Oh, ¿Emma?

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(Sherlock P.O.V)
Mrs. Hudson se había bajado a su casa. Emma ya se metió en la cama. John estaba a mi lado, en el salón, con cara de cansancio. Era ahora o nunca.
- ¿John?- pregunté con suavidad.
- Dime- respondió este.
- ¿He sido demasiado brusco con Lestrade?
- Sí. Completamente. Un borde.
- Pero es que... Que besara a Emma me hizo sentir como si tuviera fuego en las entrañas. No lo entiendo... Tú eres médico, ¿alguna enfermedad con esos síntomas?
Él se giró bruscamente hacia mí.
- Sí, conozco una- declaró.
- ¿Cuál es? ¿Tiene cura, verdad?
- Tranquilo, es prácticamente inofensiva. Se llama tener sentimientos.
- ¿Qué?- exclamé, estupefacto- ¿yo? ¿Sentimientos humanos? Ni hablar. El sentimiento es un defecto químico, bien lo sabes.
- Oh, fíjate, al famoso Sherlock Holmes lo han derrotado...
Noté como la cara me ardía de furia y vergüenza mientras John se reía de mí.
- ¡No estoy para tonterías!- grité- ¡buenas noches!
Me levanté airadamente y me fui a mi habitación. Habrase visto semejante insolencia... ¡Patético!
*************
Me desperté el primero en la casa. Como Emma se había quedado la habitación de John, ahora él y yo compartíamos cuarto, y sólo tenía que lanzarle la almohada para despertarle y que me hiciera el desayuno.
Obviamente, protestó, y no quería levantarse, pero tuvo que ceder ante mis amenazas de ir yo, preparar el desayuno y luego hacérselo comer.
Nos levantamos y comenzamos a despejar un poco la mesa de la cocina para poner los platos.
Entonces oí un ruido proveniente de la ex-habitación de John. Era Emma.
- Ni una palabra de lo que hablamos ayer- le susurré a John.
Él asintió levemente con la cabeza, dando a entender que el mensaje estaba captado.
Emma debía estar muy cansada porque no pronunció ni un mísero buenos días. Desayunó en silencio junto a nosotros y, al acabar, se fue a arreglarse para ir a visitar a sus padres y comprobar que su hermana estaba bien.
Yo pasé todo el día investigando aquella misteriosa nota en clave. La tinta en la que estaba escrita, etc.
Ya eran casi las doce de la noche y seguía sin sacar nada en claro.
Para despejarme la mente, me despedí de John y salí a dar un paseo por la manzana. Cuando llevaba solo unos minutos caminando tuve la extraña sensación de estar siendo seguido. Decidí aprovechar mi situación de ventaja por conocer bien las calles, hice unos cuantos giros y me metí por algunos callejones hasta estar yo detrás de mi supuesto perseguidor, que estaba muy ocupado intentando recuperarme la pista como para oírme llegar.
Me acerqué a él por detrás y, cuando iba a inmovilizarlo, noté la punta fría y metálica de una pistola contra mi cabeza.
- Oh. Estúpido Mr. Holmes. No se meta donde no le llaman- dijo una voz demasiado conocida.
Emma.

Sherlock Holmes y las cien puertas (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora