Primera convivencia

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(Sherlock P.O.V)
No entendía la repentina decisión de Lestrade y, sinceramente, me incomodaba.
Jasmine estaba perfectamente en su país. Suficiente molestia e incomodidad fue las dos semanas que pasamos allí...
Además, estaba con Emma. ¡Estropeó mi momento especial!
Un pequeño tirón de la manga de mi bata me sacó de mis pensamientos. Miré hacia abajo y vi a Jasmine, colgada de mi brazo. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Por qué nadie le dice nada? Aunque, por la mirada que le estaba lanzando Emma, ella sí que le quería decir un par de cosas.
- ¡Nos lo vamos a pasar genial!- oí que gritaba Jasmine, histérica.
- Sí. Genial- respondió Emma, con el mismo entusiasmo.
- Me alegro entonces, chicas- dijo Lestrade. Y dirigiéndose a Emma, añadió- Emma, recuerda que mañana tienes que estar en la oficina a las ocho. Mucho papeleo.
"Vaya" pensé "no creo que haber rechazado a tu jefe varias veces sea beneficioso para tu carrera laboral"
Miré a Emma y, al parecer, pensaba igual que yo. Sin embargo, contestó educadamente:
- Allí estaré sin falta.
Lestrade cerró la puerta y nos dejó a los tres solos. La tensión se podía cortar con cuchillo hasta que Emma rompió el silencio.
- Me voy- dijo.
- ¿A dónde?- pregunté yo, pues no quería quedarme solo con Jasmine.
- Tengo perro, ¿recuerdas? Es un ser vivo, tengo que cuidarlo bien, y una de las cosas que necesita es salir a pasear.
- ¡Tenéis un perro!- gritó Jasmine de repente- ¿¡dónde!? ¡No dejéis que ese bicho se acerque a mí!
Sí... Olvidé mencionar que Jasmine odia a todos los animales. Y, lamentablemente, Arum entra dentro de esa categoría.
La declaración de Jasmine puso a Emma aún más en su contra. Frunció el ceño, para luego poner una sonrisa traviesa de medio lado.
- Pues resulta- dijo, pícaramente- que el perro está debajo de tus piernas.
En efecto, Arum, amistosa, se había metido entre los pies de Jasmine y se frotaba contra sus tobillos para que ella le hiciera caricias.
El grito que pegó Jasmine debió alertar a los vecinos, casi tanto como el salto que dio asustó a la pobre cachorra.
No pude evitar que un destello divertido cruzara mi rostro. Emma era tan digna de mi respeto, con una malevolencia que parecía desinteresada.
Recogí a la asustada Arum del suelo y se la entregué a Emma junto con su collar y correa.
- ¡Ahora vuelvo!- canturreó, y se dirigió hacia la puerta.
Dejándome solo con la mujer que más incómodo me hacía sentir en el mundo.
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No sé vosotr@s, pero creo que este capítulo es de los que peor me han salido... ¡Aun así, estas cosas tienen que pasar, y lo expliqué lo mejor que pude!
¡¡Besos, y gracias por leer!!

Sherlock Holmes y las cien puertas (Sherlock BBC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora