Capitulo 1

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Me levanté perezosamente de mi cama, hoy había dado comienzo las vacaciones de verano, no sabía que hora era pero por la luz del día se podía distinguir que ya era más de medio día, salí de mi habitación en pijama hacia la cocina

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Me levanté perezosamente de mi cama, hoy había dado comienzo las vacaciones de verano, no sabía que hora era pero por la luz del día se podía distinguir que ya era más de medio día, salí de mi habitación en pijama hacia la cocina.

Para entrar a la cocina tenía que pasar por la sala de la pequeña casa en la que vivo, iba bostezando, si por mi fuera me hubiera quedado durmiendo, pero tenía algo de hambre, además que estaba segura que mi padre se iba a enojar si me quedaba otra hora dentro de la cama.

- Señorita Lupin, buenos días.- escuché una voz, la cual me hizo saltar en mi lugar, voltee a ver de quien provenía y era de un señor mayor con una gran barba blanca, él solo me veía con una sonrisa divertida, hasta que me acordé que llevaba mi pijama de ositos, rápidamente me sonrojé.

- Hija, te presento al profesor Dumbledore, director del Colegio Hogwarts.- claro como no lo reconocí, tenía unos cuantos cromos de él, los cuales habían salido de las cajas de ranas de chocolate.

- Mucho gusto, Gisselle Lupin.- me presenté mientras ofrecía mi mano.

- El gusto es mío señorita Lupin.- estrechó mi mano.- Por cierto linda pijama de ositos cariñositos, si no me equivoco así lo llaman los muggles.- se burló sutilmente de mi, lo cual provocó que volviera el sonrojo, pero esta vez sentía quemar mi cara de la vergüenza, mi papá soltó una pequeña risa.

- Entonces ahí nos vemos el primero de septiembre Dumbledore.- Despidió mi padre al director después de reírse de mi.

- Será un placer tenerte como profesor Lupin, y a ti como alumna, pequeña.- dijo para finalmente desaparecer de la sala, dejándome totalmente confundida.

- Padre.- lo llamé al ver que se dirigía a la cocina sin explicarme nada.- ¿Cómo está eso de que vas a ser profesor? ¿Voy a ir a Hogwarts? pero ¿Qué va a ser de la Academia Beauxbatons?.- dije rápidamente.

- ¡Oh! Cierto, el profesor Dumbledore vino a ofrecerme un puesto en Hogwarts, quiere que sea profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.- contestó mientras preparaba el desayuno, me le quedé viendo esperando a que me siguiera contando, pero no pasó.

- ¡Padre!.- volví a llamar su atención, esperando a que me diera una explicación completa, finalmente suspiró y se sentó en la silla más cercana, volteó a verme otra vez y con una seña me indicó que me sentara enfrente de él.

- Gisselle, se que debí consultar contigo primero si quieres entrar a Hogwarts, pero realmente sentí que era lo correcto, después de lo que pasó hace algunos meses, sabía que Beauxbatons ya no es el lugar indicado para ti.- volvió a suspirar y dejando un pequeño silencio, para ambos era difícil recordar lo que vivimos hace seis meses.- Cuando Albus Dumbledore, me ofreció este puesto, no quería aceptar, pero me di cuenta que era lo mejor y sería una gran oportunidad para que tú inicies de nuevo, se que este último mes que estuviste en la academia no fue como me contabas y yo quiero tu bienestar y si eso se trata de tener que dejar Paris y tener que regresar a Londres sin duda lo haría, espero me entiendas.- dijo finalmente para darme un beso en la frente y abrazarme.

Sabía que para mi padre era difícil regresar a Londres, él se había ido de ahí después de que se derrotara al señor tenebroso. En aquella guerra mágica había perdido ahí a sus mejores amigos, dos de ellos murieron y uno resultó ser más que un asqueroso traedor, entregando a su amigo ante Voldemort, ahora él se encontraba en Azkaban, hasta lo que tengo entendido, pero lo que más le dolía a mi padre era que también había perdido a mi madre, un extraño olor me sacó de mis pensamientos.

- Papá, ¿Porqué huele a quemado?.- dije a la vez que me separaba de él.

- Yo no huelo na...- se calló rápidamente al percibir también el olor.- ¡LA COMIDA!.- corrió a apagarle, me reí al ver cómo desechaba lo que cocinaba, lo cuál ahora había tomado un color completamente negro.

Después de ese pequeño incidente, lo ayudé a hacer el desayuno, una vez hecho el desayuno nos pusimos a comer, mientras platicábamos y bromeábamos sobre lo que había pasado, decidimos ya no volver a mencionar más el tema.




...



Ya estaban por terminar las vacaciones de verano, exactamente faltaba una semana, lo que indicaba que tenía que empezar a guardar todas las cosas que me iba a llevar, papá le había hecho un hechizo a mi baúl para que entraran todas mis cosas, ya que no íbamos a regresar a Paris.

Hoy en la mañana había llegado mi carta de Hogwarts, en la cual venía mi lista de materiales, mi padre me había dicho que lo mejor era ir a comprar las cosas al Callejón Diagon, ya que ahí iba a encontrar todo lo que nos pidieron, además según él, la experiencia de comprar tus cosas ahí era única.

Después de dos días de estar empacando era momento de partir, la verdad estaba muy sentimental, no era fácil abandonar tu hogar donde viviste los mejores y a la vez peores doce años, sin embargo después de meditarlo, sabía que era lo mejor, Hogwarts sería un nuevo comienzo para mi, además que no había nada que me retuviera en Paris, no tenía amigos después de lo que me pasó.

Tomé mis cosas y fui directo hacia la sala en donde mi papá ya me estaba esperando.

- ¿Estás lista?.- me preguntó.

- No, pero ya no hay vuelta atrás ¿cierto?.- contesté con una pequeña sonrisa.

- Cierto.- me ofreció su mano, la cual la tomé.- Bien vamos a llegar al Callejón a través de aparición, para eso necesito que no me sueltes, lo más probable es que llegues a sentir náuseas, incluso llegues a vomitar.- volteó a verme seriamente.- Por favor no lo hagas, por el equipaje no te preocupes, ese será trasladado directamente a la posada donde nos vamos a quedar los días antes de partir a Hogwarts.- yo solo asentí.- Callejón Diagon.

Escuché débilmente a mi padre, para después empezar a sentir como todo a mi alrededor se movía, él tenía razón, pronto comencé a sentir náuseas, cuando empecé a sentir una sensación de algo para nada agradable subir por mi garganta, finalmente llegamos, tarde por lo menos unos minutos para componerme.

Alcé mi vista y mi padre tenía razón, el lugar era asombroso.










Alcé mi vista y mi padre tenía razón, el lugar era asombroso

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Espero que les guste :)

𝔄𝔫𝔠𝔩𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora