperado, mientras se levantaba de la mesa y llevaba su comida con él, con la intención de ir a otro lugar y continuar su almuerzo por su cuenta.

Sero tuvo que retener una carcajada ante esto último, ya que supuso que, probablemente, el rubio se había avergonzado por su pregunta. ¿Será que su respuesta hubiera sido un "Sí", entonces? -¡No! ¡Espera, Bakugo!, ¡Solo bromeaba!- Tomó su comida también, y siguió al susodicho.

Y sí, efectivamente, Katsuki se avergonzó enormemente ante esa última pregunta. Porque sí, por alguna extraña razón, le agradaba esa parte de la naturaleza de Kirishima. Era algo que ni siquiera él se hubiese esperado de sí mismo.

• • •

Bakugo se sentía muy fatigado, cansado, cansado de existir... Más bien, cansado de su trabajo. No es que le pasase muy a menudo el sentirse de esa forma; al contrario, solía acoplarse y acostumbrarse perfectamente bien a las cosas de ser necesario. Posiblemente era apenas la sexta vez que se sentía así desde que llegó al castillo.

Las flores de nuestro amor || kiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora