(Emma P.O.V)
Tras de que todos se fueran por diferentes direcciones, no me quedó otra opción que subir la vieja y desgastada escalinata. Era regia y solemne, lo que no ayudaba a mejorar su aspecto tenebroso. Estaba muerta de miedo pero, aunque nadie me estuviera mirando, no iba a demostrarlo.
Valientemente, comencé a subir los escalones. En la estancia solo se oían mis pisadas, y alguna que otra rata que corría por dentro de las paredes.
Cuando llegué a la cima de la escalera y me dirigí hacia la izquierda, comencé a oír unos ruidos extraños. Avancé un tramo y localicé la sala de la provenían. La puerta estaba entreabierta. Me asomé y una desagradable escena me esperaba. Un hombre estaba encadenado a la pared, gritando de agonía, mientras otro susurraba en una lengua que me era desconocida. Aunque no entendiera lo que decía, el significado era claro. Un ritual de satanismo. Disgustada, intenté separarme de la sala, pero mi consciencia me decía que debía intentar ayudar al hombre. Muy a mi pesar, tuve que dejarle en su sufrimiento. No podía hacer nada, no en este momento.
Seguí caminando por el pasillo, pasando por delante de similares salas de tortura y sufriendo en silencio. El corredor parecía interminable, y no podía soportarlo más. Agarrándome la cabeza, al borde de la locura, caí al suelo. En ese instante noté unos fuertes brazos que me sujetaban.
- ¿Sherlock?- pregunté, en un murmullo casi inaudible.
- Estoy aquí- respondió la voz. Pero no era la voz que yo deseaba oír en ese momento. Era la voz que oía todos los días en el trabajo. Lestrade.
Apoyándome en él, me puse de pie. Mascullé un agradecimiento y le pedí que me sacara de allí.
- Mi pasillo acababa aquí, ¿qué suerte verdad?- me dijo.
- Sí... Sí, una suerte- respondí con desgana.
Supongo que notó la pizca de desagrado de mi voz e interrumpió la conversación inmediatamente, solo hablando para indicarme el camino.
Llevábamos caminando un buen rato cuando surgió la pregunta:
- ¿Por qué me odias?- me dijo Lestrade, el dolor en sus ojos.
- ¿¡Cómo!? ¿De dónde has sacado que yo te odio?- respondí.
- Obviedades. Siempre que intento acercarme a tí, me alejas. No quieres aceptar que siento algo por tí. Incluso ahora, que te rescatado de las garras de la locura, te niegas a tener un poco de compasión.
- Yo... No sé que responder a eso... No pensé que te hiciera daño, porque nunca pensé que sintieras nada, no justo por mí.
- ¡Sí siento algo! Siento algo, algo muy fuerte, y no podré negarlo más. Te quiero. ¿Me correspondes?
- Greg... Yo lo siento, pero no siento lo mismo- tuve que responder.
La expresión de su rostro pasó de esperanzada a dura.
- Bien- dijo- entonces no me necesitas. Vete.
- ¡No, no digas eso. No me refería a que no te necesitara!
- He dicho que te vayas.
- ¿Cómo quieres que me vaya?
- Da la vuelta. Vuelve al otro pasillo, y que otra persona te salve de la locura. Ve ahora, o te llevaré yo.
Con lágrimas corriéndome por las mejillas, fui retirándome hacia el otro corredor. Cuando dejé de mirarle, noté una fuerte mano presionando cloroformo contra mi cara. Lo último que ví fue a Lestrade desplomándose, drogado también.
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Sherlock Holmes y las cien puertas (Sherlock BBC)
FanfictionInglaterra, Londres, 211B de Baker Street. Sherlock Holmes y su compañero John Watson se enfrentan a un nuevo caso. Una serie de asesinatos en determinados lugares y determinadas fechas, ¿tendrán algo que ver? Y,¿qué ocurrirá con la llegada de Emma...