Un angel contra el mundo

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Caminó lentamente por los pasillos, mirando hacia todos lados, abrió la puerta y sonrió. Ese pequeño berrinchudo se encontraba allí pero no parecía él. Lo miró con cariño y recibió una sonrisa.

-Sabía que vendrías por mi-

-No te esfuerces, te necesito fuerte en el menor tiempo posible. ¿Estás listo?-

-Siempre- respondió y volvió a sonreír.

Con cautela lo ayudó a subir a la camilla que había arrastrado hasta allí.

-¿A dónde va?- la voz grave del policía los detuvo.

-Debo llevar al paciente a hacer una resonancia, aquí está la orden del doctor- levantó la mano mostrando el papel con la firma del mismo.

-¿Por qué no vino la enfermera de siempre? No te conozco-

-Soy Kim, y estaba de vacaciones, me reincorporé hoy, puede preguntarle a la jefa de enfermeras-

-Eso haré, no se muevan de aqui- dijo y salió de la habitación.

Jimin lo miró y sonrió.
-¿Con que Kim no?-

-Bueno, es el apellido de mi novio, estoy seguro que me dejará usarlo- respondió regalándole una sonrisa a su pequeño hermano.

Al cabo de unos minutos el mismo oficial volvió, miró a los otros dos y asintió. 
-Iré con ustedes- informó y abrió la puerta para acompañarlos.

Caminaron en silencio hasta subir al ascensor, el lugar estaba lleno de policías en cada rincón, al parecer no querían perder al pequeño por nada del mundo. Bajaron del aparato y caminaron por otro pasillo hasta llegar a unas grandes puertas, allí dos enfermeros los esperaban. Entraron y el policía vio como acomodaban a Jimin en otra camilla, un resonador magnético en el cual harían el estudio necesario.

-Necesitamos tranquilidad y silencio- informó uno de los técnicos que se encargaba del gran aparato, mientras miraba al oficial.

-Estaré afuera- dijo y salió sin dejar de mirar todo a su alrededor asegurándose de que todo estuviera en orden.

-¡Al fin!- exclamó el más joven de los Park quien había tomado el lugar del supuesto técnico.

Subieron a Jimin a una silla de ruedas que se encontraba en el baño y salieron despacio por la puerta que daba al pasillo interno donde solo caminaba el personal médico.
Namjoon los esperaba al final con las puertas abiertas y Jungkook estaba en la camioneta camuflada como si fuese una ambulancia, con el motor en marcha. Vieron a varios policías que miraban la escena pero ninguno se movía de su lugar.

-Está hecho- la voz de Namjoon sonó en una pequeña radio.

Unos minutos más tardes los policías que cuidaban a Jimin eran abatidos por la gente de la mafia que había ocupado todo el hospital, mientras el personal y los pacientes se encontraban en los pisos superiores.
Todo había salido como lo habían planeado.





Llegaron al hangar donde un avión los esperaba para sacarlos de Seúl.

Jimin miró por la ventana.
-Volveré por ti amor, te lo juro- exclamó sin dejar de mirar hacia afuera viendo como la ciudad se volvía minúscula.

Seokjin acarició sus cabellos y lo dejó descansar sabía muy bien el dolor que Jimin estaba sintiendo en ese momento al tener que dejar a Yoongi en Seúl y en una cárcel.














Cinco meses después







-Todavía estás débil,  el médico fue claro, una herida como la tuya tarda mucho en sanar, si haces algún mal esfuerzo puedes recaer y hasta morir- habló Jin mirándolo totalmente furioso.

Pequeño Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora