057

2.9K 440 106
                                    

"TRANQUILO":

Sus pies iban de adelante y hacia atrás, con la cabeza gacha y con sus manos entre sus piernas. El pequeño pensaba y pensaba en lo que había hecho, sin poder poner realmente una explicación a eso. Jamás había actuado así, jamás se había sentido así, jamás había deseado hacerle daño a alguien con tal magnitud, jamás había golpeado a alguien, en especial de esa manera.

Sentía esa presencia a su lado, y esa fuerte mirada un poco más lejos de él. No se atrevía a levantar la cabeza, ni para ver al maestro a su derecha ni para mirar al chico que casi le arrancaba la cabeza con la mirada. - ¿No vas a disculparte? - Escuchó la voz del adulto, del maestro que se suponía estaba cuidando de Changbin, y que de haberlo hecho bien, nada de eso hubiese ocurrido.

Minho levantó la cabeza muy poco, lo suficiente para ver a los afectados. Uno con el rostro y suéter empapados, por haberse mojado para retirar esa masa de los ojos, boca y nariz. Y otro con rasguños en la cara, varios, y su ojo derecho estaba medio cerrado por uno de los puñetazos que lanzó al azar el pequeño, sin darse realmente cuenta de que parte golpeaba. Regresó su mirada al suelo, y negó, no iba a disculparse con ese niño. Jamás lo haría.

》 Pues tendrás que hacerlo.

El de siete años frunció se ceño, arrugando de paso su nariz. No quería hacerlo, y no lo haría. Ese niño había molestado y lastimado a su hermano, y había llamado a sus padres con esa palabra que no le agrado, simplemente por la manera en la que la pronunciaron.

- No. - Sentenció, sin dejar de mover sus piernas.

Poco después, una pareja entró a la pequeña sala de espera de la dirección. Minho levantó su cabeza, para ver asombrado como sus padres entraban apurados, mirándolo enseguida. Jeongin fue el primero en llegar a él, hincándose para revisarle. Era obvio que el otro niño se defendería, pero gracias a los continuos ataques de Minho y a la inexperiencia de su contrincante, no pudo hacerle mucho al menor. Un golpe en la cabeza que vendría con un chipote después, y una raspada en el codo que se hizo cuando le empujó para quitárselo de encima. Estaba muchísimo mejor que el otro chico, principalmente porque cuando iba a regresar el ataque. Llegó el maestro a separarlos.

Luego de eso, ambos habían sido llevados a dirección, dejando a todos los demás niños confundidos y asustados por verles pelear. En especial Changbin, quien se asombró al ver a su hermano mayor defenderle, y que sintió un miedo terrible a la idea de ver a MInho siendo golpeado por el otro.

- ¡Au! - Minho gritó cuando Jeongin pasó una mano por cabeza, confirmando lo que temía. Una pequeña bola comenzaba a surgir.

- Minho, ¿Qué hiciste? - Susurró preocupado. ¿Acaso no comprendía que suficiente tenía con la situación de Changbin, para ahora sumarse esto? Miro a los otros niños, sorprendiéndose de verles en ese estado.

- Señores Bang y Yang. - Llamó el maestro con un tono de voz firme. Jeongin se levantó, para escuchar lo que tuviese que decirles. Minho suspiró, para escuchar como el adulto les explicaba con detalles lo que él sabía, que no era del todo correcto. Según él, Minho había comenzado porque ellos se acercaron a hablar con Changbin, y el niño no les tenía confianza así que atacó. Por supuesto, esa era la versión cortada por los niños de cuarto año. El maestro terminó de hablar, mencionando la sanción que le aplicaría al pequeño pelinegro.

Sus padres hacían preguntas, volteando a verles en ocasiones. Nadie le preguntaba su versión, y eso le hacía enojar. Sin darse cuenta, hizo un puchero, recargándose en la silla. Tratando de distraerse, volteó a ver a los niños, descubriendo que le hacían caras, y que se burlaban de los adultos. Minho había perdido la paciencia con ese dos. Justo cuando Jeongin trataba de explicarle al maestro que su niño era muy tranquilo, oyeron todos un grito por parte del par.

Voltearon a ver, descubriendo como uno de ellos se sobaba la cabeza, y el otro miraba asustado al niño menor, quien no traía un zapato.

- ¡Minho! - Christopher no podía creer lo que vio, y la indiferencia con la que el menor se tomaba aquello. Acaba de lanzarle su zapato a la cabeza de un niño, y le miraba sin pena alguna.

- ¿Decía? - El maestro preguntó, un tanto divertido con la situación. Le entretenía ver a los padres defender a sus hijos, sin saber que eran unos completos diablillos.

- Hablaremos con él, - Aseguró Christopher, mirando apenado al profesor. - Minho, toma tu zapato y discúlpate.

El niño se levantó, con una expresión un tanto neutral. Su frío carácter finalmente había logrado intimidar un poco a los niños, quienes estaban seguros de que estaba loco. Tomó su zapato y se lo colocó frente a ellos. - Lo siento. - Mintió, para luego regresar con sus padres.

Jeongin tomó su mano, y se lo llevó, sin despedirse ni disculparse. Christopher lo hiso por los dos, salió del lugar para ver a Jeong y Minho en el largo corredor de la escuela. Jeongin estaba de cuclillas, mirando serio al menor que, hasta ese momento, fue que consideró que lo que hizo estaba mal. No se arrepentía en absoluto, pero el simple hecho de ver a Jeong enojado le hacía sentirse decaído. Christopher llegó, imitando a Jeongin.

- ¿Podemos saber porque hiciste eso o guardaras silencio como Changbin? - Interrogó Jeongin, sintiéndose algo abrumado.

Minho no estaba seguro si debería contar la versión completa, o solo la de la pelea. No estaba seguro de contar la parte de Changbin. Optó por no hacerlo le daría hasta el fin del día para que el niño explicase del porque estaba en ese estado.

- Estaban molestando a Changbin, y yo le prometí que le defendería. - Respondió.

Eso ya lo sospechaban, pero les sorprendía ver que eran tan grandes. - ¿Eso niños le estaban molestando? - Minho asintió varias veces. - ¿Por qué?

Se encogió de hombros, logrando que tanto Jeongin como Christopher soltaran un pequeño quejido de incomodidad. - Le hicieron llorar, - Explicó, llevando sus propias manos a la mejilla para pellizcarse a sí mismo sin fuerza. - Le hicieron así.

- ¿Qué cosa les enseñan a esos niños? ¿Molestar a los más pequeños? - Jeongin se quejó en voz alta, enfadado.

Se levantó, posando ambas manos en su rostro para suspirar. Esos niños le estaban quitando años de vida con los sustos que le daban. - Vamos a casa, y seguiremos hablando Minho.

Y también se levantó, tomando la mano del pequeño. El niño hizo otro puchero, caminando de la mano de ambos padres hacia el salón para que tomara su mochila, había sido suspendido tres días y mandado a casa de inmediato. Avanzaban en silencio, cada quien pensando en distintas cosas. - ¿Quién te enseño a arrojar zapatos, MInho?

- Seungmin lo hace todo el tiempo. - Respondió el otro, dejando en claro que también el pequeño de la casa podía dar malos ejemplos a sus hermanos.  

Cosas de Padres ヅ Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora