Capitulo 24

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Omnisciente

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Omnisciente

- Yo... am yo.

- ¿Tú qué?.- miró desafiante al chico.- Respóndeme de una vez Alexander o tendré que ir por Snape.

- Yo no debería estar aquí.

- Eso ya lo sé idiota, pero te pregunté algo.- la chica vio como el joven Rosier escondía algo detrás de él.- ¿Qué es eso?.

- No es nada.- trató de esconder más el objeto.

- Estabas tomando algo de mi mi habitación y sin mi permiso.- acusó al chico.- ¡Devuélvemelo!.

El chico se alejó cuando Gisselle intentó tomar lo que tenía entre sus manos, ella sabía que no podía tomarlo de forma física, es decir, él era más alto y fuerte que ella, así que tomó su varita de su túnica y como había visto a Harry en sus entrenamientos murmuró, accio.

El pequeño ramo de flores llegó a su mano y de el colgaba un pequeño pedazo de pergamino, escrito con aquella elegante caligrafía reconocida estaba escrito una frase.

"No mi amor, no quiero verte así,
ya no llores, niña de un millón de flores."

Su mente trabajaba rápidamente tratando de entender qué hacía Alexander con aquel regalo y por qué estaba en su habitación, aunque la respuesta parecía muy obvia, ella quería encontrar algo que indicara lo contrario.

- ¿Tú?.- decidió plantear otra pregunta.- ¿Co...cómo conseguiste esto?.

- Yo soy la persona que te ha entregado aquellas notas.

- Mira, no quiero sonar grosera o algo por el estilo, pero, ¿cómo se que dices la verdad?.

- Por que te he entregado estas notas desde tercer año, todos los días trataba de dejarte un chocolate o algo, empezó una tarde que te vi pelear con tu padre.- para sorpresa de Gisselle todo eso era cierto.

- Puedes dejarme sola, por favor.- Alex asintió para finalmente salir.

El chico Rosier la había librado, por poco Gisselle lo atrapaba mientras se robaba las notas, por su parte la chica Lupin, se fue a la cama aún con la duda en mente, el joven tenía todo a favor para que él fuera aquel remitente, pero no quería aceptarlo por una extraña razón.



...



Gisselle se encontraba en el baño de Myrtle la llorona junto a Hermione, para suerte de las dos chicas, el fantasma no se encontraba ahí, así que podían estar en completa tranquilidad.

𝔄𝔫𝔠𝔩𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora