Afortunadamente para el par de enamorados, una considerable paz se había prolongado desde aquel emocionalmente agitado día hasta la actualidad, unos tres meses después. Todo de alguna forma volvió a la normalidad. Esto último a tal punto que, inclusive, llegó un momento en el que el tema de la familia de Katsuki no había vuelto a salir de los rincones más soslayados de sus pensamientos.
Aunque, a Eijiro no le pareció del todo correcto que el rubio no hubiese intentado hablar sobre ello con sus padres en ningún momento, tampoco sintió que le correspondiera insistir en absoluto, ya que sentía todo eso como un tema ajeno a él, pese a que involucrase a su pareja. Por lo cual, en ningún momento llegó a presionar al cenizo para que hiciera algo al respecto, sino que lo dejó por completo en manos suyas para que actuara cuando él se sintiese listo.
De todas formas, como tenía acostumbrado mucho antes de aquel incidente, siempre se aseguraba de verificar cada tanto cómo se encontraba Katsuki.
Mientras que el rubio estuviese bien, eso le era más que suficiente a Kirishima para estar tranquilo él mismo.
Todo estuvo tan calmado durante ese tiempo, que no se hubieran esperado ni de lejos la siguiente piedra que sería lanzada a las aguas provocando una turbulencia irregular en el flujo acostumbrado de estas.
La pareja se hallaba actualmente envuelta en un momento que solicitaba por sí solo privacidad, y detonaba una intimidad que surcaba por cada centímetro de la habitación llegando hasta los rincones más escondidos.
Compartían una espontánea y impulsiva sesión de besos, iniciada principalmente por Kirishima unos varios minutos atrás. Se encontraban en la cama perteneciente al pelinegro, con este último estando encima del rubio, sujetándole las mejillas con ambas manos y posicionado entre sus piernas. Mientras que Bakugo permanecía con sus manos sosteniendo la cintura ajena.
Y pensar que, un rato atrás, estaban simplemente mirando algo en la televisión tranquilamente, hasta que a Eijiro repentinamente se le dio por abalanzarse hacia su novio e iniciar aquel acto (esto último no sin antes solicitar el consentimiento ajeno). Y tan repentinas fueron sus acciones, que ninguno de los dos se dispuso a apagar ese aparato destinado para el ocio antes de empezar, por lo que aún se podía escuchar de fondo la película a la cual le habían estado prestando atención previamente.
Los besos fueron profundizando de a poco conforme los minutos pasaban, a tal punto que la saliva lograba escaparse de entre sus labios con cada movimiento que realizaban de modo que el contacto entre estos era continuo en la medida de lo posible.
El calor en sus rostros salpicados de carmesí se extendía por sus cuerpos enteros, creando una ambiente colmado de una calidez apacible y a la vez ardiente entre ambos varones.
A ese paso, las cosas seguirían escalando más y más, de no ser porque el celular del príncipe comenzó a resonar súbitamente, con su tono de llamada como el sonido protagonista de esa interrupción.
No obstante, como más de una persona hubiese esperado o hecho, Eijiro no se separó del otro para atender la llamada incipiente. Al contrario, él siguió como si nada, e inclusive profundizó un poco más los besos, tomando por sorpresa al cenizo y haciéndole soltar un breve jadeo.
Pero Katsuki no se quedó de brazos cruzados ante aquello, ya que, tan pronto como el timbre del teléfono ajeno se había detenido, volvió segundos después con insistencia a llenar de su escándalo la habitación una vez más. Y por esto fue que el rubio quitó sus manos de alrededor de la cintura contraria, para luego tomar al otro de los hombros y dejar unas varias palmadas y leves golpes para llamar su atención.
Sin embargo, el pelinegro no se daría tan fácilmente por vencido, por lo que puso más esmero en sus movimientos, sujetando aún las mejillas ajenas, no queriendo que ese momento entre ambos terminase aún.
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Las flores de nuestro amor || kiribakushima
Fanfiction⏤͟͟͞͞ 🌺┆ Las flores pueden poseer muchos significados diferentes y representar cientos de cosas distintas. Y una de estas, era el amor que se había suscitado inadvertidamente entre estos dos jóvenes. Kirishima Eijiro es un príncipe, cuya existenci...