Especial- Vas a casarte conmigo

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Holaaaaaaaaaaaa! Bueno, como hace poco fue San Valentín (sí, sé que fue hace un siglo ya, pero hago lo que quiero, que para algo es mi fanfic), he decidido que os voy a hacer un especial, de cuando Sherlock le pidió a Emma que se casara con él.
Pues... Espero que os guste mucho!
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(Emma P.O.V)
Estaba sentada en el salón, leyendo, cuando de repente unas manos me taparon los ojos.
- Hoy es San Valentín, ¿recuerdas?- oí la voz grave de Sherlock en mi oído.
Me aparté sus manos de la cara y me recliné en la butaca, quedando con la cara de Sherlock justo encima de la mía. Le di un corto beso en los labios.
- No me mientas, tú no recuerdas ese tipo de cosas, te lo ha dicho John- musité.
- Te equivocas, lo sabía perfectamente- contestó él, tirándome mi abrigo encima.
- ¿Y esto para qué?- pregunté.
- Vamos a salir. Juntos. Para celebrarlo.
- ¿Vas a sacarme a comer? Tú nunca me sacas a comer, ¿cuál es el truco?
- ¿Quién ha hablado de salir a comer?- abrió la puerta del piso para dejarme pasar- Hay un triple homicidio unas calles más abajo.
- Oh, ahí está el truco- reí.
Bajamos por la calle y cogimos un taxi. Ya dentro, noté que Sherlock se retorcía las manos. Estaba nervioso, quería llegar a la escena deprisa, supuse. No entendí por qué se llevaba la mano al bolsillo de la gabardina, como para comprobar que algo seguía allí.
Llegamos a la dirección. John estaba allí, con el equipo de Scotland Yard. Al vernos, sonrió y le dio un codazo a Sherlock. Ahí fue cuando empecé a sospechar que no era una "cita" común.
Entramos en el edificio, donde uno de mis compañeros nos ofreció monos para poder pasar. Sherlock lo ignoró, arrastrándome con él. John se quedó atrás, diciéndonos adiós con la mano.
Encontramos a Lestrade un poco más dentro, conversando con Anderson. Me tensé, pero Sherlock se acercó a ellos.
- Sherlock, por fin- saludó Greg- Emma.
Nuestra relación se había vuelto estrictamente profesional. No nos odiábamos, pero no interactuábamos apenas.
Anderson nos indicó una habitación pequeña, donde había tres cadáveres, dos hombres y una mujer. Uno de los hombres tenía un disparo en el estómago, algo más o menos normal, pero los otros dos... Sus cuerpos estaban destrozados, prácticamente irreconocibles. Apasionado, Sherlock se arrodilló al lado del cuerpo de la mujer. Asqueada, yo preferí ir a ver el cuerpo del primer hombre.
No parecía asesinado, sino más bien muerto por su propia mano. Estaba manchado de pólvora en la manga de la camisa y, aunque no agarraba la pistola, tenía la muñeca en una postura que podía sugerir que la había tenido en la mano.
Me acerqué a Sherlock, para contarle lo que había visto. Estaba tan absorto en el cuerpo muerto que tuve que darle un suave empujón para que percatara de mi presencia. Al moverlo, una cajita verde se salió de uno de los bolsillos. Él se apresuró a recogerla y, ante la atónita mirada de Lestrade y Anderson y la sonrisa de orgullo de John, se arrodilló frente a mí.
- No tenía pensado que fuera en este exacto momento pero... Emma, te quiero más de lo que las palabras podrían expresar. Aquella vez, cuando estuve a punto de perderte... Creí que mi mundo se caía a pedazos. Sé que sólo necesito a una persona en mi vida a partir de ahora, y te juro que si alguna vez regalo un "te quiero" a otra mujer, será solamente si ella puede llamarte "mamá". Por eso, luz de mi vida, aunque no sea el escenario perfecto, ¿quieres casarte conmigo?
No me sorprendí, no lloré, no grité, no entré en shock. Al ver esto, Sherlock se giró hacia los demás.
- ¿No debería sorprenderse? ¿Emocionarse al menos? La última vez que hice esto, Janine se desmayó.
Lestrade se encogió de hombros.
- No me he sorprendido- intervine- porque me lo esperaba. Primero, tú nunca recuerdas fechas poco importantes como hoy. Además, cuando veníamos de camino estabas raro, como angustiado. Y...- me dirigí hacia John- ¿él lo sabía, verdad? Demasiado sonriente en un homicidio.
Sherlock se puso en pie, radiante, y vino a abrazarme.
- Por esto quiero casarme contigo- sonrió.
- Eh- dije yo, bromeando- en ningún momento dije que sí.
El pelinegro retrocedió como si le hubieran disparado.
- ¿N-no... Aceptas?- balbuceó, ojos chispeantes de incertidumbre.
Entonces Anderson soltó una sonora carcajada.
- Que vergüenza, freak- dijo- ¿De verdad creías que diría que sí? Nadie puede ser tan extraño como para querer pasar el resto de sus días contigo, aunque ella es estúpida de sobra.
Tan rápido que nadie supo como lo había hecho, Sherlock sacó una pistola de los pliegues de la gabardina y apuntó a la cabeza de Anderson.
- Venga.- murmuró entre dientes- Te reto a que vuelvas a llamarla estúpida. He dañado a gente por menos, te reto.
- ¡Sherlock!- gritó John- ¡baja la pistola!
Despacio, me acerqué a Sherlock, y susurré en su oído, como él había hecho conmigo por la mañana.
- Tampoco dije que no en ningún momento.
Bruscamente, me tomó por la cintura, y arrojó la pistola detrás de nosotros.
Con tono autoritario, y sin rastro de duda ya, afirmó:
- Vas a casarte conmigo.
- Voy a casarme contigo- respondí.
Él se revolvió el pelo, sonriendo, y me besó.
Deslizó el anillo en mi dedo, y entonces no importó nada. Éramos nosotros.

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Sherlock Holmes y las cien puertas (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora