𝓭𝓲𝓮𝓬𝓲𝓼𝓮𝓲𝓼

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Las semanas pasaron, y los intercambios furtivos de capítulos no cesaron, acompañados de fugaces besos llenos de ansias.

Alessia al fin había leído unos pocos textos de Javier, y se sentía más cerca de él que nunca. Sabía que había abierto una puerta a una parte de él muy importante, y valoraba más que nunca cada gesto. Los guardaba con especial cariño entre los primeros borradores de su novela, lejos de ojos curiosos.

Por su parte, Javier se sentía en una nube. Los días pasaban vertiginosamente rápidos, siempre con la mente puesta en su próximo encuentro. Sus pequeñas citas siguieron de manera discreta, lejos del barrio de Salamanca y de universidades, evitando encontrarse con Marcos Médici. Para su desgracia futura, el hombre era completamente ajeno a esa nueva relación en la vida de su hija. Para él, todo seguía como siempre había estado.

Pero nada estaba como siempre. Alessia se sentía una persona nueva. Le costaba encontrar similitudes con su yo de hacía un año. Había reflexionado sobre lo mucho que le había cambiado conocer a Javi, para bien, y se sentía agradecida por haber tenido tan claro quién merecía aquella beca. Hasta la decisión más aleatoria podía cambiarte la vida: tomar un camino nuevo para ir al trabajo, quedarte un poco más en una sala de conciertos, decidir quedarte a tomar la última caña, perder un vuelo... cualquier decisión insignificante podía cambiar el rumbo de toda tu vida. Inspirada por esa reflexión, y por él, había escrito a través de Paola sobre el tema, y Javier, como siempre, había disfrutado de cada palabra.

Aprovechaban cada ocasión, por breve que fuese. Un beso en la cocina, una mirada cruzada por el pasillo, un par de horas dando vueltas en el metro o una mañana por el parque del Oeste. Daba igual que fuesen encuentros de un minuto o de cinco horas, siempre se les antojaban demasiado cortos. Siempre necesitaban más.

Así fue, que necesitando más, Alessia tejió todo un plan para poder pasar el día con él, tranquila. Con la ayuda de Dora, a la cual, por alguna razón que se le escapaba, le había costado convencer, consiguió que los Burillo invitasen a su padre a pasar el día en su casa de las afueras. Sabía que su padre no se atrevería a denegar la oferta tras no haber ido a la gala benéfica.

Su hermano fue un hueso más duro de roer. Al final consiguió que pasase el día fuera, pero Pablo acabó aceptando más por la insistencia de su hermana que por las ganas de pasar el día en casa de un amigo suyo. Se olía a qué se debía la petición de su hermana, y decidió jugar sus cartas: algún día él querría llevar a alguna chica también, y así le debería una.

Javi esperaba ansioso en el portal, deseando ver esa maravillosa figura bajando las escaleras. Frotaba sus manos congeladas entre sí. Aun con los guantes, el intenso frío le había perseguido desde su barrio hasta el portal de Alessia.

La vio bajar, cubierta por un abrigo negro y una boina francesa roja. La besó en cuanto salió del portal, sin cortarse, con la tranquilidad que les daba saber que ningún Médici andaba cerca.

—Buenos días. –murmuró el chico entre besos. Ale sonrió al notar que se quitaba los guantes para acariciar sus mejillas. Un gesto tan simple y tan tierno a la vez.

Caminaron hasta una cafetería cercana, donde desayunaron con calma. El camarero habitual que siempre atendía a Alessia se sintió sorprendido de verla por primera vez, acompañada de un chico. Sonrió divertido, observando desde la barra sus muestras de cariño. Como siempre, la burbuja especial que se cernía alrededor de los dos jóvenes era admirada solo por los más avispados.

Tuvo que escuchar las quejas de Javi durante todo el camino de vuelta por haberle pagado su desayuno. Al entrar en el portal, decidió callarle con un beso. Se separó, sonriendo.

—¿Alguna queja más? –el castaño negó convencido, con los labios entreabiertos.– Porque si quieres podemos pasarnos las próximas cuatro horas debatiendo. ¿Es eso lo que quieres? –Javier sonrió de lado, y volvió a negar, acercándose a ella peligrosamente. Esta echó a correr escaleras arriba, riendo, perseguida de cerca por un risueño Javi.

Philosophy ; [Bnet] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora