El amor de un angel

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Yoongi condujo hasta la casa de la playa. Estaba sumamente emocionado y aún más nervioso. Jimin viajaba a su lado, se miraban de a ratos y sonreían.
Bajaron y ambos caminaron hasta la casa. Yoongi lo atrapó en un tierno abrazo, intentando demostrarle con ese acto cuanto lo amaba. Jimin sonrió y le dio un cálido beso. Beso que se fue transformando y subiendo de nivel.

-¿Estás seguro?- preguntó sin dejar de besar cada parte de su piel expuesta.

-Yo... te amo- dijo bajito y muy sonrojado

-Mi corazón va a explotar, no te imaginas lo feliz que me haces al decirme eso, te amo Jimin, no te imaginas cuanto- exclamó y siguió besandolo dulce y apasionadamente.

Caminaron tomados de la mano y llegaron a la gran habitación de Yoongi.
Este lo miró y esperó la reacción de su pequeño.
Jimin lo miró embelesado y sin esperar más caminó con el otro tomados de la mano hasta la cama.

Se sentaron uno junto al otro, se acariciaron explorandose, dando dulces besos y diciendo lo mucho que se amaban. Jimin ya no quería detenerse.
-Yoon, yo nunca...

-Lo sé amor, lo sé, solo no quiero que te sientas presionado, no tenemos que hacer nada si no quieres o no estás listo, yo puedo esperarte todo el tiempo que sea necesario- exclamó mirándolo a los ojos.

-Yo si quiero- dijo bajito y muy rojo -Solo quiero que me cuides- volvió a hablar.

-Siempre amor, siempre voy a cuidarte mi angel, jamás te haría daño y mucho menos dejaría que alguien más lo hiciera-

Con todo el amor invadiendo su cuerpo, poco a poco lo fue desvistiendo, Yoongi estaba perdido al ver a su pequeño totalmente desnudo. Su cuerpo era una obra de arte y él solo quería atesorarlo. Lo acomodó sobre la cama sin dejar de verlo, de besarlo de decirle cuanto lo amaba y lo feliz que lo hacía.
Besó cada rincón de él, haciendo que tímidos gemidos salieran de sus apetitosos labios. Jimin se sentía totalmente excitado, ese hombre, ese perfecto hombre lo estaba llevando al cielo ida y vuelta.
Sus largos dedos comenzaron un camino impío hasta su trasero, trazando círculos sobre la piel, haciendo que Jimin arqueara su espalda ante tal estímulo, poco a poco y con sumo cuidado fue ingresando uno de sus dedos en su interior, Jimin jadeo, de dolor y deseo al mismo tiempo. Yoongi se maravilló con cada gesto, con cada sonido, siguió besandolo apasionadamente para mitigar cualquier dolencia. El segundo dedo entró lento y Jimin ya lo recibió más preparado y excitado, al cabo de unos minutos Yoongi habló.

-Te necesito angel, necesito estar dentro de ti- su voz era grave y encendida.

-Hazlo Yoon, no pares- gimoteo sumergido en un placer inexplicable.

Yoongi no podía parar, no ahora que él estaba ahí, que pedía más, que se dejaba llevar por la lujuria. Su miembro fue entrando lentamente abriendo la carne a su paso, Jimin era todo gemidos, sus miradas se cruzaron y Yoongi entendió que ese era el lugar que siempre había buscado entre sus amantes y jamás había encontrado antes.
El ritmo comenzó lento, casi tortuoso, las pieles quemaban y chocaban con intensidad y cuando el ritmo se volvió salvaje parecía Jimin haber dejado de lado toda vergüenza, y se entregó al placer pidiendo más y siguiendo el ritmo de manera voraz. Su esponjoso culo apresaba el pene de su amante de manera asfixiante y Yoongi se sentía en el limbo, en un abismo, su abismo. Cuando ambos no pudieron más se dejaron llevar por el orgasmo más explosivo que podrían haber creado, sedientos de amor y lujuria cayeron uno sobre el otro abrumados, satisfechos, enamorados.

Había sido la noche perfecta para Yoongi, había sido la primera vez perfecta para Jimin.

Las caricias eran dulces y suaves, los besos iban y venían llenando cada espacio, las palabras fluían por si solas y las miradas no podían ocultar el amor naciente.
Yoongi sonreía enamorado, tener a Jimin en su cama, desnudo entre sus brazos se estaba convirtiendo en su momento favorito.
Jimin lo miraba con ojos brillantes y en la bruma del placer ambos se dejaron llevar por el sueño.


La mañana los atrapó enredados, uno al cuerpo del otro.

-Amor- llamó bajito Jimin -Debo ir a trabajar-

-No, no te vayas, no me dejes, no ahora que no puedo tenerte lejos- exclamó embriagado del aroma del otro.

Jimin sonrió enamorado, pero sabiendo que debía levantarse pronto o llegaría tarde.
-No puedo quedarme, perderé mi trabajo si falto sin justificación- comentó acariciandolo.

Yoongi lo atrapó entre sus brazos, enredandolo en un beso hambriento, lo miró con ojitos de cachorrito, cosa poco común en Min.
-No te vayas, por favor- gimió en su oído

Jimin se tensó al instante, jamás pensó que unas simples palabras podían provocar tantas sensaciones en él.
-Tengo que trabajar- exclamó casi sin deseo, ya no quería despegarse de su amante, pero su responsabilidad pesaba demasiado.

-Deja ese trabajo, no te merecen, ni siquiera te dan el lugar que mereces, yo, yo puedo ponerte una flota de aviones solo para ti- comentó acariciando sus mejillas.

Jimin se puso de pie al instante, poco le importó estar totalmente desnudo.
-¿En serio?, ¿de verdad crees que quiero que me pongas una flota de aviones?, es decir ¿tu crees que estoy aquí, que me entregué a ti porque quiero algo a cambio?, yo no soy uno de los objetos que estás acostumbrado a comprar Min, soy una persona decente y te amaría aunque fueses un simple empleado, si piensas que dándome dinero me quedaré a tu lado sin hacer nada estas equivocado- sus ojos se oscurecieron a un azul intenso, la ira invadía su cuerpo, su nariz estaba fruncida al igual que su ceño, sus mejillas desbordaban de rojo, si estaba totalmente enojado.

Yoongi lo miró aún más fascinado, ¿acaso Park Jimin había caído del cielo? Pensó.
-Eres adorable, aún cuando estás enojado- exclamó sonriente

-Me voy a trabajar, si no quieres llevarme me iré caminando- espetó mientras buscaba su ropa que estaba desparramada por toda la habitación.

Yoongi lo atrapó de su cintura, lo arrastró hasta la cama y lo sentó a horcajadas sobre él.
-Si antes creía que eras perfecto ahora me doy cuenta de que eres mas que eso, no me equivoco al decir que eres un angel- dijo acariciando su rostro.

Jimin arqueo una ceja y frunció aún más su ceño.
-Dejame, estoy enojado- renegó intentando zafarse del agarre.

-Eres hermoso enojado- soltó con una gran sonrisa - Jamás pensaría que estás conmigo por mi dinero o le que pueda darte, aunque si lo desearás te daría el mundo entero, te amo como jamás creí que podía amar y anoche me convencí de que tengo la dicha de que también me amas. Si te digo que no vayas a trabajar no es porque quiera comprarte o controlar tu vida, es porque cuando me vaya a Seul quiero que te vayas conmigo, quiero que vivas conmigo y quiero que seas feliz a mi lado. Sé lo importante que es para ti trabajar, ser independiente y sobre todo ayudar a tu familia. Tu me haces feliz solo con existir y yo quiero hacerte feliz. Puedes hacer lo que quieras, pilotear un avión, hacer negocios, lo que sea, puedo dártelo y sé que te dedicarás a ganarte lo tuyo, solo no quiero que te vayas, que me dejes, no quiero extrañarte, quiero tenerte a mi lado, hacer el amor todo el tiempo y que te enamores tanto como yo estoy enamorado de ti- explicó sin dejar de verlo ni un solo minuto.

-Iré contigo a Seul, iré al fin del mundo por ti si es necesario, pero no quiero una flota de aviones, ni tu dinero, te quiero a ti Min, para siempre-

Y Yoongi solo pudo besarlo hasta quedar sin aliento.






El domingo por la tarde todo estaba listo, Jimin tenía a su lado dos valijas con sus cosas necesarias. Sus padres estaban al pie del avión despidiendolo con besos y abrazos y con promesas de visitarse pronto.
JiYong le pedía a Yoongi que cuidara muy bien a su hijo y Minha sonreía emocionada sin dejar de abrazarlos.
-Ahora eres de la familia Yoongi- dijo la mujer estrechandolo entre sus brazos.

Y Yoongi sintió una calidez que jamás había sentido.

Su vida junto a Jimin comenzaba ese día y se esforzaría porque sea la mejor de las vidas.

Pequeño Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora