Capitulo 34

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Omnisciente

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Omnisciente

El mundo de la joven se detuvo en tan solo un instante, todo a su alrededor se oía lejano, no logró escuchar el grito que había dado Fleur Delacour o los instrumentos de la banda de Hogwarts, su corazón latía rápidamente, la respiración se le comenzaba dificultar, con las piernas temblando se acercó rápidamente, no dando tiempo a que Fred o George la detuvieran, todo había sucedido en cuestión de segundos.

- ¿Cedric?.- formuló como pudo, arrodillándose al lado del joven, no le importaba los sollozos de Harry a su lado.- Cedric, por favor, despierta, no puedes irte, tú no por favor.- pedía entre las lágrimas que comenzaban a deslizarse por su rostro.- Cedric, por favor, te necesito, eres mi persona, te necesito viva, tú me haces ser valiente.- lloraba sosteniéndose al cuerpo inerte del joven hufflepuff.- Por favor, por favor.- rogaba una y otra vez, aferrándose al cuerpo.

La multitud se había percatado de lo sucedido, los profesores alejaban a todo alumnado que quería ver de cerca el suceso, no había nadie que pudiera separar a Gisselle y Harry del cuerpo sin vida de Cedric Diggory, sus sollozos lastimaban a los que tenían cerca, era demasiado dolor lo que transmitía con sus lágrimas.

- ¡ES MI MUCHACHO!, ¡MI HIJO!.- fueron los gritos y el llanto de Amos Diggory que permitió que Gisselle por fin se despegara del cuerpo que yacía en el piso.

Amos Diggory se acercó dolido y sin fuerzas para ver a su único hijo, aquella escena le rompía más el corazón a Gisselle, así que aprovechando que todos se encontraban distraídos, salió corriendo de ahí, quería estar sola, por que en ese momento nadie podía sacarla de aquel vacío en el que se había hundido.

La escena frente a ella la destruyó más, las lágrimas comenzaron a salir sin parar, Gisselle quiso encontrar refugio en su lugar, en el lugar que compartía con Cedric Diggory, pero no se había imaginado lo que el joven le había preparado, aquel espacio en el bosque prohibido estaba adornado, un lindo cartel en amarillo y negro, con una preciosa caligrafía se notaba escrito "FELIZ CUMPLEAÑOS GISSELLE", pequeños globos y banderines rodeaban un lindo pastel con pequeñas cajas de regalo a su alrededor.

La joven Lupin cayó sobre el césped, llorando sin parar, abrazando sus piernas tratando de encontrar calor, no le importaba cuánto tiempo llevaba ahí o si le pasaba algo debido a las altas horas de la noche que ya eran, solo quería llorarle a su amigo, se suponía que ambos estarían ahí celebrando no solo ella rodeada de oscuridad y frío, una pequeña melodía la distrajo de su agonía, y como si no hubiera tenido ya demasiado dolor, un pequeño reloj del que no se había percatado marcaba las 00:00 horas, las velas del pastel se prendieron solas, el letrero frente a ella cambiaba de colores.

Todo era tan iluminado, pero ella aún se sentía en la oscuridad, con lágrimas en los ojos se acercó al pastel, "que todo esto sea un sueño", pidió mientras soplaba a las velas, pero no, aquella era su realidad, el dolor se transformó en enojo, y con furia gritó, quitó, tiró, rompió y golpeó todo frente a ella, aquel bonito espacio arreglado ahora era un caos, se tomó de la cabeza, todo giraba a su alrededor, su cuerpo temblaba sin parar, cada vez le hacía más falta la respiración, sus pulsaciones eran incontrolables, con gran dolor se deslizó por el tronco del árbol más cercano, en ningún momento las lágrimas había dejado de salir.

𝔄𝔫𝔠𝔩𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora