-Oh así, ahhh, siii papi, así, más duro o por Dios eres tan grande papi, ahh no pares-
Los sonidos obscenos salían sin importar nada, sus labios jadeaban deseosos por el hombre que lo embestía de manera bestial, sus grandes manos se clavaban en sus caderas, y él claramente sabía que quedarían las marcas pero eso poco podía importarle. Estaba siendo llevado al éxtasis total, solo podía pensar en ese momento y en ese lugar y en el hermoso hombre que no dejaba de verlo con ojos encendidos mientras lo penetraba sin piedad.
Eran ellos y nada alrededor importaba, eran dos amantes disfrutando al máximo el placer que se entregaban mutuamente. Se amaban y el resto valía poco o nada.
Cuando el orgasmo recorrió su cuerpo inmisericordeoso, Jimin se dejó caer sobre la cama sintiendo como su adorado novio explotaba también dentro suyo y caía rendido sobre él.-Me apalastas- gimió sonriente.
-No pienso salir de aquí- dijo mientras besaba tiernamente su espalda.
-Te amo- replicó dejando que sus labios se unieran a los del otro de manera perfecta.
-Yo te amo más pequeño- susurró entre el beso.
La puerta sonó en un golpe seco, Jimin miró al otro sabiendo que odiaba que los interrumpieran, esbozó una sonrisa mientras su amante sacaba su pene de su cuerpo.
-Mataré a quien sea que haya osado molestarnos- gimió levantándose de la cama y llegando hasta la puerta.
-Jefe, ya es hora, los están esperando- el subordinado habló mirando al tipo desnudo frente a él.
-Un día voy a matarte Kim- soltó cerrando la puerta para volver a la cama.
Jimin le regaló una amplia sonrisa. Su cabello rosado revuelto luego de la intensa ronda de sexo, sus mejillas sonrojadas, su sonrisa coqueta, sus labios hinchados por los besos y su perfecto cuerpo desnudo hacían que su cuerpo volviese a encenderse. No quería salir de allí, no quería dejar de besarlo y de hacerle el amor, pero debía ocuparse de sus negocios.
-Vamos amor, nos están esperando- dijo Jimin arrodillandose sobre la cama, mostrando aún más su cuerpo perfecto y perlado por el sudor.
-¿De qué diablos me sirve ser el jefe si no me van a dejar pasar mi cumpleaños como yo quiero?- soltó con un puchero que hizo a Jimin sonreír aún más amplio.
-Deja de ser un niño, estás cumpliendo treinta y un años Min, y tus invitados están abajo esperando por ti- comentó acercándose y rodeando su cuello para luego darle un dulce pero apasionado beso.
-Solo quiero pasar mi cumpleaños contigo, aquí, en nuestra cama, disfrutando de ti y de tu hermoso culo- gimoteo en sus labios.
Jimin volvió a sonreír a veces Yoongi podía ser más niño que él.
Se vistieron elegantes, ambos con un traje negro cada uno, lucían fabulosos y sin dudas eran la pareja más linda de la noche.
Namjoon los recibió con una sonrisa ladina, Yoongi rodó los ojos y siguió bajando las escaleras mientras Jimin lo seguía sin dejar de sonreír y dándole un suave golpe en el hombro a Kim.
Los invitados degustaban alegres los deliciosos platillos que los camareros repartían.
Yoongi tomó su lugar en la punta de la mesa, tomando la mano de su pequeño quien se acomodaba a su derecha.
-Realmente les agradezco que estén compartiendo conmigo este día, sean bienvenidos a mi casa y la de mi adorado novio. Disfruten la noche- dijo mientras tomaba asiento y tironeaba a su pequeño angel para que se sentara en su regazo.
Jimin sabía que Yoongi adoraba tenerlo así, y que poco le importaba los comentarios de los demás.La fiesta era digna de un magnate como Min Yoongi. Diplomáticos, ministros, políticos, empresarios. La gente correcta en el lugar correcto.
Cuando la celebración llegó a su fin y el último de los invitados abandonó la estancia, Yoongi tomó a Jimin subiendolo en uno de sus hombros, para llevarlo colgando hasta la habitación que compartían.-Bueno angel, quiero mi regalo de cumpleaños- jadeó en la oreja del otro.
-Papi, ya te di mi regalo, ¿acaso no te gustó el reloj de oro que te regalé?- indagó con un tono inocente, haciendo que Yoongi se encendiera aún más.
A veces Min se preguntaba como era posible que su pequeño angel Park Jimin pudiese ser tan frágil y adorable y tan sensual y erótico al mismo tiempo, quizás era esa dualidad de su adorado novio que lo hacía perder la cabeza y no pensar en nada más que no sea ese pequeño junto a él.
Indudablemente Min Yoongi era capaz de dar su propia vida por su precioso niño.Cinco años antes
-El avión está listo para salir, cuando usted diga despegamos- la voz de su hombre de confianza resonó en el automóvil.
Yoongi miró por la ventana, odiaba salir de viaje pero sus negocios lo ameritaban, así que sin más preámbulos salió del vehículo para comenzar a caminar al jet privado de su propiedad que lo esperaba.
Había llegado a Busan tres días antes, algunos de sus negocios allí requirieron de su presencia y ahora al fin estaba emprendiendo la vuelta a casa. Mientras caminaba por la pista pudo ver una pequeña figura vestido con un chaleco refractario, unos grandes auriculares en su cabeza, unas gafas protectoras y un par de luces de guía en sus manos. No entendía porque pero aquella pequeña figura había captado su atención. De pronto vio como el muchacho corría en la pista, posicionándose frente al jet para comenzar con su tarea. Sin pensar en nada más se acercó a este, que en el apuro por llegar se había enredado con sus propios cordones y había terminado en el piso.Yoongi corrió a su encuentro y se puso de cuclillas intentando ver al fin su rostro.
-¿Estás bien?- preguntó con un tono alto ya que el ruido del avión era intenso.-Yo, lo siento- la voz dulce de ese pequeño quebró los sentidos de Min al instante.
-¿Te lastimaste?- indagó preocupado extendiendole una mano para ayudarlo a ponerse de pie.
El chico miró la mano y luego levantó su rostro para mirarlo, sus intensos ojos azules se clavaron en los oscuros de Yoongi, y este no pudo evitar maravillarse con semejante perfil que tenía frente a él.
-Estoy bien, solo fue una tonta caída, disculpe por retrasarlo señor- respondió sin dejar de mirarlo.
-Tu no eres el chico de siempre- exhaló Yoongi dejando salir todo el aire que sus pulmones habían retenido.
-Oh, no, yo, este no es mi trabajo habitual, mi compañero se enfermó y me pidieron que lo cubriera, yo soy despachante- comentó una vez se había puesto de pie sin soltar la mano de Min.
Namjoon miraba la escena sorprendido, Yoongi era de pocas pulgas, jamás se acercaría a ayudar a un torpe empleado del aeropuerto, los demás guardaespaldas los rodearon sin dejar de chequear todo el lugar.
-¿Cómo te llamas?- cuestionó, cuando sintió el aire frío rozar su mano que el joven había soltado.
-Park Jimin, señor- contestó totalmente sonrojado y Yoongi sintió todo su cuerpo tensarse al escuchar su nombre salir de esos tiernos y esponjosos labios.
-Señor debemos irnos- avisó su hombre de confianza
Yoongi giró sus ojos un segundo intentando demostrarle a Namjoon que sería hombre muerto si no se callaba la boca, pero cuando volvió a mirar al pequeño que había estado frente a él, lo vio como ya se había acomodado en su lugar para llevar adelante su trabajo.
Min subió al jet sin decir demasiado pero sin quitar la vista del hermoso chico que seguía en la pista, lo vio desde la ventana maniobrar las luces de guía y cuando el avión al fin comenzó a levantar vuelo, miró a su subordinado y habló.-Averigua absolutamente todo acerca de Park Jimin- y volvió a mirar por la ventana.
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Pequeño Ángel
FanfictionMin Yoongi es el hombre más temido de Corea y otros países, lleva adelante una de las mafias más poderosas y peligrosas que existen. Park Jimin es el pequeño angel que pone de cabezas el mundo de Yoongi.