El angel de mi vida

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La luz del sol se colaba por los amplios ventanales, alumbrando el perfil perfecto de su hermoso novio, Jimin sonrió y besó sus labios entre abiertos.
Se puso de pie, totalmente desnudo, caminó hasta el amplio balcón y recorrió con sus ojos la exuberante vista.
Suspiró feliz, le gustaba estar allí, él y su amado novio, sin problemas, sin preocupaciones, aún sabiendo que todo eso acabaría al llegar a casa.

Unos fuertes brazos atraparon su cintura, sintiendo el duro pene apoyarse en su trasero.
Volvió a suspirar y apoyó su cabeza sobre el pecho ajeno dejándose besar dulcemente.
Yoongi comenzó a acariciar su miembro haciéndolo excitar al instante, seguía sosteniéndolo por la cintura mientras su otra mano seguía bombeando sintiendose más necesitado ahora. Los besos recorrían su cuello, su lengua jugaba lujuriosa con cada parte de su piel. Estiró su mano hacia atrás, separándose apenas un poco comenzando a estimular el pene de su hombre devolviendo la excitación, se frotaban uno contra el otro buscando más contacto.
Yoongi lo apoyó en el barandal del balcón y sin esperar más comenzó a penetrarlo viendo como su miembro se perdía dentro de su pequeño, le alucinaba esa vista y los gemidos sin cuidado de Jimin lo prendían aún más.
Comenzaron un ritmo lento, perdiéndose entre caricias y palabras de amor, pero el calor exigía más y Yoongi sin poder contenerse apresuró el ritmo haciéndolo más intenso, mas caliente, mas rudo, mas desesperado. Así lo ponía Jimin, lo hacía desesperar, sentía la necesidad de empotrarlo cada vez más intenso más lujurioso y así lo hacía, no podía ni quería parar y al parecer Jimin no se oponía a eso.

-Agh, si, oh papi, no pares, hazme todo lo que quieras, no pares, me encanta- gemía sin vergüenza mientras recibía las embestidas bestiales de su novio.

-E-res lo me-jor de est-e  p-uto mu-ndo- balbuceaba Yoongi sin dejar de chupar su espalda y sin parar de penetrarlo.

-Te amo tanto papi, tanto, eres perfecto para mí, solo tu papi-

Y Yoongi no pudo con tanto y explotó enloquecido en el cuerpo de su pequeño, Jimin lo siguió, expulsando su semen sobre la mano de su hombre quien no había dejado de masturbarlo.
-Adoro amanecer asi- jadeo Yoongi y Jimin giró hasta él para besarlo nuevamente.

Desayunaron en la parte trasera de la mansión, a orillas del celeste mar. Rieron y hablaron de todo un poco sin dejar de mirarse o besarse.
Jimin tomó la mano de Yoongi y lo llevó al agua, ambos seguían desnudos y al parecer seguirían así todo el tiempo. 

Entraron al mar riendo y jugando, pasaron un largo rato allí, Yoongi lo acomodó sobre él haciendo que sus piernas se enrederan en su cintura, acarició sin pudor sus nalgas y volvió a enterrarse en su pequeño mientras el agua agitaba sobre sus cuerpos.
Jimin se retorcía recibiendo las estocadas duras del otro y chupaba los labios de su novio siguiendo el ritmo del acto sexual.

Una vez el orgasmo los consumió Jimin apoyó sus pies en la arena y se aferró al cuerpo de su hombre, se besaron muchas veces más y salieron del agua.

Pusieron en marcha el jacuzzi y ambos se metieron dentro, Jimin se sentó frente al otro, bien alejado, y aunque Yoongi se quejó por la distancia la sonrisa ladina de Jimin decía que algo tenía en mente. Y así era, su pie empezó a frotar suavemente el pene de Yoongi haciendo que se tensara al instante.

-¡Eres un pervertido!- exclamó ladino.

-¡Te encanta!- respondió sonriente.

-Si vas a hacer eso tendrás que venir aquí porque quiero enterrarme en ese precioso culo- dijo Yoongi mirándolo lascivo

-No iré ahí Min, no te dejaré tocarme, no hasta que cumpla mis fantasías en este momento- espetó burlón.

-¿Tendré que obligarte Park?-

-No podrías, puedo obligarte a cumplir mis deseos Min- susurró lujurioso.

-¿Cuál es esa fantasía Park? Dime ya, muero por saber que quiere mi perverso novio-

-Quiero que enloquezcas de deseo por mi-

-Eso es simple, vivo loco por tí, deberías tener otra fantasia- respondió seguro.

-Te aseguro que tengo muchas fantasías papi, y todas son contigo- exclamó mirándolo con lujuria.  Su pie seguía acariciando el miembro erguido y deseoso de su novio.

Yoongi se mordió su labio, el estímulo de las caricias lo estaban volviendo loco, parecía un adicto necesitando de su droga, una droga llamada Park Jimin,  el pequeño angel que lo hacía feliz cada día y en cada momento.
-Trae ese precioso culo aquí y déjame cumplir todas tus fantasías angel- gimió con los ojos envueltos en llamas.

-¿Sabes que te amo más que a nada en este mundo verdad? Y aunque pase lo que pase soy y siempre seré tuyo, ¿lo sabes no es así?- su voz salió pequeñita, como si tuviera miedo de no ser claro con el hombre frente a él.

Yoongi se acercó al centro del jacuzzi, tomando la mano de su pequeño y acercandolo hasta él, subiendolo sobre sus piernas, quedando uno frente al otro.
-¿Qué pasa cielo? Te conozco demasiado, estoy seguro que algo pasa y no lo quieres decir ¿por qué?- indagó mirándolo a los ojos.

-Estamos festejando nuestro aniversario en una isla paradisíaca, estamos desnudos y en un relajante jacuzzi, y vamos a hacer el amor en todos los lugares posibles, así que dejemos los problemas en casa, al menos por estos tres días, ya tendremos tiempo para preocuparnos cuando nuestra burbuja explote y volvamos a la realidad- explicó mientras comenzaba a moverse sin piedad sobre el pene del otro. Dejando que su hombre se adentrará en su cuerpo abriendo la carne a su paso, sintiéndose lleno, excitado, lujurioso. Yoongi lo llenaba de manera perfecta, tan dulce y placenteramente.
Sus movimientos comenzaron lentos, haciendo círculos con su trasero, los jadeos ahogados de Yoongi hacían que sintiera aún más deseo de moverse y sin tregua comenzó a saltar sobre su amante, haciendo que el agua formara pequeñas olas por el rudo movimiento.
Jimin jadeaba, besaba a su hombre, lo acariciaba sin premura y recibía del otro la misma atención. Cuando el placer recorrió el cuerpo de ambos, Jimin apoyó su frente sobre el hombro de su novio y sonrió aliviado al dejarse llevar por el increíble orgasmo.

Yoongi sonrió, besó la piel de su adorado angel, mientras acariciaba su espalda.
Y aunque no pudo dejar de pensar que algo andaba mal, se dejó llevar por el amor y el placer de estar con quien más amaba en el mundo.

Pasaron la tarde en la playa, envueltos en el deseo que ambos se provocaban. Los besos y las caricias inundaron el ambiente y ellos solo podían sonreír embelesados de sentir todo lo que estaban sintiendo.

Por la noche cenaron algo que Jimin preparó, tomaron algo de vino y el postre fue el cuerpo de cada uno servido en bandeja para el otro, haciendo que no  quede un centímetro por explorar, por besar, por acariciar.

Eran uno y en ese lugar nada podía hacerlos desviar de la única meta que ambos se habían propuesto, amarse hasta el fin de sus días.

Pequeño Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora