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"FIN DE SEMANA":

El viernes había llegado, con él cumpliéndose dos días desde el incidente de I.N. la buena noticia era que ya no había más peleas, la mala, era porque se ignoraban.

Interactuaban lo necesario entre ellos, pues al convivir el día entero les era inevitable no tener ningún contacto. Ya no había gritos, peleas ni competencias. El único que continuaba como si nada era Seungmin, quien podía decirse estaba hasta más feliz. Se la pasaba hablando todo el día y de un lado a otro, encantado con la inactividad de sus hermanos.

Changbin y Hyunjin se la pasaban dibujando y coloreando, normalmente en el comedor o en la sala, mientras ambos mellizos, acompañados de Minho, ocupaban el cuarto jugando con sus carritos a control remoto o con sus demás juguetes.

La pareja habló con los cinco niños, sin lograr nada de provecho. Seguían molestos. Obvio no se iban a rendir, y ya estaban en el proceso de jugar una carta más para hacer que los niños se llevaran bien y acabaran las peleas.

Seungmin iba en medio del asiento para cuatro personas adultas, en su silla especial, muy seguro y "cantando" lo que sonaba en la radio. A su derecha estaba Hyunjin y a su izquierda los mellizos, los tres también en sus sillas. Los menores por tres meses jugaban con unos animales y el mayor entre ellos ya había caído dormido. Detrás de ellos, en otro asiento para cuatro, Minho iba mirando con indiferencia por la ventana, con su típica expresión neutral. Y Changbin no se quedaba atrás con miradas desanimadas, solo que él observaba el suelo de la camioneta rentada, suspirando cada tres minutos.

En los asientos delanteros, Christopher iba atento al camino de la carretera y Jeongin iba a su lado poniendo música desde su móvil mientras se comía una bolsita con gomitas por sí solo.

Ese fue el plan de Chris, compartir con los niños un fin de semana alejados de la ciudad (desde el viernes temprano hasta la tarde del domingo), para que conocieran un nuevo lugar y tal vez crearan buenos recuerdos juntos. El mayor se volteó un momento, sonriendo al verlos a todos en sus lugares. Oraría para que las cosas funcionarán de una vez, nada le alegraría más que verlos a todos convivir como verdaderos hermanos.

Los ojos inexpresivos de Minho observaban el pasar de la carretera, como cada vez se introducían en un área boscosa. Estaba decidido a no dejar que ellos arruinaran el viaje, aun sin saber cuál era el destino. Por primera vez en su vida salía de la ciudad, y aún mejor, con sus padres y hermanos mellizos. Aprovecharía cada segundo.

- ¿Ya casi llegamos? - La voz de Félix sonó por sobre la música, y Jeongin sonrió al oírle. Era la cuarta ocasión que preguntaba eso en los últimos veinte minutos.

- Ya casi Lixie, ¿Quieres una gomita? - Le preguntó Jeong. El pequeño asintió una y otra vez dejando caer sus juguetes para estirar sus manitas en la espera del dulce.

- ¡Quiero dulce! - Gritó Seungmin al ver cómo le daba un puñado al castaño. Jeongin le dio una menor porción al pelinegro, y no pudo evitar reír al ver como Félix se comía la mitad de pronto y lo demás se lo deba a Jisung para que lo guardara en el bolsillo de su suéter.

- Niños, saben que no deben poner los dulces en sus ropas.

Félix hizo un puchero y Sung los sacó para sostenerlos con sus manos para que ambos pudieran comerlas.

Mientras todo eso pasaba, Christopher entró en la zona donde pasarían tres días y dos noches. Un lugar boscoso en medio de una montaña completamente verde gracias a la temporada de lluvia y a los continuos cuidados. Una ola de bellos recuerdos llegó a la pareja, allí habían disfrutado uno de sus tantos aniversarios. Pasaron por la caseta y pagaron sus entradas y las de Minho, los demás entraron gratis al ser menores de seis años.

Luego de un intercambio de información y de una hoja que validaba la renta de una de las cabañas, el amable señor les dio las llaves del lugar donde se hospedarían y les dejó pasar.

Quienes se hallaban despiertos de los menores, observaron con sus ojitos bien abiertos a su entorno, asombrándose con tanta naturaleza junta. De pronto la emoción les embargó, y también la curiosidad.

Los dedos del conductor tamborearon al volante con una radiante sonrisa, tenía una gran confianza aquel lugar y estaba seguro de que a los niños les encantaría. Sus ojos divisaron una zona con cabañas. En total eran ocho, y estaban ocupadas tres contando la de ellos, eso lo supo al ver los autos estacionados fuera de estas.

Se estacionó, y junto a Jeong, bajó del auto. Entre los dos retiraron los cinturones de los inquietos niños, Seungmin, Jisung y Félix brincaban en sus lugares, rogando ser liberados para ver el lugar, mientras que Hyunjin apenas se tallaba sus ojitos tratando de encontrarle forma a algo de su difuminada vista. Changbin y Minho no se esperaron y se pasaron por sobre el asiento por sí mismos, para salir corriendo por las puertas abiertas.

- ¡No vayan al lago! - Gritó Jeongin provocando que frenaran.

- Papi Innie, yo quiero ver. - Jisung agarró la parte inferior de su camisa mientras tiraba de ella y brincaba.

- Iremos cuando ayuden a bajar las cosas y las metamos a la cabaña. - Les dijo, y los niños accedieron de mala gana.

Jeongin y Christopher se miraron contentos por el entusiasmo de los menores. Les esperaba un gran fin de semana.   

Cosas de Padres ヅ Stray KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora