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"PERRO":

Tuvieron que pasar seis clases de baile para que Seungmin ya no llorase cuando le dejaban, pero eso no significaba que le gustaba ir, ni que le agradara el maestro o sus compañeros, tampoco le gustaba bailar. Odiaba ese lugar, al menos, los primeros treinta minutos de clase.

No era el único sintiéndose así, Minho pensaba que todos se veían muy tontos haciendo los mismos movimientos una y otra vez. Ya en más de una ocasión él y Seungmin se habían ocultado en casa esperando que de esa manera no les llevarían a esa hora de tortura, pero salieron de su escondite apenas escucharon a Christopher amenazar con regalar unas galletas y el puff de Spiderman. No habían vuelto a intentar ocultarse.

En cambio, sus cuatro hermanitos estaban gozando mucho de esa hora de clases. Habían hecho amigos, y les encantaba incluso practicar en casa sobre la cama de sus appas, mirándose en el gran espejo que tenían.

Christopher estaba sentado en una de las sillas, escuchando música de sus audífonos, una pista que tenía que revisar para el trabajo. Una de sus manos sostenía su móvil, y la otra daba golpes en su rodilla conforme el ritmo.

La espera acabo, y la puerta donde se impartía la clase fue abierta por el maestro. El pelirosa apagó la música, guardó su móvil y audífonos en su bolsillo y se acercó a la puerta junto a otros padres. Ni siquiera había llegado a ella cuando Seungmin salió corriendo, y Minho detrás intentaba frenarle. Siempre era igual, la clase finalizaba y Seungmin huía para buscar a su appa.

Christopher le atrapó y lo cargó, causando que el niño se asustara al principio, pero apenas vio su cara se calmó y le abrazó del cuello. Tenía que aferrarse a él para que no le regresaran a esa horrible clase.

Minho vio a su padre, y es vez de saludarle, se dio la vuelta para regresar al salón. El adulto llegó a la puerta para ver como su hijo mayor tomaba a sus hermanos casi empujándolos para irse. - ¡ADIOS! - Hyunjin movió su manita despidiéndose de sus amigos.

Jisung también le imitó, y los cinco se acercaron hacia su padre. - ¡VAMONOS YA! - Regó Minho, como si debieran escapar de ese lugar lo más rápido posible.

- Sí, ahora nos vamos. - Acarició su cabello con la mano libre, para calmarle. Levantó la cabeza, encontrándose con el profesor. - ¿Todo bien?

- ¡Claro! - El joven maestro rápidamente se había encariñado con los seis niños, incluso Seungmin. - Logre hacer que Minnie bailara desde el comienzo de la clase.

Christopher sonrió al escuchar eso. - ¿Eso es verdad Minnie? ¿Bailaste mucho?

El pequeño asintió aun oculto en el cuello de su appa, sin mirarle a los ojos. Los adultos rieron, y el profesor volvió a despedirse de los infantes. - ¡Adiós Binnie! ¡Hoy te luciste pequeñín! ¡Tú igual Félix! - Los niños chocaron sus manos con el mayor y rieron antes de irse corriendo juntos a los demás.

Pronto salieron de la escuela, con los niños jugando y corriendo delante de él, Christopher fue al vehículo sin dejar de cargar a Seungmin.

Los niños reconocían a la perfección su automóvil, por lo que se dirigieron a él y aguardaron pacientemente a que su appa abriese las puertas, para ya volver a casa.

Christopher adoraba conducir escuchando las risas y cantos de sus hijos. Por eso, aun con el radio a un volumen alto, las risas de sus pequeños destacaron, incluido el pequeño Seungminnie.

Como la academia quedaba cerca de casa, Christopher dejó a los seis niños en el asiento trasero para que jugasen. Nadie iba en su sillita de seguridad. Por lo que observaba por el espejo retrovisor que los niños iban hincados observando a treves de las ventanas. Saludando y haciendo caras a algunos conductores, para luego esconderse como si no estuviesen ahí. Cada tanto tiempo, Christopher les hablaba les decía que iba a voltear a verles, entonces se sentaban correctamente para que vieran que se estaban portando bien, sin saber que todas sus travesuras eran vistas por el espejo.

Cosas de Padres ヅ Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora