Despues de mucha decidia intentando consolar a YoonGi por que un cristal del tamaño de una hormiga perforó el brazo del pelinegro y casi se le salian los organos por ahí.
- Ya te puse un curitas, levantate -.
- Pero me arde -. Se quejó, haciendo muecas de dolor ininteligibles -.
De un momento a otro, el pelicereza dejó al otro tirado en el suelo, para ir a buscar los dibujos que tanto anhelaba mostrarle.
- Cuando supe que de eso se trataba tu carrera, quise mostrarte esto, aunque me daba un poco de verguenza, estos los hice con 19 años, ya estaba más grande -. Le mostró una carpeta azul desde la lejanía -.
Se acercó y se sentó a lado del bulto de Min YoonGi.
- Mira -. Se la entregó en manos y el la tomó, la miró atentamente -.
- ¿Que cosas dibujabas JiMin? -.
- Pues, rostros, me dibujaba mucho a mi mismo -.
En cuanto abrió tal carpeta, vio muchos JiMin, de muchas edades, con distintas tecnicas, algunos eran realistas, otros eran mas animados, Yoon veía atento cada detalle.
- Pero JiMin ¿Por qué no me habías dicho esto? -.
- Ay pues no sé -. Rió -. ¿Ves que si puedo? ¡Lo más reciente son los cuadros de Pinki en la pared! -.
- ¿Me vas a hacer un dibujo? -.
- ¡Claro! -. Dijo entusiasta -. Después de que me ayudes a recoger todo este sótano ¡Tal vez podemos hacerlo! -.
- ¿Sabes lo que hay en todas estas cajas? -.
- No sé de muchas -. Sonrió -. Muchas de estas me las dieron cuando mis familiares murieron pero nunca me interesé en ver que había dentro -.
- Que raro eres, mi amor -.
- ¿Como dices que dijiste? -.